A pocos días de las elecciones taiwanesas se evidencia cada vez la importancia que tendrán, máxime cuando a la complejidad de la situación del que puede ser uno de los conflictos determinantes en los próximos años se une un resultado tan incierto, hasta el punto de tener encuestas en sentido casi contrario, al menos en la repercusión final que puede tener el resultado.
Y
no debería ser así, Taiwán (una isla de 23 millones de habitantes a 128
kilómetros de la costa de China) es una democracia plena, a mucha distancia
en calidad de la mayor de Asia, India, pero se presenta ante una difícil tesitura:
sus intereses económicos no coinciden con los políticos.
Su
mayor exportador es China estableciéndose una doble dependencia por la calidad
de esta en producto vital (como semiconductores), hasta el punto que Beijing a
su acoso militar y político no puede sumarle el económico, cualquier sanción importante
se volvería en su contra. Pero es mutuo, así mientras el gobernante PDP insiste
en su Nueva Política Hacia el Sur diseñada para diversificar Taiwán a través
del Indo-Pacífico y lejos de China, Indonesia, Australia… el empresariado
taiwanés sigue pensando más en el avasallador vecino como principal cliente. Obviamente
Occidente no pierde detalle, Taiwán es uno de sus socios más estratégicos a
todos los niveles.
La
situación a esta hora sería: La presidenta Tsai Ing-wen en su segundo mandato
(Partido Progresista Democrático-PDP) no puede volver a presentarse por
acumulación de mandatos. De esta forma será su vicepresidente, Lai Ching-te el
candidato de su partido con el apoyo Occidental. En frente y con respaldo chino
(siempre matizado) Hou You-yi (alcalde de Nueva Taipéi), del nacionalista Kuomintang
(KMT). Con una Oposición fragmentada, se suma a la pugna el centrista TPP. La
Oposición no ha sido capaz de presentar candidato conjunto, por lo que no está
claro que pueda obtener rédito del desgaste del gobernante PDP.
Este
es el contexto en el que llegan unas elecciones de alto valor geopolítico y
estratégico, una China en claro declive y en perspectiva de definitivo fracaso
del proyecto que iba a situarla como primera potencia mundial no perderá
detalle, máxime cuando siguen los vaticinios de intervención militar de la isla
para su anexión. Los constantes simulacros indican que Pekín buscan
normalizar la presencia de sus fuerzas militares alrededor de Taiwán, en una
imposición de un lento estrangulamiento a la isla que incluye restringir gran
parte del acceso a su espacio aéreo y marítimo
No
ayuda el contexto internacional, Taiwán se ha convertido en un actor imprescindible
en el mapa tecnológico del mundo, pero muy sensible a las tensiones, no
solo estrictamente regionales, que se producen en el planeta, por ejemplo en la
actual crisis del Mar Rojo que afectan gravemente a sus exportaciones como a
las de todo Extremo Oriente.
Es
poco probable que China reaccione de forma llamativa a un revés electoral si
este se produce por las repercusiones que ello tendría en su debilitada
economía; sin precedentes estos días lo admitía Xi Jinping en un contexto en el
que cualquier intervención podría tener consecuencias muy negativas, sin
contar las que resultan si caben más obvias: una acción militar en Taiwán a
buen seguro generaría una primera reacción en la región de incalculables
consecuencias por su segura extensión que garantizarían catastróficas repercusiones
para todos sus actores o lo que lo mismo, para todo el Mundo. Pero no olvidemos
que para Xi es una prioridad, quizá una obsesión, fue en los primeros
años de su carrera política clave, en 1996, año en el que aumentaron las
tensiones en el Estrecho de Taiwán, era el funcionario encargado de una
división antiaérea de reserva del Ejército Popular de Liberación en la
provincia de Fujian, que se encuentra frente a la isla.
Taiwán
abre electoralmente 2024, un año que va a cambiar el paisaje geopolítico de
todo el planeta, sin miedo a equivocarnos podemos estar seguros que
entraremos en 2025 con un contexto internacional muy diferente al que tenemos
hoy, y todos los indicios nos llevan al pesimismo.
Cuestiones
al respecto encontrarán en el ÍNDICE DE EL POLEMISTA: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Foto AP.
Finalmente el Partido Democrático Progresista (PDP) y su candidato William Lai mantendrán el poder en Taiwán para desgracia china que a pesar de las presiones, amenazas, desinformación e intoxicación asisten a la derrota de las posiciones más partidarios de la negoción y acercamiento con China. El resultado, parcial por el sistema electoral taiwanés que hace que el PDP no tenga mayoría parlamentaria, vuelve a reflejar cierta contradicción política y económica en la isla, pero Xi Jinping tendrá que conformarse con los gestos de provocación que comenzarán en las próximas horas en forma de provocaciones y ocupaciones de los espacios aéreos y marítimos de Taiwán además del anuncio de maniobras militares o similares que elevarán la tensión una vez más.
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