Ciertamente más que una biografía es un homenaje, una
verdadera declaración de amor este Los
tesoros de Bruce Springsteen (Ed. Libros Cúpula [Planeta]) de su autora al
artista, y desde luego resultará irresistible para cualquier fan de
Springsteen.
Con más de cien imágenes que abarcan toda la vida del
cantante magníficamente editadas, diez documentos extraíbles que incluyen desde
posters a copias de entradas o fotografías personales, esta edición supera con
mucho el concepto de libro y pasa a la pura y dura memorabilia.
Al borde la hagiografía, Meredih Ochs repasa la vida del
autor desde su infancia como niño enclenque católico y jugador de béisbol, “el
catolicismo le aportó una rica vida espiritual, pero además le dio una temática
para sus canciones, un punto de referencia para su conciencia y también algo
contra lo que rebelarse. A menudo ha explicado que la institución religiosa no
estaba hecha para él: Cuando iba a tercero, una monja me metió en un cubo de la
basura debajo de su mesa porque, según dijo, ese era mi lugar. También tuve el
mérito de ser el primer monaguillo al que un cura le pegaba durante una misa.”
A los nueve años su madre Adele le regaló su primera
guitarra, después la segunda, una Kent y llegaron los grupos de adolescencia en
los que la tocará como los Rogues. En 1965 llegarán los Castiles en un contexto
de enfrentamiento familiar entre Bruce y su padre que tendrá posteriormente una
gran influencia en su obra. El lector en esta primera parte del libro ya habrá
disfrutado de la copia de la hoja de reclutamiento y de cómo se salvó de ir a
Vietnam o el poster con la foto de The Castiles, también lo hay de la Steel
Mill.
Bruce necesitaba huir de Freehold y lo hará a Asbury Park
donde encontró músicos que compartían su dedicación y conoció a Mike Appel, uno
de los personajes esenciales para comprender los inicios del artista, de un
lado por su codicia, de otro por su entrega a Bruce sin la que probablemente
nunca habríamos disfrutado de él.
Llegaron
discos como Greetings from Asbury Park,
N.J y The Wild, the Innocent &
the E. Street Shuffle (1973). Un año después Bruce y la E Street
Band seguían tocando en universidades, bares y pequeños teatros antes de la
llegada de Born to Run, antes ya Jon Landau había entrado en su vida tras
publicar su famosa frase en la revista Rolling Stone, “vi el futuro del
rock’n’roll y se llamaba Bruce Springsteen”.
Born to Run fue no
solo el disco que le catapultó a la fama, sino también su transición artística,
cambios en su banda y la evidencia de que su contrato con Apeel le perjudicaba.
Darkness of the Edge
of Town (1978) capturaba ese periodo de su vida y tenía un tono mucho más
poético, fue sin duda un punto de inflexión emocional y musical, su gira fue
explosiva, muchos creemos que su mejor momento musical aunque Darkness fue mucho más un éxito de
crítica que de ventas. No así The River que
lo cambió todo, durante las siguientes tres décadas y media, diez de sus discos
volverían a alcanzar el nº1.
“La gira The River
marcó un cambio en Springsteen. Su conciencia social se convirtió directamente
en causa política. Poco después del desastre nuclear de Three Mile Island, se
ofreció a participar en el concierto No Nukes en 1979 en el Madison Square
Garden de Nueva York (…) Una noche después de la elección de Ronald Reagan en
1980, Bruce se subió al escenario en la Arizona State University y dijo: no sé
qué opináis vosotros sobre lo que
ocurrió anoche, pero creo que es bastante espantoso”.
A esta altura el lector ya habrá disfrutado con los
diferentes documentos que se adjuntan y topará con una preciosa foto que
capturó Joe Sia a Bruce y a Clarence en agosto de 1976. Más de uno la enmarcará,
lo merece.
“Un día llegué a casa y pregunté a mi madre si éramos
republicanos o demócratas. Dijo que éramos demócratas porque estaban con la
clase trabajadora.”
Llegaba Nebraska,
su disco más oscuro y sombrío, sus personajes transmiten sus opiniones en un
momento complicado. Acústico y difícil, alcanzó el nº3 en el Bilboard Top 200
en pleno proceso depresivo del artista.
Y pudo ser un disco con banda, de hecho convocada esta para
hacerlo en 1982, acabaron grabando la mitad de lo que sería después Born in the USA. Y así, en plena etapa
autodestructiva se transformó en una mega estrella mundial del rock, ganador de
su primer Grammy y grabó con Brian de Palma el video de Dancing in the Dark (1984) y triunfó también en la MTV.
Por entonces Bruce Springsteen ya es un multimillonario con
mansión, estudio propio y colección de coches y en terapia para superar sus depresiones
y un año después se casará con la ex modelo y actriz Julianne Philips y Tunnel of Love (1987) explorará temas
relacionados con la ilusión y la frustración que hay tras esa relación que
acabaría un año después.
La gira Tunnel of Love
Express precedió a la internacional Human
Rights Now! de Amnistía Internacional por los Derechos Humanos.
“En 1989, Bruce llamó a cada miembro de la banda a su casa.
