Cuando comenzó la legislatura, los equipos de estrategia de los partidos políticos calculan, al menos en la primera etapa, cómo transcurrirá. La victoria gallega se daba por segura en el PP antes de su convocatoria electoral, como la derrota vasca (con gobierno vasco del PNV con los socialistas). Se abría la posibilidad a algún adelanto electoral, o bien por conveniencia como Castilla y León, o por “incompatibilidad” con Vox en algunas de las Comunidades donde gobiernan juntos. Así contaban con la victoria en las elecciones Europeas de junio como ciclo “victorioso” para Feijóo antes de comenzar un periodo más difícil con el momento más duro en la victoria socialista en Cataluña y su previsible gobierno catalán.
Después
de los cálculos iniciales un tsunami como la Amnistía -al que probablemente le
queda mucho pase lo que pase de una forma u otra- ha ido cambiando planes,
incluido separar gallegas de vascas -podrían lamentarlo, ya veremos- hasta
incluso poder dar al traste con la legislatura mucho antes de lo previsto, pero
de una forma u otra obligar a improvisar antes de tiempo.
Y
aquí entra la conveniencia o no de “bailar muñeiras” y exhibir un triunfalismo
exacerbado siempre de alto riesgo en política como bien sabe Feijóo tras la euforia
que provocaron los éxitos en Municipales y Autonómicas y el golpe que supone la
posterior decepción en Generales y el tener que asumir que la victoria
electoral tendría que ir acompañada de otros factores que no dependían del
Partido Popular como era la neutralización de Vox y la desmovilización el electorado
progresista. Para los de Abascal la orden mediática para eliminarlos ya está
dada desde Génova.
¿Y
en realidad que ha cambiado? Pues en realidad nada en cuanto respecta al Partido
Popular, sigue estando a expensas de los acontecimientos salvo que ha vuelto a
cometer el error de generar euforia y certezas en el éxito en su electorado y
militancia que podrían convertirse en decepción si Pedro Sánchez sobrevive a
hasta el otoño con la Amnistía encarrilada -con la estrategia del PP rota al
respecto aunque aceptándola incluso celebrándola en privado- los PGE aprobados a
puertas de una victoria brillante en Cataluña. Todo ello en un Pedro Sánchez “bailando
sardanas” sabedor que la duración de su mandato dependería de él.
¿Y
en estos contextos qué hacen terceros como Isabel Díaz Ayuso, Moreno Bonilla o
Santiago Abascal? En principio Voz está en su fase final, pero ¿y si la
Amnistía termina pasando factura a Feijóo si nuevas revelaciones vuelven a
evidenciar su falsedad e indisimulado engaño al forzar una polarización y
crispación extrema al respecto? ¿Y si unas elecciones como las vascas no
pasaran tan desapercibidas como estaba previsto por coincidir con nuevas informaciones
y secretos sobre la gestión que realizó el partido Popular respecto a la
fallida Investidura de su líder?
La
realidad es que a día de hoy solo tenemos una certeza: el tiempo inmediato
termina el 7 de marzo cuando Puigdemont mueva definitivamente la ficha que resulte
el principio del final de la Amnistía; el salto al vacío de Feijóo confesando sus
devaneos negociadores con Junts -que ahora dan por amortizados- le convierte en
un rehén del de Waterloo como de momento lo es también Pedro Sánchez. Si
finalmente hubiera un NO a la Amnistía por Junts se precipitaría todo, en caso
de votar SÍ los posibles cambios sucederían después de las Europeas de junio.
¿Se
plantea Feijóo romper la baraja con una Moción de Censura en otoño? ¿Esta se
hace con candidato independiente previo elecciones para que Pablo Iglesias se
pueda “vengar” votándola y satisfacer su frustrada adicción al protagonismo?
¿Se
adelantaría antes Sánchez convocando Generales para hacerlas coincidir con
Europeas? (puede hacerlo a partir del 29 de Mayo). Y desde la Generalitat, ¿se
puede mover ficha haciendo lo propio electoralmente con un adelanto?
Suma
un escenario que como advertí en El Polemista no está cerrado: ¿Un futuro
próximo inesperado para Pedro Sánchez?
Estas
son solo algunas situaciones que se pueden dar, pero queda claro que estamos ante
una realidad que escapa a los movimientos previstos y previsibles de sus
actores; en solo unos días el escenario político se ha reseteado por completo y
conviene mantener la calma, mejor dejar los bailes para más adelante.
ÍNDICE DE EL POLEMISTA: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Foto:
Alberto Núñez Feijóo en su euforia bailando una muñeira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario