No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 20 de marzo de 2023

La mentalidad trágica de Robert D. Kaplan, y, geopolítica de la depresión.

Se cumplen veinte años del periodo de invasión estadounidense de Irak que después lo sería también de Afganistán y que en suma provocó una carrera de política exterior norteamericana en la que hoy todo son arrepentimientos y lamentos. Uno de sus mayores analistas y más influyentes como Kaplan necesita justificarse y lo hace a través de un libro que es mucho más una reflexión de filosofía política que de geopolítica, de literatura, mitológica y pensamiento que de mapas o fechas, dando como resultado un ejercicio de erudición tan impresionante como parcial, no del todo honesto aunque autoinculpatorio y que coindice con un momento de incertidumbre geopolítica importante donde se aprovecha para hacer un ejercicio más cercano a la voluntad que al análisis. Y si el lector va a coincidir en la práctica totalidad de los casos con Robert D. Kaplan es que todo aquello fue un completo disparate, pero también una indignidad sumada a un fracaso absoluto. La mentalidad trágica (Ed. RBA) intenta liberar culpabilidad aunque en ocasiones también excusas. No obstante aprendamos de ello, no solo por lo fascinante de una lectura que en su gran parte es pura erudición y un torrente de datos que requieren tiempo y sosiego, intentaré en esta reseña ceñirme en lo posible a la práctica geopolítica que suele ocupar El Polemista en este tipo de libros.

Rober D. Kaplan parte de su estado de ánimo hace dos décadas, cuando apoya y presiona en favor de la Guerra de Irak y después: “En ese momento era un periodista demasiado identificado con su noticia. Había dejado que mis emociones pudieran con mi capacidad de análisis imparcial. Esto lo entendí cuando regresé a Irak empotrado en una unidad de los marines estadounidenses durante la primera batalla de Faluya, en abril de 2004. Allí sentí algo mucho peor incluso que en el Irak de los ochenta: la sangrienta anarquía del todos contra todos que el régimen de Sadam había logrado reprimir con la brutalidad más extrema. La depresión clínica que padecí durante años a raíz de mi error con la guerra de Irak me impulsó a escribir este libro. No había estado a la altura de un buen realista ¡y no lo había estado ante el problema más importante que se le había presentado a la política exterior estadounidense de nuestro tiempo, nada menos! Desde entonces, resuena en mis oídos aquella máxima del filósofo persa medieval, Algazel: un año de anarquía es peor que cien de tiranía.”                                              

El autor se plantea la tragedia que supone la elección entre los intereses humanitarios y los nacionales y acusa la creencia de EEUU de poder enmendar lo que está mal en el mundo y de padecer una élite que considera solucionables todos los problemas convirtiendo en fatalista a quien discrepa de ello. Esa carencia de realismo se debe a la ausencia de un sentimiento de lo trágico; y su apelación a este explica el recurso permanente a la Antigüedad, principalmente a Grecia, a Shakespeare, o a otros autores como Conrad o incluso Unamuno. Exime de ello a figuras como Abraham Lincoln o Franklin Roosevelt aunque su referente más actual es Henry Kissinger o el pesimismo constructivo de Eisenhower que supo aceptar una Guerra Fría antes de generar la destrucción total. Esa élite “no dramática” es así por haberse criado en la mayor seguridad física y económica en toda la historia del país.                                          

Ni la modernidad, ni la posmodernidad de hoy han transformado tanto la condición humana como pensamos, “Hitler y Stalin fueron criaturas del modernismo industrial; las turbas de Twitter y de Facebook, y las teorías de la conspiración de internet inflaman hoy los odios étnicos y religiosos del posmodernismo industrial. El siglo XXI todavía es joven y, aun así, ya ha vivido una monstruosa agresión militar (al más puro estilo de la II Guerra Mundial) protagonizada por una gran potencia nuclear.” Obviamente se refiere a Rusia en Ucrania. Este tema en La mentalidad trágica aparece menos de lo deseable para el lector, probablemente introducida a posteriori.                                                  

