No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 17 de junio de 2024

La comunidad judía francesa; entre la inquietud y la duda ante unas elecciones Legislativas decisivas, por Jorge Navarro Cañada.

La comunidad judía francesa – en torno al medio millón de personas, la más grande de Europa- ve con ansiedad unas elecciones en las que, como otros colectivos en Francia, creen que van a perder igual pase lo que pase; a la ira en la que está sometida el electorado galo se suma la desconfianza en sus minorías. Y no es para menos.

El “último” judío con papel destacado en la política francesa ha sido el candidato del Parti Socialiste (PS), Raphaël Glucksmann, ha obtenido un meritorio 14% del voto en las Elecciones Europeas. Hay un pasado entre el socialismo y los judíos galos, en Francia a nadie se le ha olvidado que los socialistas fueron los primeros en unirse, a instancias de Jean Jaurès, en defensa de Alfred Dreyfus en la década de 1890; tampoco la figura de Léon Blum, el primer judío en dirigir Francia en 1936 como primer ministro en el gobierno del Frente Popular. Ni el papel que los socialistas desempeñaron en su lucha contra los nazis.

De esa Resistencia volvemos a Raphaël Glucksmann, nieto de sionistas de izquierda de Europa del Este que emigraron a Francia a mediados de la década de 1930; su abuelo moriría en 1940 en un ataque alemán al barco que le transportaba. Su hijo, el padre de Raphaël, André Glucksmann se convirtió con Bernard-Henri Lévy en un miembro destacado de los llamados nouveaux philosophes que arremeterían contra la generación anterior de intelectuales franceses “ciegos a los crímenes del comunismo soviético”. Los años le hicieron evolucionar a posiciones Derechistas más duras, no así su hijo, transformado en un reconocido socialista de tendencia moderada. Comenzó como ensayista literario y documentalista; su película Tuez-les tous! (¡Mátalos a todos!) sobre el genocidio hutu sobre los tutsis en Ruanda en 1994, atribuye con razón una responsabilidad parcial al gobierno de Mitterrand del PS. Posteriormente a este documental entre otras actividades Glucksmann será asesor del presidente georgiano Mikheil Saakashvili, luego de los líderes de las protestas proeuropeas en Ucrania que llevaron al derrocamiento del régimen prorruso de Yanukóvich en 2014 y que sería el inicio de la guerra (encontrarán artículos y reseñas al respecto en El Polemista, de entonces y de la fase actual de la invasión y guerra con Rusia).

Glucksmann entró en el escenario de la política francesa, fundó a finales de 2018 el partido de centro-izquierda y vehículo electoral personal Place Publique y fue cortejado por Enmanuelle Macron antes de llegar al Partido Socialista. Ha sido en esta última campaña electoral cuando ha asistido al episodio de odio a los judíos en forma de vandalización de docenas de sus carteles con esvásticas y simbología nazi con bigote hitleriano incluido pintado sobre su imagen. Sobre lo que lo provoca lo tiene claro, "es tan deprimente como obvio: mi nombre. Glucksmann. Un nombre judío".

Los judíos franceses tampoco pasan por alto la historia, cuando Léon Blum se convirtió en primer ministro, el diputado Conservador Xavier Vallat le dio la bienvenida con una advertencia: "Su llegada es sin duda una fecha histórica. Por primera vez, esta antigua tierra galorromana va a ser gobernada por un judío... Sería mejor tener a alguien cuyos orígenes, por modestos que sean, se encuentran en lo profundo de nuestro suelo en lugar de un talmudista sutil". Quizá por estos antecedentes y tal como ellos lo perciben les sorprende que lo que consideran antisemitismo hoy también les llega desde la extrema Izquierda a cuenta del conflicto Israel-Palestina.

La posición de Glucksmann es diferente a la de Mélenchon (populismo de Izquierda también en el Nouveau Front Populaire (NFP) que sostiene sobre Israel la acusación de genocidio sobre los palestinos), y así opina, "Nada justifica el horror de los civiles masacrados, así como nada justifica el torrente de odio, deshumanización y glorificación del asesinato de civiles israelíes y palestinos desde el pogromo del 7 de octubre. Los repugnantes llamamientos a la destrucción de Israel, ya sea por parte de Hamás, Irán y ciertos activistas en Francia, y la abyecta deshumanización de los palestinos por parte de los líderes israelíes sólo pueden intensificar la agonía de ambos pueblos".

En esta tesitura, ¿dónde puede situarse la comunidad judía de Francia ante estas elecciones Legislativas?

A nadie se le escapa que la posición pro Netanyahu de la extrema Derecha lepenista es oportunista e impostada, que está basada más en un anti islamismo que una posición de amistad hacia los judíos. Obviamente forman parte de algo que podríamos llamar “internacional ultraderechista” en cuya cúspide estaría Donald Trump pero que en Marie LePen podría estar en juego nada menos que el futuro de Francia y con ayuda de sus similares de la Unión Europea.

No han pasado más que unos años cuando en 2018 el inspirador de la causa ultra en Francia, Jean-Marie Le Pen, se reafirmaba en sus memorias, Fils de la nation, como antisemita, racista, autoritario y colaboracionista durante la ocupación nazi. Su pregunta sobre las cámaras de gas tras afirmar que solo habían sido un detalle en la IIGM, “Si no es un detalle, ¿qué es?” hablan por sí solas y no, Rassemblement National, RN, solo es un cambio de nombre de lo que en 2018 era Frente Nacional (FN).

