Sano y salvo (Ed. Los libros del lince) de los médicos Juan Gervás y Mercedes Pérez Fernández es toda una apuesta por el cambio del modelo sanitario vigente en Occidente. ¡No puede ser más alternativo! Lean:
“El apetito insaciable de servicios sanitarios (preventivos y curativos) por pacientes y poblaciones tiene un precio, no sólo monetario, pues la actividad del sistema sanitario termina siendo la tercera causa de muerte, como se ha demostrado en Estados Unidos, donde causa unos 225.000 muertos anuales. En España, y sólo respecto a los medicamentos, se calculan unos 19 millones anuales de efectos adversos, de los que un millón son graves y en el 0,65% mortales; es decir, provocan la muerte a unos 6.500 pacientes. En el mundo, se ha demostrado que las huelgas de médicos se asocian al descenso de la mortalidad general de hasta el 45%.”
Pues sí, así de interesante, arriesgada y discutible es la lectura de este libro, pero su máxima es mucho menos agresiva: la atención sanitaria está para atender necesidades reales y como tal se ha de utilizar con precaución, solo cuando es realmente necesaria.
Y para ello lanzan un reto aun mayor como es la denuncia de los usos industriales vinculados al mundo sanitario. Farmacéuticas, tecnológicas, alimentarias, medios de comunicación… son todo un desarrollo industrial al servicio de la creación de enfermedades capaces de crear mercados y consumidores para el modelo impuesto de ciudadano sano donde la eterna juventud y cierto halo de inmortalidad prevalecen.
Una prueba de lo polémico del tratado:
“Domina el discurso intolerante contra los antivacunas, y cualquier brote epidémico se interpreta como consecuencia de su actitud.
Ello es más intenso en una sociedad como la española, en la que los expertos en vacunas y los grupos financiados por la industria se multiplican sin cesar, se mantiene la verticalidad de las decisiones vacunales, se explota el miedo a la vulnerabilidad y se demuestra escaso o nulo interés por las valoraciones críticas de vacunados (y de sus responsables legales) y profesionales.”
Sano y salvo está organizado en cuatro secciones, donde si bien la primera desarrolla esta visión más ideológico-filosófica de la sanidad que parte de la idea de que salud es mucho más que biología y que el entorno ambiental y social son determinantes, las dos siguientes se entregan de un modo práctico y claro a la prevención primaria y secundaria, (repito, prevención). Posteriormente, el libro aborda el impacto de la, ¡otra vez medicina preventiva!, que en realidad es una reivindicación de la medicina que se adelanta a la enfermedad pese a la medicalización de la sociedad, y por último, la obra se sintetiza a si misma:
“En tiempos en que se precisa de una medicina personalizada, de una medicina centrada en la persona para responder con ciencia y humanidad a la singularidad de pacientes cada vez más complejos, la respuesta que se ofrece es la de la genomancia, la genética pronóstica y la farmacología personalizada. Es decir, más biología, más prevención y más tecnología sin ciencia y con olvido de los determinantes ambientales y sociales. El predominio del diagnóstico y del tratamiento biológico, y de su tecnología, olvida que la calidad científica médica incluye la calidad humana, además de la técnica.” En suma, vivir disfrutando de la vida y del grado de salud que tengamos porque, los médicos están para tratar la enfermedad y no para la intervención innecesaria.
Por la naturaleza de este blog centro la atención en la parte filosófica de Sano y salvo, pero no olviden que aquí encontrarán explicaciones que van desde el absurdo de la ingesta constante de agua hasta la prevención de los distintos tipos de cáncer, la hipertensión, la menstruación…
Pues eso, “¡no se mida el colesterol, sea feliz!”
En fin, este libro quizá peque de exceso en la denuncia y
ponga el acento en su génesis antisistema más que en la puramente científica,
pero también supone una denuncia necesaria a la relación paranoide que nuestras
sociedades mantienen con la enfermedad y por extensión con su sistema
sanitario.
También editado en Los libros del lince, ¿Quién teme al copago? de Jaume
Puig-Junoy es un libro muy diferente, mucho más técnico, aunque también
destinado a uno de los aspectos fundamentales de la sanidad como no podía ser
de otra manera en un especialista en economía de la salud y del medicamento: su
financiación.
Y no esperen de este libro una postura maniquea respecto al
copago, el evidente protagonista del texto como su nombre indica: “Un mecanismo de copago diseñado de forma adecuada tiene varias ventajas que indican que puede contribuir a la mejora potencial de la eficiencia. Si se diseña y aplica de forma inadecuada, como veremos más adelante, será peor el remedio que la enfermedad. Los copagos establecen, tal y como se ha indicado, una relación directa entre el coste y los servicios obtenidos (al menos sirven para obligar a los individuos a comparar costes con beneficios) y, por lo tanto, pueden incentivar la revelación de preferencias que facilita la provisión óptima de bienes y servicios. Los copagos mejoran la responsabilidad en la medida en la que aumenta la visibilidad y la transparencia sobre el coste de los servicios públicos.”
Pero no se asusten, este libro no es un alegato en defensa de aberraciones sociales y democráticas como las sufridas por la ciudadanía madrileña y catalana como el “euro por receta” aunque el autor en alguna entrevista (elglobal.net) apela al victimismo de la financiación autonómica para justificarlo (a la catalana, claro, en esto también hay particularismos aunque parezca asombroso). Ciertamente, Cataluña primero y Madrid después han recurrido a semejante copago para chantajear al Estado usando a sus ciudadanos como rehenes porque su lógica de financiación consiste en que “quien más tiene, más debe recibir”. ¡Esto es mío, claro! Pero en fin, al tema:
Tampoco se apoya aquí el copago que reformado en julio de 2012 el Gobierno Rajoy imponía a las recetas en España por el cual se fijaba un porcentaje sobre el precio y con un techo de gasto solo para los pensionistas, y es que Jaume Puig-Junoy lo deja claro:
“A medio y a largo plazo, mal camino es el copago, sea farmacéutico o asistencia, si lo único que quiere es recaudar, ya que puede ser mayor el coste que el beneficio.”
Así, y tras un profundo análisis técnico con toda una exhibición de erudición en los aspectos técnicos y económicos del asunto, el autor propone la aplicación del copago como incentivo. Por ejemplo copagos diferenciales en los medicamentos según su efectividad y/o según su relación coste-efectividad y que podrían ser importantes a la hora de que paciente y médico elijan con mayor frecuencia los medicamentos preferenciales siguiendo este criterio. Esto es, no aplicarlo en genéricos y esenciales pero sí en los medicamentos que salgan de este grupo. Y es curioso, porque como efecto secundario de la medida se han dado casos donde las propias empresas farmacéuticas han preferido subvencionar a través de vales descuento sus medicamentos para igualarlos a los genéricos.
El debate obligado en este caso estaría relacionado con el precio de los medicamentos y la discriminación del paciente según su renta al recibir distintos tratamientos en un sistema público de salud, pero en cualquier caso esta duda que planteo yo es más ideológica que técnica y este libro se sitúa claramente en el plano de lo segundo.
Sin duda este ¿Quién teme al copago? está destinado a formar parte del debate sobre la cuestión y sería deseable que las autoridades sanitarias que tan vehementemente y por motivos puramente ideológicos camuflados en necesidades económicas están desarticulando la sanidad pública, universal y gratuita que tanto tiempo y esfuerzo ha costado garantizar en España y que tenía un coste muy razonable, al menos barajen opciones intermedias como la que plantea este libro.
Me parece muy interesante, y muy esclarecedor de como hay que actuar.
ResponderEliminar