Escribo estas líneas cuando Costa Rica intenta por todos los
medios frenar la oleada de 400.000 nicaragüenses buscando refugio tras la
brutal represión que el dictador Daniel Ortega ha ejercido en los últimos
meses, solo entre el 19 y el 21 de abril de 2018 con la muerte de 450
manifestantes y más de 2.500 heridos. Se suma que este fin de semana se celebra
la Cumbre Iberoamericana en Guatemala y si bien Ortega había anunciado su
presencia, de momento la ha retrasado y no es segura su presencia; en ella será
un completo paria entre los líderes latinoamericanos solo apoyado por el bloque
bolivariano ahora en considerable minoría.
El preso 198 (Ed.
La Prensa), solo editado de momento en Nicaragua con ataques a las librerías
que se atreven a venderlo, es una investigación periodística de 5 años en el
que su autor hace toda una radiografía del que para bien o para mal es uno de
los personajes más importantes de la historia de Nicaragua.
Daniel Ortega ha sido muchas cosas: Boy Scout, monaguillo a
punto de sacerdote, activista violento, revolucionario, asesino, exiliado,
preso, guerrillero, caudillo, cuatro veces presidente del gobierno, corrupto…
antes de ser el dictador que es hoy.
La cárcel como elemento esencial, “Ortega arrastra con él la
cárcel. En toda su vida. Su primera escolta personal incorporó al menos a tres
de sus antiguos carceleros. Su seudónimo más usado, “Enrique”, es el nombre de
uno de sus guardias con quien hizo amistad en la prisión.
Construyó en su casa y en sus oficinas recreaciones de
celdas para aislarse. Sus amigos más cercanos son aquellos con quienes
compartió prisión, e hizo de sus hábitos de prisionero su sello personal de
gobierno y la forma para interrelacionarse con los demás.” Así entenderán el
título y la cubierta (portada) del libro.
Fue Rosario Murillo, esposa de Ortega desde 2005 y
vicepresidenta de Nicaragua desde 2017, la que aportó al dictador lo que le
faltaba. La compenetración es absoluta.
Los últimos 30 años de Daniel Ortega incluyen la derrota
electoral de 1990 que vivió como una traición del pueblo que no pudo
comprender. Cuatro años después el infarto, un duro golpe para alguien que disfrutaba entonces de su
comida favorita, el cerdo, los dulces y el helado que gustaba mezclar con Coca
Cola, normalmente comía de pie. Añado estos detalles para que el lector se dé
cuenta de lo detallado del perfil que es este El preso 198.
“El infarto que sufre en 1994 modifica todos sus hábitos de
vida. Ya no puede seguir comiendo como antes ni haciendo ejercicio como lo
hacía. El temor a la muerte empieza a apoderarse de él. Fue un ataque pasivo.
Visitaba Cuba para un chequeo médico de rutina y es ahí donde le advierten que
ha sufrido un infarto. Murillo no lo acompaña porque tiene pánico a los
hospitales.”
En 1998 la denuncia por abusos sexuales de Zoilamérica
Narváez Murillo, hija de Murillo e hija adoptiva de Ortega (luego exiliada en
Costa Rica) estuvo a punto de destruirlo políticamente, fue el apoyo de la
madre de la denunciante lo que le salvó.
Esta fue parte de la denuncia que también aporta el libro:
“Daniel Ortega Saavedra me violó en el año de 1982. No
recuerdo con exactitud el día, pero sí los hechos. Fue en mi cuarto, tirada en
la alfombra por él mismo, donde no solamente me manoseó sino que con
agresividad y bruscos movimientos me dañó, sentí mucho dolor y un frío intenso.
Lloré y sentí nauseas. Todo aquel acto fue forzado, yo no lo deseé nunca, no
fue de mi agrado ni consentimiento (…) Él eyaculó sobre mi cuerpo para no
correr riesgos de embarazos, y así continuó haciéndolo durante repetidas veces;
mi boca, mis piernas y pechos fueron zonas donde más acostumbró a echar su
semen, pese a mi asco y repugnancia.”
En 2001 el Juzgado Primero del Crimen de Managua, a cargo de
la ex guerrillera Juana Méndez, de probada lealtad al FSLN, sobreseyó el caso;
en su día la juez Méndez en las fiestas sandinistas lucía orgullosa camisetas
con la cara de Ortega.
Será la recientísima rebelión de 2018 donde todo el
entramado del poder se viene abajo y los nicaragüenses se echan a las calles.
Por primera vez Murillo y Ortega pierden el control y solo salvan de momento el
gobierno con una brutal represión. Y todo comenzó con una protesta pacífica
contra la reforma de la Seguridad Social.
Hasta antes del 18 de abril de 2018 había funcionado más o
menos bien, las encuestas le daban entre el 60% y el 70% de simpatía de la
población, estableció de facto una especie de apartheid, para los ciudadanos
afines todo tipo de ventajas sociales, judiciales… e impuso el discurso de
Nicaragua como país más seguro de Centroamérica con mayor crecimiento. Fabián
Medina Sánchez lo sintetiza en una frase: “denme sus libertades y les daré paz
y prosperidad”.
Y en el epílogo el autor sentencia:
“El orteguismo solo es el somocismo con otro nombre, igual
que el somocismo solo fue otra versión del zelayismo. Nicaragua no cambiará
solo porque se vaya Daniel Ortega del poder. Cambiará cuando existan leyes e
instituciones fuertes y, en consecuencia, deje de haber hombres fuertes.
Con la revolución sandinista en general, y con Daniel Ortega
en particular, se perdió una oportunidad histórica para ese cambio.
Será decisivo este El
preso 198, un perfil de Daniel Ortega de Fabián Medina Sánchez en los
análisis futuros sobre la figura de Daniel Ortega, se trata de un retrato
periodístico de extraordinario valor, y estoy seguro que el desenlace pronto de
su dictadura lo hará aún más valioso.
Según el Banco Mundial, debido a la crisis política que
sufre Nicaragua, el PIB del país se contraerá 4% este año y 1% en 2019, será la
única economía que decrecerá en Centroamérica pues debido a la
crisis política y social en la que se encuentra el país desde el pasado mes de
abril, para 2018 se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) disminuya
3,8% respecto a 2017.
La edición es humilde aunque de buen formato para este tipo
de libro, además cuenta con numerosas fotografías, se hubiera agradecido el
índice onomástico.
Noticia aparecida pocas horas después de la publicación de esta reseña:
ResponderEliminarCUMBRE IBEROAMERICANA
Ortega cancela su participación en la Cumbre Iberoamericana de Guatemala
El presidente de Nicaragua profundiza el aislamiento de su país tras las protestas de mayo
https://elpais.com/internacional/2018/11/16/america/1542377462_746298.html