No es nada fácil ponerse en el lugar de alguien que gestiona identidades hoy tan tensionadas como son la francesa, europea, judía… tampoco lo que será el futuro para minorías que afrontan una Europa muy diferente y mucho más hostil de un tiempo a esta parte, donde la imposición de las identidades no auguran nada bueno. Y sólo estamos empezando un periodo difícil.

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Foto pintadas aparecidas tras los atentados de Hamas. Reuters.




jueves, 6 de junio de 2024

Alvise Perez, "Se acabó la fiesta", la cara B del populismo; hacer demagogia de la propia demagogia, por Jorge Navarro Cañada.

La noche del 9J, Elecciones Europeas, hablaremos de Alvise Pérez, un producto emanado de los restos de las listas que a su vez aparecían de la crisis del bipartidismo y pretendían ser respuestas a él. Y después, cuando la polarización lo permitió, en el populismo amable y sonriente por el centro, UPD y C’s, salían por la Derecha y por la Izquierda, no necesariamente por orden con los anteriores, Podemos y Vox. Ahora de aquellos polvos… de momento Alvise que es un poco de todo, pero habrá más, porque si algo caracteriza a todos estos grupos es su carácter de partido flash, su discurso vago e inconcreto, sus personalismos extremos, su adecuación y adaptación a los medios para difundirse y comunicarse, y la ligereza y fluidez consecuencia de su insustancialidad, pero al mismo tiempo lo que provoca que sean tan volátiles.

Luis 'Alvise' Pérez, sevillano de treinta y cuatro años, especialista en comunicaciones, viene de UPyD y C’s (jefe de gabinete de Toni Cantó) antes de Vox, aunque podría decirse que es un producto personal que ha aprovechado las posibilidades que le han dado el marco de estos partidos; en realidad no ha hecho más que dimensionar al nivel superlativo lo que ahora denuncian como bulo, mostrar con descaro como cualquier convención ética o legal es una contrariedad para un bien superior que él encarna, y así hacer que aquello que era rentable y “gracioso” para la ultraderecha ahora se convierta en un competidor. Y es que si falsear y airear una PCR falsa de Salvador Illa, manipular fotografías del domicilio privado de un ministro alertando de sus “problemas mentales” o denunciar falsamente malversación de una periodista (tiene sentencias varias por este tipo de actividades) … tenía mucha “gracia” y divertía a lo peor del sistema, este no estaba preparado para que las víctimas pasaran a ser ellos.

"El pueblo español vamos primero a minar vuestra representación, y después a destrozar la partitocracia cómplice que lleva saqueándonos a todos los españoles desde la transición". Y su programa electoral no puede ser más simple y facilón…

Contra la corrupción transparencia, renovación política y justicia frente “la mafia política, mediática y judicial”. No difiere en nada del clásico discurso anti tecnocrático de todo populismo, podría encajar perfectamente en un programa de Podemos o de Vox.

Actividad en Europa en favor de España. Referéndum de renegociación con Europa, políticas proteccionistas y sector agrario, es recurrente en todo el discurso de SALF, el guion lo pone Vox, es un recalentado de un programa que a su vez es una copia de cualquiera de la extrema Derecha europea.

Modificación de la Constitución para introducir un código penal más severo con medidas como los trabajos forzados…política migratoria de deportaciones masivas y controles varios, soberanía y defensa nacional, justicia social… en un concepto muy vago que podría perfectamente encajar en un programa lepenista, ciertamente más que en Vox por intentar diferenciarlo en algo aunque acaba pidiendo como los de Abascal la reducción del Estado, un mix de lo que sería el falangismo de Buxade con el ultraliberalismo de Milei.

En su día aquí en El Polemista definía a la extrema Derecha, Alvise Pérez no aporta absolutamente nada más allá de proclamarse él como el “auténtico y verdadero”:

Sintetizando podemos clasificar a los ultras como anti globalistas, anti multiculturalistas, euroescépticos (en su caso), con marcado nacionalismo nativista, posición contraria a todo progresismo en las batallas culturales, anti tecnicismo-intelectualismo, defensa ultraconservadora contraria a la migración y al cambio climático o el feminismo, xenofobia y racismo, unida a una actitud vociferante, provocadora y de ruido mediático, a veces violenta. Desde un punto de vista laboral (el trabajador juega un papel determinante), podemos definirlos como antisindicalistas y negacionistas de la división social de clase, paternalista-xenófobos, nacionalistas, proteccionistas, ultraliberales (antes neoliberales aunque en este punto puede haber divergencias entre países, sucede lo mismo con sus partidos políticos), y defensores del machismo-patriarcal.

Se acabó la Fiesta hará definitivamente rentable la actividad de este personaje, además va a demostrarle a Vox que solo ha sido capaz de mantener su voto frente al Partido Popular, en realidad más por la nefasta estrategia y manifiesta incapacidad de Alberto Núñez Feijóo y su equipo, pero no frente a una verdadera pedorreta del sistema y de la eclosión ultra que es Alvise Pérez y que todavía dará para más piruetas de esta misma guisa.

En El Polemista podrán encontrar numerosas reseñas y artículos relacionados, muy particularmente en los últimos años sobre populismos varios, a Izquierda y Derecha: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

La ardilla es el logo de Se acabó la fiesta, y se definen como tales.