Toda la obra insiste sobre la tragedia, en un verdadero canto a Hobbes se llama al orden como valor superior frente a la anarquía con el drama electivo, muchas veces contrario a las ideas que ello implica. Kaplan apela a la decisión, a la necesidad de tomarla muchas veces con alto coste como obligación, en ello consiste la Tragedia, absoluta lógica en toda la obra. Es el dilema lo que ha marcado otros errores como el que hemos visto durante la Primavera Árabe en Siria y Libia, donde sendos regímenes tiránicos y a toda luz condenables caían abriendo la puerta a algo mucho peor: la anarquía. (Estos fenómenos en su día fueron ampliamente tratados en El Polemista, ver su índice http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html Y es que aquí se apela a la necesidad de actuar solo cuando se tiene una alternativa segura a lo que se destruye. El autor, aquí, quizá como excusa, pone al régimen de Sadam Hussein (volviendo a su actitud entonces respecto a Irak) como un sistema solo superado en horror por Corea del Norte aunque no cita cuándo este era un aliado imprescindible para los norteamericanos frente a Irán. Y advierte, hoy en una tensa rivalidad entre potencias nucleares como EEUU, Rusia y China, errores de juicio como los observados en aquellos conflictos nos llevarían a una catástrofe a escala mundial. La angustia es otro sentimiento que el autor mantiene en todo su relato.                                                                               “De pronto, los estadounidenses aprendieron que su poder para cambiar el mundo se circunscribía a un ámbito limitado. El mundo tenía tradiciones e historias que no estaban sujetas a la experiencia histórica de EEUU con la democracia. Una década más tarde, con la elección del demagogo y chabacano Donald Trump como presidente, EEUU perdió toda credibilidad que le quedaba para ir dando lecciones a países distantes sobre el camino para mejorar su gobernanza (…) la era de las redes sociales y el video digital parecía estar deshilachando el tejido nacional y contribuyendo a una radical división partidista en Washington.” No le quito razón a Robert D. Kaplan, pero debe recordar que el clima -en el que él estuvo cómodo- en tiempos de la invasión de Irak absolutamente irrespirable para quien se opuso eran antesala de lo que vendría, se puede recordar incluso en artistas internacionales que ya no fueron capaces de recuperar nunca su sintonía con el país, pongo entre muchos a Bruce Springsteen, por ejemplo. Sobre el podrán encontrar varias reseñas en este blog http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html                                                         

Y volvemos a la actualidad, advierte de “una guerra caliente” con China por Taiwán, el mar de la China Meridional o el mar de la China Oriental donde se juega mucho más que en las guerras anteriores. Y aquí hace una reflexión filosófica sobre el destino que gira en torno a la figura de Edipo como juguete de los dioses. Y apela a la elegancia envidiable de quien es capaz de escapar al destino y sabe afrontarlo, ello va dedicado a nuestros futuros líderes con cierta fatalidad.  

Muy interesante la irrupción personal y directa del personaje más turbador y criminal de nuestros días: “Cuando leemos a Bloom y a otros estudiosos de Shakespeare, casi parece como si este -y no quienes escribieron la Biblia- hubiese inventado el mal. Yago [personaje Otelo], por ejemplo, es una representación mucho más desarrollada de Satán que ninguna de las que figuran en la Biblia (…) combina la brillantez analítica con una absoluta falta de escrúpulos en cuento a las consecuencias morales de sus actos (…) la desinformación, la tergiversación y el terrorismo moderno tienen en él un origen literario y estético. El presidente ruso Vladimir Putin está a la altura de Yago en cuanto a su cinismo y su retorcimiento sin fondo.”

El epílogo de La mentalidad trágica Kaplan lo utiliza para llamar a la cautela y el pragmatismo. Pone a Bush padre como el último presidente de EEUU que utilizó el poder militar con sentimiento trágico por su cautela, incluso llamando contra el “nacionalismo suicida” en Kiev en 1991. Aquí Kaplan resulta intencionadamente ambiguo, además porque se enmarca en la gran preocupación que le genera una posible fragmentación de la Federación Rusa, mucho más que la posible caída de Putin.

