No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 30 de diciembre de 2024

Breves previsiones de 2025; la lógica de la fuerza y el proteccionismo, el declive de la democracia liberal y los consensos multilaterales. Por Jorge Navarro Cañada.

 Termina un mal año, 2024,  probablemente aparecerá en los libros de historia como un momento clave en el siglo XXI de la decadencia de un modelo de globalización mundial que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial y que ha dotado a la humanidad de sus mayores cotas de libertad, tecnología, salud y bienestar, por supuesto también de multitud de aspectos negativos, entre otros de deterioro medioambiental que sin duda son determinantes para comprender la situación en la que inicia un nuevo tiempo.

2025 supondrá un cambio en la convivencia internacional y en las tensiones geopolíticas; termina el multilateralismo propio de la globalización en el que diversas organizaciones internaciones las “gestionaban”, incluida la fuerza militar y la coacción, para que sean estas en adelante la que establezca las relaciones entre Estados que se establecerán de forma bilateral. También en el ámbito económico, a nivel nacional se impondrán modelos ultraliberales con la contradicción de la participación estatal en prioridades como la inversión y producción militar en un creciente e imparable proteccionismo.

Este deterioro de la convivencia internacional tendrá un devenir desastroso en materias clave como la gestión de las consecuencias del Cambio Climático -con posibles catástrofes cada vez más frecuentes- donde a pesar de la evidencia diferentes negacionismos avanzarán priorizando intereses económicos, fundamentalmente corporativos y de grandes emporios. Estos además tendrán en la improbable regulación de la digitalización (redes sociales, Inteligencia Artificial…) cada vez mayor capacidad de injerencia y participación en detrimento de los acuerdos y restricciones, lo que repercute en una pérdida de los consensos y lo que es más grave: una mayor desigualdad a todos los niveles entre el mundo desarrollado y los países emergentes, sin duda una fuente de conflicto permanente y creciente a corto, medio y largo plazo. 

Cambio en las prioridades, la llegada al poder de ideologías extremas y en algunos casos delirantes supondrán un frenazo en la investigación médica y en la cooperación internacional, retrocesos como los que ya anuncia EEUU en materias como las vacunas suponen una advertencia sobre el desarrollo de posibles enfermedades, epidemias… También en cuanto a las libertades y derechos civiles podría comenzar un parón o una vuelta atrás, la obsesión contra las ideologías vinculadas al Woke por parte de los grupos y gobiernos ultras tendrá especial cobertura, también otras “fobias”. Y desde luego los inmigrantes seguirán siendo el chivo expiatorio de todos los males a vista de estos.

Un cambio del modelo económico mundial de la era del comercio a la del proteccionismo, del multilateralismo global al regional, también afectará a la libre circulación, incluida la del transporte, su coste y frecuencia afectando a modelos basados en ello, quizá al turismo, desde luego a un retroceso de las economías basadas en Servicios.

El 20 de enero Donald Trump tomará posesión como presidente de los Estados Unidos. Será una de las fechas de 2025 y la confirmación de la nueva era, además abrirán un periodo en el que se despejarán poco a poco las dudas e incertidumbres de un mandato que parece que tendrá en Elon Musk su principal protagonista y candidato de inicio a personaje principal al menos del año. Este asunto será clave por el enorme poder a nivel planetario que podría alcanzar, también internamente los recelos que pueda levantar un fenómeno “Rasputín”, me permito la ironía pero podrían acabar habiendo analogías. Es también determinante en clave regional, sólo la amenaza y la advertencia de Trump a sus vecinos México y Canadá van a tener repercusiones, incluso en el posible principio del fin de periodos como el de Justin Trudeau (octubre y noviembre electoral) o de complicaciones del de Claudia Sheinbaum. 

2025 en América será un año marcado por la cuestión migratoria en la que habrá fuertes tensiones como en materia de seguridad siendo el narcotráfico fundamental, atención a las elecciones legislativas de Argentina que se celebrarán el 26 de octubre, serán un test esencial para Javier Milei con repercusión importante en toda Sudamérica. También habrá elecciones presidenciales en Ecuador en mayo, en octubre en Bolivia, o en diciembre en Chile entre otras.

Europa girará en torno a su declive, la UE pierde influencia y unidad, veremos si la guerra de Ucrania dará un giro trascendente con el cambio en EEUU, la fecha de inicio clave será el 23 de febrero con las elecciones en Alemania. Un país en horas bajas del que intentará sacar partido la extrema Derecha que a esta hora sigue marginada por el “cordón sanitario” que empieza a aflojarse en el resto del continente, hecho que favorece la intromisión de Vladimir Putin, pero también ahora de Elon Musk, escribo estas líneas cuando Alemania incide en su decepción al constatar que un artículo indecente del magnate en propaganda electoral para la ultra Alternativa por Alemania (AfD) aparece en prensa de forma prioritaria, algo impensable hasta ahora. Este clima de inestabilidad e incertidumbre es común a países como Francia que podrían llegar a adelantar elecciones legislativas en la segunda mitad del año o en caso extremo presidenciales, también amenazan a otros como Reino Unido (elecciones municipales en mayo) o España, (¿habrá cambios estratégicos entre gobiernos europeos haciendo de esta otra vez un país “periférico”?) decisivas las elecciones polacas en mayo, Donald Tusk y su liberal y europeísta Plataforma Cívica (PO) intentarán consolidar el cambio en el país. También habrá que estar atentos entre otros comicios a legislativas en Kósovo en febrero (punto caliente en este 2025), Albania en mayo, Noruega en septiembre, presidenciales en Irlanda en octubre. 

