En una política tan teatralizada es difícil calcular el siguiente movimiento, máxime cuando da la sensación de exceso y mal cálculo en los dos protagonistas principales, quizá porque han antepuesto su persona a cualquier otro interés (aunque obviamente en planos éticos y morales claramente diferenciados): Pedro Sánchez y Carles Puigdemont.
¿Realmente
puede Carles Puigdemont -ya que Junts es él- decirle al conjunto de la sociedad
catalana que no hay Amnistía porque no le afecta personalmente a él?, ¿puede su
entorno soportar lo que sería un pronto adelanto electoral en el conjunto del
Estado español y otro autonómico en Cataluña con semejante mensaje? Desde el
primer momento ese error de cálculo le ha hecho a Pedro Sánchez llegar tan
lejos y no darse cuenta que cuanto más cedía al fugado y su organización más se
perdía en el “laberinto de túneles bajo la superficie” (permítanme la licencia
de actualidad bélica).
Por
su parte, si Pedro Sánchez por fin lograra sacar adelante la Ley de Amnistía
y por extensión los Presupuestos (PGE) se podría plantear una legislatura de
por lo menos dos años, pero visto lo visto, ¿satisface eso las expectativas de
Pedro Sánchez?
Déjenme
una maldad que no pasa de juego de intenciones ajenas: ¿Estaría el presidente
del gobierno más interesado en el Consejo Europeo que deja Charles Michel
en noviembre? (Iba a ser en junio según anunció pero se ha retractado y acabará
su mandato. Es posible que si Sánchez llegaba hoy al Congreso con una decisión
esta hubiera sido previa a esto último). Y es que Europa podría ser una
solución para Puigdemont como eurodiputado si fuera el candidato de
Junts el 9J y para Sánchez si optara a un cargo para el que sería más que bien
recibido.
La
realidad es que la apuesta por socialista por los de Waterloo ha resultado
explosiva y pase lo que pase ha generado un enorme desgaste, si bien es cierto
que la opinión pública no tiene la Amnistía entre sus preocupaciones también lo
es que las que sí lo son aun habiendo sido bien gestionadas por el gobierno no
se le reconocen como tal; no está nada claro que el PSOE actual pudiera rentabilizarlas
electoralmente y si bien es cierto que el tiempo corría a su favor el desgaste
podría haber cambiado esa ecuación. Como también lo haría un buen resultado en el
trío electoral de Galicia, País Vasco y Europeas; y no mucho después catalanas.
En
los mentideros de Madrid como diría un clásico de barajan diversas apuestas, lo
cierto es que ello con Pedro Sánchez suele suponer perder; y si en la jugada
entra un personaje tan imprevisible como Puigdemont todavía peor.
Mejor
no apuesto, y la posición conservadora sería esperar a que Pedro Sánchez saca
la Ley de Amnistía y una vez aguanta en la cuerda floja con éxito. Pero, ¿esto
de caer siempre de pie realmente es eterno?
Y
Puigdemont, ¿habrá apostado a perdedor desafiando a todo un Estado con sus
cinco diputados frente a todos los poderes inesperados que van saliendo?
Y
Vladimir Putin; ¿es casual que una Europa que está pensando seriamente
en tomar medidas frente al criminal ruso -ahora que ya se acepta que es una inequívoca
amenaza- mire con lupa las actividades, partidos, causas… que ha financiado
y apoyado para debilitar a la Unión Europea?
No
creo que a todas estas preguntas se pueda contestar todavía, pero sí que hay
quien se las formula y que esta vez nada es tan simple como parece. Y Pedro
Sánchez lo es mucho menos que un tipo como Puigdemont que ha creído que su
camino a la impunidad era irreversible.
Dije
en El Polemista que la Amnistía no tenía vuelta atrás y lo mantengo; ni
Puigdemont es tan imbécil como para no comprender que mantener su amenaza hasta
el final es su muerte política en persona y como personaje histórico para los
catalanes.
Sobre
este asunto encontrarán varios artículos y sobre la cuestión catalana y el
nacionalismo multitud de ellos y reseñas desde el inicio del blog hace trece
años. Índice de El Polemista: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
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