Cuando el fenómeno Ayuso se pueda ver con perspectiva probablemente se concluya que era una consecuencia de su tiempo, un fenómeno del populismo reaccionario que se reivindica en los que niega y que podría perfectamente sintetizarse en su “Me gusta la fruta” (llamar hijo de puta al presidente del gobierno); y es un personaje que no pasará a la historia por ninguna aportación ideológica o filosófica, intelectualmente es un producto político vacío, una consecuencia de una enorme “armada” mediática como corresponde a quien gobierna una Comunidad Autónoma que equivale a una ciudad-Estado y dedica a su persona todos los resortes del poder, incluida la autoproclamación de Oposición al gobierno del país.
Isabel Díaz Ayuso llega al poder por designación personal por encima de cualquier mérito de Pablo Casado, un dirigente menor que primó en los puestos que pudo su relación personal; en el caso de Madrid no había más que recurrir a sus compañeros de Nuevas Generaciones de Partido Popular y la línea del legado de Esperanza Aguirre . Eso le costaría el puesto, presidir la CAM es mucho más que dirigir el Partido Popular y la presidenta madrileña es implacable: beneficia en todos los niveles a su entorno, también los personales y familiares, e intenta la destrucción que quien pueda estorbarle. Y volvemos a su tropa mediática a la que hace adicta a sus subvenciones y prebendas, incluso a la movilización de los recursos jurídicos del propio Estado español que salen su defensa, hasta en la de su novio implicado en presuntos delitos fiscales que compartiría con ella, otra vez presuntamente, un magnífico caso de corrupción. Recordemos que la cabeza de Pablo Casado rodó en nombre del hermano de la presidenta, su mentor y diseñador político, Miguel Ángel Rodríguez (MAR), ya ha anunciado que cualquiera que se oponga a su protegida ira pa’lante refiriéndose a ello, la muerte política.
Pero Isabel Díaz Ayuso tras varios años de gobierno debería tener un balance de gestión. No necesariamente, su posición ultraliberal se basa en un concepto de la libertad que neutraliza al Estado, lo que en una Comunidad Autónoma con un dinamismo que permite su autorregulación le ha bastado con fomentar el dumping fiscal, la atracción de capitales y la reducción de gasto para resultar exitosa para quienes comparten sus premisas ideológicas que insisto, se basan más en lo que niega, fundamentalmente la “ideología” Woke y la intervención del Estado, que en lo que afirma que no pasa de un concepto vago de la libertad como genérico. De hecho su posición en cuanto a la restauración, la libertad de horarios, terrazas… con la caña como símbolo es lo que siempre quiere destacar.
Sin duda el punto dramático de su mandato ha estado en la crisis del COVID -19. Todavía se sigue pidiendo justicia para el drama de los 7291 ancianos muertos sin recibir asistencia hospitalaria que un momento único e inolvidable de la acción de gobierno Ayuso finiquitó con “se iban a morir igual”. Es un tema que todavía podría no haber acabado, manifestaciones reclamando justicia al respecto siguen produciéndose.
La cuestión de la gestión de recursos públicos en sencilla: lo Público es una intromisión del Estado en el libre mercado y no debe ser sufragado. Llega incluso a criticar a la universidad Complutense de dar “títulos como churros”. Sorprende dada la naturaleza de los de la propia Ayuso o los de su mentor Pablo Casado.
Su futuro es objeto de debate; hasta no hace tanto es probable que no tuviera planes más allá de Madrid como ciudad-Estado de proyección mundial y eso sí, el pleno control del Partido Popular. Sin embargo la victoria de Donal Trump y la sucesión de hechos que le van a seguir como la tendencia a la acumulación de poder en hiperliderazgos favorecen a personajes como Isabel Díaz Ayuso que por esa vía podría superar el lastre que hasta ahora podía suponer el venir de la presidencia madrileña. Curiosamente podría no serlo en su partido, ya lo probó Esperanza Aguirre en su día.