Tendremos importante cumbre OTAN en La Haya, y en materia de seguridad la Rusia de Putin merece espacio aparte, como sus vecinos; además de la guerra de Ucrania, Bielorrusia tendrá pantomima electoral en enero, pero la deriva de Moldavia o sobre todo Georgia (¿repetición electoral y giro pro europeo? Elecciones locales en octubre) en relación a Rusia será importante; como los episodios de guerra híbrida protagonizados por los rusos que verán como las sanciones ahora sí repercuten seriamente sobre ella y que evidencia un estado lamentable y obsoleto a todos los niveles, también militar demostrada su debilidad tras el fracaso en Siria o la desesperada petición de ayuda a Corea del Norte en una estrambótica operación militar que sorprendentemente Europa ha aceptado en su territorio. Atención en septiembre al 80 aniversario del final de la II Guerra Mundial, puede ser “curioso” cómo se llega a él, también entre Putin y sus amigos de la extrema Derecha europea. Para entonces Rusia podría estar en una posición desfavorecida respecto a la actual, aunque ciertamente la de la Unión Europea también.

Oriente Medio comienza 2025 con la victoria clara de Israel sobre el Eje de la Resistencia comandado por Irán; la incertidumbre sobre este y las repercusiones de sus tensiones bélicas que se extienden de manera alarmante sobre regiones determinantes sobre el comercio mundial como el Mar Rojo, el Golfo Pérsico… darán titulares de gravedad, como la desastrosa deriva que le espera a la nueva Siria, tanto en su interior como en su proyección exterior. Turquía, llamada a ser una potencia regional decisiva, no solo para la Oriente Medio, también para Europa con la cuestión de los Refugiados, con el norte de África con el que las relaciones con Rusia pueden transformarse a graves tensiones o curiosamente alianzas en torno a Libia. A ello se suman las pugnas energéticas, el nexo entre Oriente Medio y el Mediterráneo puede ser explosivo.

En todo ello como en el resto del mundo China tendrá un papel determinante en su pugna con EEUU, pero si bien se verá perjudicada en su maltrecha economía con la guerra comercial y el proteccionismo, este también servirá para que aumente su influencia en todo el planeta cubriendo huecos que dejará Occidente de la mano de los norteamericanos, hasta el punto de encontrar oportunidades como socio necesario donde antes sólo podía ser inversor.

Asia verá en el conflicto potencial con los chinos momentos de tensión, sin perder de vista a Corea del Sur, con seguridad también va a tener foco informativo.

India o Indonesia están llamadas a tener relevancia económica mayor de la esperada en el nuevo contexto, aunque Taiwán y el Mar de China destacarán otra vez por su riesgo permanente de conflicto. Filipinas tendrá unas importantes elecciones en mayo. 

África responderá en 2025 de forma muy desigual. No olvidemos que Sudáfrica, Nigeria y Angola poseen el 40% del PIB de la región subsahariana, pero en su conjunto esta tendrá un crecimiento menor que las demás regiones en desarrollo del mundo, tendencia que por otra parte ya arrastran ostensiblemente desde 2020 y también se prevé para 2026.

El Sahel continuará dando quebraderos de cabeza y preocupación, previsiblemente su distanciamiento de Occidente, especialmente de Francia, irá a más, aunque es posible que el crecimiento de la influencia rusa decaiga en favor de China. 

Países como Egipto que ven un marcado un deterioro de las condiciones socioeconómicas y una afluencia de capital privado en el sector manufacturero del país podrían sufrir protestas sociales, otros como Libia a pesar de apuntar crecimiento a priori podrían sufrir a cuenta de su posición energética y geoestratégica. Marruecos debería consolidar con apoyo de EEUU el reconocimiento de su soberanía sobre el Sahara aunque las tensiones con Argelia siempre son una amenaza, esta vez dado el nivel de rearme de ambos si cabe mayor.

En principio sobre las democracias africanas que muestran cierta calidad como tales no debería haber mayores problemas, de ellas Sudáfrica presidirá el G20 en 2025 y deberá defender las prioridades y enfoques del Sur Global, de las otras tres Namibia, Botsuana y Ghana, destacar que en esta última se producirá con normalidad la vuelta al poder de John Mahama el 7 de enero, presidente de la República por primera vez en 2012-2017 y candidato del partido opositor Congreso Nacional Democrático (NDC), después de ganar las elecciones.

2025 antes de su comienzo aparece como una incógnita, pero creo que el pesimismo y la preocupación están en el ambiente. Lo que no parece dejar dudas para nadie es que comienza una nueva etapa que hoy es todo incertidumbre.

Todos estos temas, algunos de manera extensa en forma de análisis propios o de reseñas de libros los encontrará en el índice de El Polemista http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html




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