No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

domingo, 22 de junio de 2025

Impresiones a vuelapluma de los ataques de EEUU en Irán, por Jorge Navarro Cañada.

Donald Trump ya tiene su guerra; en campaña electoral asustaba y advertía: “Kamala nos meterá en una guerra en 6 meses” y juraba ser él una garantía para la paz, se le daría el Nobel por ello, aseguraba.

En todos los casos abre una crisis que sólo puede tener resultados negativos.

Si su objetivo principal, la caída del régimen iraní se cumple, la situación oscilará entre las experiencias anteriores de Irak e Afganistán; a medio plazo no es viable una opción de régimen estable por una vía diferente a la totalitaria (lo vamos a ver también en Siria). Y ello implica un proceso traumático y extremadamente violento antes de a largo plazo pudiera producirse. Incluso, aunque se pudieran cumplir objetivos estratégicos y geopolíticos estos podrían tener efectos secundarios de altísimo riesgo que les haga perder su sentido.

La excusa nuclear tendrá un primer efecto, pero si la guerra se alargara será el mismo que tuvo la de las armas de “destrucción masiva” que justificaron la caída de Sadam Husein; el descontrol de Irak sería otra de las consecuencias del final de los ayatolás.

Dentro de Irán las consecuencias presumiblemente pasarán de un cierre de filas inicial a las dudas posteriores con la consiguiente “paranoia” y represión del Régimen. De cara al Exterior es seguro que Quds, los encargados de formas de guerra híbrida (asimétrica, Inteligencia) de la Guardia Revolucionaria puedan realizar acciones que también queda por ver qué efectos generan en las Occidentales que de momento tienen la idea de una guerra innecesaria y que no va con ellos, se acompaña claro está de los costes propios de un conflicto con consecuencias económicas, geopolíticas…

¿Y para terceros países? Como planteaba en la entrada anterior en El Polemista, la sensación ya instaurada (pero no puesta en práctica de esta forma hasta ahora) de nuevo orden y desaparición de las “norma” en las relaciones internacionales puede hacer que otros actores internacionales precipiten acciones previstas: me refiero fundamentalmente a China y su posición, por ejemplo, respecto a Taiwán.

No se puede perder de vista la utilización que Trump hará en el plano de sus políticas pre autoritarias del Estado de guerra en EEUU, en este plano resulta imprevisible, máxime si la guerra no diera pronto los resultados deseados.

No dejar de mencionar a Turquía cuando Erdogán ya intenta captar simpatías y adhesiones por su oposición a Israel; es uno de los beneficiados de una hipotética desaparición de la República Islámica de Irán, pero también a medio plazo podría ser incompatible con los planes de Israel en oriente Medio, especialmente en Siria, territorio que se verá alterado muy seriamente por cualquier circunstancia que se den en Irán.
La República Islámica de Irán es un régimen indeseable y peligroso para la paz mundial, pero la lucha contra él debe cumplir además de una mínima legalidad internacional ha de hacerse con criterios muy diferentes a los que motivan la agresión primero de Israel y ahora de EEUU.
Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en 
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Fotomontaje de El Mundo.



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