En El Polemista se trató la figura de la presidenta de Madrid en Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa de Alicia Gutiérrez, y, la Donald Trump española. http://elpolemista.blogspot.com/2023/04/porque-me-da-la-gana-ayuso-la-nueva.html
Estos días aparece el libro que está llamado a ser su exaltación máxima en estos días: Me gusta la fruta de Cristian Campos (Ed. Deusto), un alucinante ejercicio de exaltación y admiración con sobrenombre: “La historia de cómo Isabel Díaz Ayuso se erigió en bastión del antisanchismo y cambio a la derecha española para siempre”. No puede ser más acertado, toda una síntesis del personaje.
No se trata de una biografía, no podría serlo en Ayuso dadas las conclusiones, es un ejercicio de reivindicación por la vía del odio a Pedro Sánchez y exaltación de la protagonista. Incluso llegando a definirla en estos términos colectivos de mano, a modo de conclusión, de la spin doctor y presidenta de OK Diario, Pilar Rodríguez Losantos: “Ayuso tiene algo que todo el mundo, simpatizantes y detractores, reconocen. Que es una tía con huevos. Eso es lo que dice todo mundo: que es una tía valiente. No dicen que sea una tía culta, como Cayetana. Lo que dicen es que tiene huevos. Y luego eso tiene la parte peyorativa de que también te dicen que es una loca si no son afines a ella. Pero, al final, el elemento objetivo es el mismo. El de sus huevos. Y eso es lo que reclama la gente que está harta del Gobierno. Esa gente ve inacción en la oposición y pide a alguien con narices. Y luego le da igual lo que opine ese alguien de todo lo demás.”
Cristian Campos comienza fuerte, atribuyendo la modernidad a los tres políticos que han sabido leer el nuevo paradigma de los tiempos, Isabel Díaz Ayuso, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, los demás siguen el siglo XX (como si los hiperliderazgos y el populismo en el caso de Ayuso o Iglesias, como el oportunismo en el de Sánchez, fueran una novedad del siglo XXI). Y ojo como reparte los papeles: “El antagonismo de Ayuso y Sánchez es uno de los grandes relatos de la España moderna. Por no decir el mayor de todos. El que cierra la primera Transición y abre la puerta a la segunda (…) El rechazo de Ayuso por la autoridad, especialmente si ésta es socialista, no es fruto de una reflexión intelectual, sino cien por cien instintivo.” En realidad la explicación que “Me gusta la fruta” hace de Isabel Díaz Ayuso gira en torno a una vaguedad como proclamarla musa de la lucha contra el autoritarismo y la defensa de la libertad. “Porque no huele a caspa. No huele a rancio. No huele a derechona de mesa camilla y misa diaria”. A estas alturas ya se habrá dado cuenta el lector de la naturaleza del libro y su finalidad, no es una biografía como sostiene su autor, tampoco es un trabajo periodístico o de investigación.
La mención personal es simple, una persona que a diferencia de Sánchez siempre ha vivido de alquiler, y que ha pagado un coste inmenso y ha bloqueado algunos de sus proyectos personales más deseados, principalmente el de tener hijos.
El autor hace una defensa de Madrid como megalópolis de diez millones de habitantes como ciudad Estado, la gran ciudad global del sur de Europa, frente a una España anclada en el pasado sin futuro. En su análisis niega debates sobre su carácter de dumping fiscal -olvida el efecto capitalidad imprescindible en él- y concluye con un asombroso “Lo que sí existe es el dumping electoral, que consiste en la compra de las elecciones con el dinero de los ciudadanos.” También hace defensa de su gestión del COVID-19 y proclama “reina de los bares” como dice, obra maestra de la mercadotécnica política. Igualmente define las luchas internas del PP de forma sorprendente en un periodista para definir el fracaso de Pablo Casado como hacer caso a las columnas de opinión de los diarios cuando “ya no las leen ni los propios periodistas”.
Tampoco Alberto Núñez Feijóo sale bien parado, como no podía ser de otro modo, su resultado electoral lo resume: “Feijóo, en resumen, se dedica a esperar la noche de las elecciones y deja claro que tiene menos ganas de ser presidente que Pedro Sánchez.”
A estas alturas ya se habrán dado cuenta resulta más un encargo que un libro de su autor.
Me gusta la fruta de Cristian Campos será un manual para el Ayusismo. La edición, incluida su cubierta, hacen gala de ello.
ÍNDICE DE EL POLEMISTA: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
En El Polemista:
ResponderEliminarPorque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa de Alicia Gutiérrez, y, la Donald Trump española.
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