En las últimas horas hemos asistido en Cataluña a la
intervención de la Guardia Civil en calidad de “policía policial” por orden del
juez de Instrucción número 13 de los juzgados de Barcelona con el respaldo del
Tribunal Constitucional. La Generalitat sin pudor lo ha denominado como “agresión carente de amparo legal del Estado de derecho”.
Además se ha procedido a diversos registros referentes al referéndum ilegal del
1-0 (del uno de Octubre).
Todo ello días después de la
derogación del proyecto constitucional y del Estatuto por un parlamento catalán
donde saltándose todos los reglamentos se vota sin la presencia en la cámara de
la representación de la mayoría de los catalanes y en pleno clima de
intimidación que estas últimas semanas ha llegado al límite.
En plena era de la posverdad (los hechos se rigen por la
creencia emotiva superior aunque no respondan a la
realidad) la protesta política se canaliza a través de populismos a izquierda y
derecha o en nacionalismos (que es una forma anterior de populismo que afirma
que un hecho casual como la procedencia incide en el ADN y en cualidades éticas
y psicológicas).
Una falacia como el
nacionalismo y su victimismo hay que entenderla como la canalización de una
protesta política, en el resto de España esta se ha canalizado a través de
populismos que han sabido mutar de nacionalistas a extrema izquierda
dependiendo del territorio: es el caso de Podemos.
Toda esta historia comienza tras
la victoria de Artur Mas en las elecciones al Parlamento de Cataluña en 2010; acosado
por la corrupción aprovecha el contexto en 2012 para reclamar para Cataluña un
trato fiscal de privilegio en el llamado “Pacte Fiscal” que el gobierno de
Mariano Rajoy rechaza. Tras la reunión en la que Artur Mas había entrado por
una puerta del Palacio de la Moncloa pidiendo el Pacte Fiscal y salido por la
otra reclamando la independencia, se precipita convocando Elecciones
Autonómicas otra vez ese mismo 2012 calculando que con una mayoría absoluta
clara y controlando los movimientos secesionistas, financiándolos y
manejándolos podrá lograr una posición de fuerza hacia el Gobierno de España
bajo la amenaza de independencia.
Los errores de cálculo del President no acaban aquí, pero
mientras moviliza las calles en una absoluta invasión del espacio público y
privado, organiza manifestaciones multitudinarias propias de regímenes
autoritarios y comienza un aplastamiento del concepto de ciudadanía y sus
derechos que ve como progresivamente es degradada de ciudadano de un Estado
democrático a pueblo de una causa superior. Todo ello en el contexto de una derrota
electoral que podría haber servido para rebajar tensiones pero que acaba en una
huida hacia delante que acabará en un enfrentamiento total con las
instituciones del Estado, incluidas las jurídicas por el constante
incumplimiento de la legalidad vigente. Lo que había comenzado como una
operación insolidaria que buscaba más dinero se había transformado ya en un
viaje a ninguna parte.
En 2015 se convocan de nuevo Elecciones Autonómicas pero
esta vez como novedad el independentismo aparece con una lista unitaria de CDC,
ERC y las entidades soberanistas, bautizada como Junts pel sí, que no obtendrá
la victoria, caerá de manera muy importante en voto respecto a lo que habían
obtenido ambas formaciones anteriormente y necesitará de un pacto con los
antisistema de la CUP para formar gobierno que lo harán a cambio de la cabeza
de Artur Mas aunque sorprendentemente aceptan la presidencia de Carles
Puigdemont, Alcalde de Girona, al que la misma CUP había denunciado en los
tribunales por un grave caso de corrupción que se encuentra en trámite
judicial.
Estamos en 2016 y un año más tarde Artur Mas es condenado por desobediencia a dos años de inhabilitación
y meses después se convoca desde la Generalitat el segundo y supuestamente
definitivo referéndum para el 1 de octubre de 2017 que por supuesto recibe la
prohibición del Tribunal Constitucional.
Estamos a una semana de
dicha consulta, el Estado democrático como no podía ser de otra forma ha
intervenido para impedirlo. Pero a esta hora, si algo es seguro, es que la
falacia del nacionalismo catalán ha servido para dividir en dos de manera
dramática a los catalanes, que les ha rebajado su condición de Ciudadano a
Pueblo y el daño a la imagen de Cataluña y a su bienestar es irreparable.
La independencia es inviable
y no sucederá, pero veremos cuanto más nos dejamos en este absurdo que comenzó
por los errores de cálculo de un político que además venía de una de las tramas
de corrupción más graves que se han dado en Europa en las últimas décadas. Solo
un año antes, cuando la protesta política en Cataluña se canalizaba a través de
los llamados “indignados”, Artur Mas entraba en helicóptero en el Parlament
para evitar a los manifestantes y huía en coche por las vías del tranvía para
no ser asaltado. Esa, la capacidad de transformar la protesta social en
nacionalismo ha sido su único éxito, el que le ha costado a su partido la casi
desaparición tras décadas de saqueo y pujolismo, su mentor, y que hoy ha
colocado a Cataluña al borde del precipicio y en manos de personajes de nula
talla como Puigdemont, Junqueras....
Se calcula que se han podido
gastar 6,2 millones de € solo en la consulta, el precio del Procés en dinero
público sería incalculable.
En EL POLEMISTA podrán encontrar gran cantidad de reseña
sobre el tema -alguna en catalán- y también comentarios de antes y después del
Procés de diputados nacionalistas, lo que da idea de cómo un proceso de arriba
abajo sin inicialmente ninguna pulsión popular ha podido llegar hasta donde
estamos.
ÍNDICE COMPLETO DE EL POLEMISTA: http://elpolemista.blogspot.com.es/2017/08/indice-completo-hasta-septiembre-2017.html
SOBRE CATALUÑA EN EL POLEMISTA:
Micronacionalismos,
de varios autores, y, siete causas que subyacen: Valle de Arán, el Bierzo,
Olivenza, La Moraleja, Cartagena, Petilla de Aragón y la Isla de los Faisanes.
Dioses útiles, naciones
y nacionalismos de José Álvarez Junco, Breve historia del mundo de Juan Pablo
Fusi, y, necesitados de análisis racional.
¿Cataluña en la
encrucijada? No lo creo. Por Jorge Navarro Cañada
La gran vergüenza
(La gran vergonya), ascenso y caída del mito Jordi Pujol de Lluis Bassets,
Espías de Franco, Josep Pla y Francesc Cambó de Josep Guixà, y, presente y
pasado de un proyecto extractivo.
1714 Cataluña en la España del siglo XVIII de
VVAA, y, la Diada de la frustración.
Paciencia e
Independencia de Francesc de Carreras, y, “avui paciencia, demà independencia”.
Anatomía de un
desencuentro o Anatomia d’un desengany de Germà Bel, y los números de Artur
Mas.
Burgesos
imperfectes de Jordi Gràcia, y, la defensa de la disidencia intelectual.
El nacionalismo ¡vaya timo! de Roberto Augusto,
y la trampa nacionalista.
Cataluña ante
España de Albert Balcells, y la necesidad de diálogo entre Cataluña y el resto
de España.
La Catalunya
Soviètica de Ramon Breu y la fascinación revolucionaria de 1917.
Residuals o
independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.
Noves glòries a
Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?
La mort de Bèlgica
de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán
Catalunya, España. Encuentros y desencuentros
de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.
La España de los
otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.
España, capital
París de Germá Bel y el debate autonómico
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/01/espana-capital-paris-de-germa-bel-y-el.html
La excesiva agitación y calentamiento del procés y el incumplimiento sucesivo de las leyes además de la disolución unilateral del Estatut vigente, además de ir destrozando la empatía y simpatía entre catalanes y entre éstos y el resto de ciudadanos españoles ha sido interpretada también por una parte de la oposición española como una movilización legítima. Esta oposición no ha dudado de tachar a España como estado agresor denunciándolo incluso en Bruselas. Este daño también es irreparable porque esta parte de la oposición entiende la democracia y el derecho a votar como el privilegio de unos y el pisoteo de otros, y además ha logrado convencer a 5 millones de ciudadanos para su causa. Mucho trabajo le queda a las fuerzas políticas empezando por el PP que debería reflexionar sobre la conveniencia y oportunidad política de ensuciar (porque nadie se lo ha cargado) el Estatut con la maldita recogida de firmas hace años que irritó a muchos ciudadanos, si bien no creo que esto sea claramente el detonante de este estallido. Y a los ciudadanos de Cataluña, independentistas o no, hombre, claro que tienen derecho a votar y han votado más de 40 veces desde la restauración de la democracia, pero para este tema que nos concierne a todos y no sólo a ellos sería hora de ir bajando el tono y buscar el entendimiento sin percibir al resto de los españoles como agresores ni opresores.
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