Fueron llamadas difíciles, con reacciones distintas en cada caso, Clemons
sintió rabia, mientras que Weinberg afirma que no le sorprendió, ya se podía
intuir desde hacía un tiempo. Dejamos de tocar juntos durante diez años
–explica Bruce- . En parte porque me había quedado sin ideas sobre la dirección
que debía tomar la banda pero, además, creo que todos estábamos un poco
cansados los unos con los otros. Es normal que ocurriera algo así.”
En esa época la relación con Patti Scialfa se materializa y
en 1990 nacería su primer hijo, cuatro años después el tercero. En 1992, Human Touch y Lucky Town dos discos incomprensibles fuera del contexto en el que
aparecen.
Bruce define los noventa como “sus años perdidos”
artísticamente, no obstante recibió un Oscar por Streets of Filadelfia y entró en el Rock and Roll hall of Fame.
La conciencia política de Springsteen iba en aumento y así
llegó The Ghost of Tom Joad con
inspiración en John Steinbeck aunque él admitía hasta ese momento solo haber
visto la película de John Ford; un acústico como Nebraska pero mucho más
desesperado y social.
En 1995 Bruce había pasado una temporada con la E Street
Band promocionando Greatest Hits
incluido Steve Van Zandt que la había abandonado antes por desacuerdos en el
rumbo que Springsteen había tomado en la etapa de Tunnel of Love (esto no lo cuenta este Los tesoros de Bruce Springsteen).
Las canciones de The
Rising habían sido compuestas en parte a finales de los noventa muy
influidas por el sentimiento de pérdida tras la muerte de su padre, pero la
tragedia de los atentados contra el World Trade Center el 11 de
septiembre de 2001 las transformaron en un disco capaz de dar respuesta a la
tragedia sin caer en la sensiblería ni el nacionalismo y aportando simbología
religiosa y espiritual que con el tiempo sigue creciendo. En su día, nuevo
Grammy, éxito de ventas y comienzo de nueva etapa en la carrera de Bruce
Springsteen.
Amadou Diallo, un inmigrante guineano de veintidós años que
vivía en Nueva York al ser parado por cuatro policías saca su cartera para
identificarse y es acribillado a balazos. De ahí sale American skin (41 Shots), un
tema que incorporado a la gira reunión del 2000 y cantada por todos los
miembros del grupo ejemplifica a la perfección la nueva era de Bruce
Springsteen y las E Street Band. Eso sí, Bruce no dejó de pagar un precio
político por ella incluida la sonora pitada de parte de su público al
interpretarla. Para colmo su apoyo decidido al demócrata John Kerry en las
elecciones presidenciales 2004 no le salió bien. Se resarciría después con
Barak Obama.
Devil & Dust
llegaría un año después, oscuro y difícil como Nebraska o The Ghost of Tom
Joad, la guerra de Irak merecía un espacio en su carrera.
Todavía queda mucha obra de Bruce aunque a estas alturas
Meredih Ochs acelera el paso y da rápido carpetazo a lo que queda, eso sí,
llega hasta High Hopes (2014). Es sin
duda una oportunidad perdida, hay discos como We
Shall Overcome: The Seeger Sessions, que pasa de puntillas y no está bien
contextualizado; tampoco Magic
(2007) ni Working on a Dream (2009) o
Wrecking Ball (2012).
Y malas noticias, Danny Federici nos dejaba en 2008 y
Clarence Clemons lo hacía en 2011 y el huracán Sandy arrasaba su querida Asbury
Park en octubre de 2012. Estas pérdidas se produjeron durante un periodo de
evolución creativa prolífica y efectiva de Springsteen, nuevos sonidos se
incorporan a sus discos.
Este Los tesoros de
Bruce Springsteen cierra con las palabras que colgara en su web en 2014
como agradecimiento a la gira de Wrecking
Ball y High Hopes junto con el
corto que había rodado con Thom Zimny Hunter
of Invisible Game:
“Los últimos dos años o más y los casi 170 conciertos que he
hecho me han cambiado la vida. Gracias a vosotros, nos hemos aficionado todavía
más al poder transformador del rock’n’roll. Nos habéis ayudado a darle una
nueva vida a la E Street Band. Nos tomamos esta nueva época con alegría.
Tenemos un objetivo y muchas ganas de seguir dándoos lo mejor en el futuro.”
El libro acaba con su correspondiente bibliografía y los
necesarios créditos fotográficos, en ese sentido el Los tesoros de Bruce Springsteen en una edición incontestable.
Esta de Meredith Ochs no será una biografía memorable de Bruce
Springsteen, pero es un libro que poner encima de la mesa y leer, tocar, abrir,
cerrar, sacar sus tesoros y disfrutar, imprescindible para el fan de Bruce y
que con total seguridad estas navidades va a tener su sitio muy especial.
En su día en El Polemista ya se trató en profundidad Bruce Springsteen en España de Jordi Bianciotto y Mar
Cortés (http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/05/bruce-springsteen-en-espana-de-jordi.html) y el maravilloso Outlaw Pete de Bruce Springsteen y Frank Caruso (http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/12/outlaw-pete-de-bruce-springsteen-y.html).
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