Donald Trump ya tiene su guerra; en campaña electoral asustaba y advertía: “Kamala nos meterá en una guerra en 6 meses” y juraba ser él una garantía para la paz, se le daría el Nobel por ello, aseguraba.
En todos los casos abre una crisis que sólo puede tener
resultados negativos.
Si su objetivo principal, la caída del régimen iraní se
cumple, la situación oscilará entre las experiencias anteriores de Irak e
Afganistán; a medio plazo no es viable una opción de régimen estable por una
vía diferente a la totalitaria (lo vamos a ver también en Siria). Y ello
implica un proceso traumático y extremadamente violento antes de a largo plazo
pudiera producirse. Incluso, aunque se pudieran cumplir objetivos estratégicos
y geopolíticos estos podrían tener efectos secundarios de altísimo riesgo que
les haga perder su sentido.
La excusa nuclear tendrá un primer efecto, pero si la
guerra se alargara será el mismo que tuvo la de las armas de “destrucción
masiva” que justificaron la caída de Sadam Husein; el descontrol de Irak sería
otra de las consecuencias del final de los ayatolás.
Dentro de Irán las consecuencias presumiblemente pasarán
de un cierre de filas inicial a las dudas posteriores con la consiguiente
“paranoia” y represión del Régimen. De cara al Exterior es seguro que Quds, los
encargados de formas de guerra híbrida (asimétrica, Inteligencia) de la Guardia
Revolucionaria puedan realizar acciones que también queda por ver qué efectos
generan en las Occidentales que de momento tienen la idea de una guerra
innecesaria y que no va con ellos, se acompaña claro está de los costes propios
de un conflicto con consecuencias económicas, geopolíticas…
¿Y para terceros países? Como planteaba en la entrada
anterior en El Polemista, la sensación ya instaurada (pero no puesta en
práctica de esta forma hasta ahora) de nuevo orden y desaparición de las
“norma” en las relaciones internacionales puede hacer que otros actores
internacionales precipiten acciones previstas: me refiero fundamentalmente a
China y su posición, por ejemplo, respecto a Taiwán.
No se puede perder de vista la utilización que Trump hará
en el plano de sus políticas pre autoritarias del Estado de guerra en EEUU, en
este plano resulta imprevisible, máxime si la guerra no diera pronto los
resultados deseados.
No dejar de mencionar a Turquía cuando Erdogán ya intenta
captar simpatías y adhesiones por su oposición a Israel; es uno de los
beneficiados de una hipotética desaparición de la República Islámica de Irán,
pero también a medio plazo podría ser incompatible con los planes de Israel en
oriente Medio, especialmente en Siria, territorio que se verá alterado muy
seriamente por cualquier circunstancia que se den en Irán.
La República Islámica de Irán es un régimen indeseable y peligroso para la paz mundial, pero la lucha contra él debe cumplir además de una mínima legalidad internacional ha de hacerse con criterios muy diferentes a los que motivan la agresión primero de Israel y ahora de EEUU.
Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Fotomontaje de El Mundo.
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