Una vez más Kaplan es necesario, pero hay que tomarlo con cautela porque quizá esté sintiendo cierto vértigo ante cómo pueda pasar a la historia en una mezcla de ego y culpa. Tanto en este libro como en su anterior Adriático hace también un ejercicio de revisión de Fantasmas balcánicos, en aquel directamente a su análisis, en este La mentalidad trágica por no haber sido entendido por Clinton. Con seguridad no tardaremos en poder leer más a fondo sobre lo que estamos viviendo, hasta entonces nos conformaremos con esta obra extraordinaria que aunque corta no es para todos los públicos por el nivel de erudición que plasma y en el que se recrea. No habrá ningún seguidor de la obra de Robert D. Kaplan abundantemente citado en El Polemista que se pueda sentir defraudado por ella.

Respecto a los conflictos relacionados con China y Rusia tienen en estas últimas semanas varias entradas en El Polemista afortunadamente de gran aceptación en número de lectores http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html   .Por poner algún ejemplo inmediato:


Próxima estación geoestratégica Taiwán, pero no nueva Guerra Fría, por Jorge Navarro Cañada.

http://elpolemista.blogspot.com/2023/03/proxima-estacion-geoestrategica-taiwan.html

La aparente derrota rusa y sus lecciones en primera instancia, por Jorge Navarro Cañada.

http://elpolemista.blogspot.com/2023/02/la-aparente-derrota-rusa-y-sus.html

Observar el arroz crecer de Julio Ceballos, y, China global para sinófilos.

http://elpolemista.blogspot.com/2023/02/observar-el-arroz-crecer-de-julio.html

¿Extremo Oriente se reconfigura?, ¿comienza el declive chino?... por Jorge Navarro Cañada.

http://elpolemista.blogspot.com/2023/01/extremo-oriente-se-reconfigura-comienza.html




sábado, 18 de marzo de 2023

Próxima estación geoestratégica Taiwán, pero no nueva Guerra Fría, por Jorge Navarro Cañada.

Se une esta reseña a las últimas en las que se han tratado temas de la geopolítica de estos tiempos, especialmente los que se han dedicado a Rusia y Ucrania, como los expuestos sobre China y Asia, además de los que han tratado la situación internacional en general, afortunadamente con notable afluencia. Pueden encontrarlos en el Índice de El Polemista http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html

 Taiwán aparece como el actual punto de partida de un acontecimiento que siendo continuidad de lo anterior parece abrir la puerta a una nueva realidad; las premisas se antojan cuando menos peligrosas, ya que el contexto por parte de China es la del fracaso, la de la asimilación del no posible cumplimiento de la hoja de ruta marcada para la primera mitad del siglo XXI que debía acabar con la proclamación de China como primera potencia mundial. Estos días en España está teniendo gran cobertura mediática el libro de Julio Ceballos Observar el arroz crecer (Ed.Ariel) con reseña en este blog http://elpolemista.blogspot.com/2023/02/observar-el-arroz-crecer-de-julio.html  siendo solo una de ellas, también podrán encontrar otras que como quien les escribe sostiene que esto no se producirá, y no solo por el contexto actual, también por elementos que van intrínsecos a la realidad histórica y cultural china que hacen de su carácter introspectivo un mal candidato para las aventuras exteriores. Vean como imagen el trato que se ha dado a la epidemia Covid, una catástrofe que a pequeña escala devuelve a los errores de la Revolución Cultural tratada por décadas como si no hubiera ocurrido. Tiene como paradoja que si la Gran Muralla dice tanto de ese carácter de cierre, hoy curiosamente la “muralla digital” podría ser una imagen descriptiva de la forma de entender el mundo de los chinos de ayer y de hoy. Pero la idiosincrasia china ya ha sido tratada en este blog, quiero centrarme en el día de hoy y su contexto. Xi Jimping tanto a nivel PCCh o en su faceta de gobernante ha dejado claro que Taiwán es su máxima prioridad, si ayer eran el crecimiento imparable y la Ruta y la Franja como forma de expansión dentro de la idea de un imperio “colaborativo” que no interviene ni infiere en otros países, solo colabora con ellos en mutuo beneficio -este es el mensaje propagandístico-  hoy se reduce a corto plazo a un nacionalismo agresivo hacia dentro intentando corregir los desequilibrios que han generado altos niveles de crecimiento que ahora se ven drásticamente frenados, también problemas demográficos, y hacia fuera con la unificación de con la isla que fuera Formosa (antes Hermosa por su pasado colonial español en el siglo XVII). Y ello obviamente plantea problemas, primero lo que es visto por Occidente como un imperialismo de riesgo, pero no solo por los occidentales, también por sus aliados asiáticos y oceánicos. Este tema es esencial, porque la amenaza China no solo afecta a EEUU y sus países amigos de manera esencial en sus intereses, también dejarla de forma pasiva en manos del gigante asiático sería un mensaje de dejación Occidental sobre la región poniendo en grave amenaza a países como Japón, Corea o Australia, máxime a otros menores como Filipinas, Vietnam… incluso a medio plazo a una potencia llamada a competir como India. Todos estos son los mayores retos a los que se enfrenta China que también saca lecciones del desastre ruso en Ucrania, un ejemplo válido solo parcialmente porque a diferencia de los invadidos ucranianos Taiwán es una potencia militar para nada insignificante que en caso de resistencia puede hacer inviable o de altísimo coste su invasión, más disuasoria si cabe si se convierte en motivo de intervención para grandes potencias militares como EEUU, Reino Unido o Corea del Sur, además de las que se encuentran en claro crecimiento como Japón o Australia, otras como Filipinas reforzando la presencia en su territorio de bases norteamericanas. Pero, y de ahí el sobrenombre de este artículo, no es válido el concepto de Guerra Fría por no ser dos bloques que al elemento político, militar y económico suman la rivalidad. Al contrario a lo que era la relación entre el bloque Capitalismo-Comunismo en tiempos de la Unión Soviética y la China maoista, hoy chinos y occidentales comparten un mismo sistema económico ligado y entrelazado muy a tomar en cuenta en todo ello. China por su parte no cuenta con apoyos de importancia, máxime si como a falta de voluntad suicida quisiera reducir el conflicto a la zona afectada. No obstante esto serían especulaciones, no tanto elementos importantes como la transformación geopolítica de Japón; así, y sin de momento abandonar las limitaciones establecidas en su Constitución de 1947, ha aumentado su gasto en Defensa de manera muy importante (pasa a ser el tercer gasto militar en PIB del mundo) con garantías para responder a un ataque enemigo, incluyendo en estas posibilidades además de a China a Rusia y Corea del Norte. A ello añade gran inversión tecnológica y múltiples acuerdos internacionales de cooperación. Todo ello enmarcado en sus nuevas “Estrategia de Seguridad Nacional” y “Estrategia de Defensa Nacional”. De Corea del Sur no es necesario comentar mucho siendo sus circunstancias con Corea del Norte motivo suficiente de permanente alerta y preparación militar. Sí es importante otras estrategias como la que marca Aukus (Reino Unido, Australia y EEUU que incluyen la nuclearización naval de Australia).

Pero vamos con Taiwán: hablamos de una democracia (octavo en el “Índice de salud democrática” e igualdad de género The Economist) en tamaño menor que Suiza pero estratégicamente tan importante como para ser líder mundial en la producción de semiconductores, cuarto en activos financieros considerado mejor destino para las inversiones. Su PIB es de 828.660 millones $, per cápita equiparable al de Japón. Con una población de más de 23 millones con una esperanza de vida que supera los 81 años y tasas envidiables de paro y su Deuda Pública está en el 24% entre otros datos muy notables que hacen lógico que su población, especialmente la juventud, se sienta antes taiwanesa que china (en el total de los taiwaneses es solo el 4% los partidarios de unificación total con China) y que no quiera ni hablar de la idea de perder su democracia de éxito, vista además la trágica experiencia de Hong-Kong. Es este contexto, el manufacturero, exportación, tecnológico, de prosperidad, democrático… y de relaciones Exteriores donde EEUU, Japón con otras naciones asiáticas y oceánicas además de la UE y Reino Unido salen de la ambigüedad para acercarse abiertamente a Taiwán garantizando, al menos de momento, su integridad.

No quiero dejar de mencionar en El Polemista, un libro determinante en más de una mentalidad por su influencia como es el recién aparecido La mente trágica: miedo, destino y la carga del poder de Rober D. Kaplan, http://elpolemista.blogspot.com/2023/03/la-mentalidad-tragica-de-robert-d.html  

No obstante, de nuevo remito al índice del blog http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html donde podrán encontrar numeroso material al respecto y al hoy inseparable conflicto de Ucrania.