Un libro como este parte de una desventaja frente a la realidad; la inmediatez de los acontecimientos. Y es que un alegato democrático en pleno torrente de acontecimientos puede verse superado temporalmente por estos, y respecto a la deriva autoritaria en el momento en el que llega a las librerías estamos en pleno auge de partidos de extrema Derecha en la UE a un mes de las elecciones en EEUU que marcarán un antes y un después en esta, o a nivel nacional asistimos con asombro a la desaparición por estafa y corrupción de la última propuesta del populismo ultra en España, Se acabó la fiesta (SALF) de Alvise Pérez, o la financiación húngara de Vox que explica el refugio de este en Patriotas para Europa, la propuesta política europea de Viktor Orban, el mayordomo principal de Vladimir Putin en Europa.
Sin
embargo el mensaje de fondo de Joaquim Bosch, juez de notoria presencia
mediática y académica, autor de La patria en la cartera o coautor de El
secuestro de la Justicia tiene recorrido.
La
democracia empieza a ponerse en duda, de momento de forma minoritaria pero
real, lo hace con riesgo de implantar sistemas autocráticos cuando quienes
están en el poder no respetando las normas democráticas se convierten en enemigos
de estas.
A
partir de la crisis de 2008 la quiebra del sistema económico con
fenómenos como la desindustrialización y sus consecuencias ha puesto a ojos de diversos
sectores de la población su identidad en peligro sin encontrar respuesta
política a su malestar. “… no sea la percepción de angustia económica en forma
de privación de recursos, sino de pérdida de identidad desde la perspectiva de
ausencia de reconocimiento, y ha acabado provocando conflictos identitarios
en unos términos que favorecen las estrategias de la derecha radical (…) Los
partidos clásicos no apostaron por plantear una batalla directa para
profundizar en la mejora del sistema democrático; más bien se inclinaron por la
tarea, más sencilla, de abordar algunas de las fijaciones más recurrentes de la
derecha radical. Los partidos convencionales empezaron a competir con el
nacionalpopulismo en la dureza de algunas de sus banderas temáticas. El
resultado de esta estrategia no ha sido especialmente exitoso para los partidos
tradicionales, como lo demuestra el ascenso de la ultraderecha, pues se ha
acabado aceptando el marco de debate que le resultaba más favorable.”
Serían
especialmente sensible a este fenómeno los jóvenes, especialmente hombres de
clase trabajadora y un menor nivel educativo; serían lo perdedores de la
globalización y lo que ahora viene en llamarse “guerras culturales”.
En
ello España ha pasado de una extrema Derecha insignificante -aunque latente,
añado yo- a activarse con el conflicto territorial catalán, el Procés,
haciendo que un programa como el Vox que coincidía más o menos con el de sus
similares europeos, inmigración, orden público, ultranacionalismo… que no tenía
aceptación pasara al primer plano con excelentes resultados electorales. Ha
ayudado a ello el que no hubiera un cordón sanitario como en otros
países europeos permitiendo que el Partido Popular los introdujera en las
instituciones normalizando su programa a pesar de ser en muchas
cuestiones ajeno a la realidad o las preocupaciones de los españoles. La mezcla
de relatos falaces y delirantes sobre la historia y la identidad española
mezclado con propuestas ultraliberales de demagogia económica (fobias a la
fiscalidad, al déficit, gasto, exigencia de la austeridad y adelgazamiento del
Estado…) aunque luego matizadas con el “chovinismo del bienestar” copiado de los
ultras franceses de Marine Le Pen.
Joaquim
Bosch en este Jaque a la democracia (Ed. Ariel) afirma que estas
propuestas se alejan sensiblemente de los fascismos por estar en contextos
diferentes, aunque cabría matizarle al autor que el fascismo no se presentó
para alcanzar el poder en la misma forma en la que se materializó en él,
también se presentó a las elecciones, y respecto al respeto democrático, Vox
incluye en su programa propuestas claramente inconstitucionales.
Datos
que aporta preocupantes: “A partir de las investigaciones realizadas por el Pew
Research Center, España es el país occidental donde hay un porcentaje mayor
de ciudadanos que rechazan la democracia (…) En España, la derecha radical
ya ha influido en el PP en algunos discursos sobre la inmigración o acerca de
la aplicación de mano de hierro contra la delincuencia. Curiosamente, un
fenómeno muy similar está ocurriendo en el ámbito catalán: Junts ha empezado a
reclamar competencias para rechazar la inmigración, para negar la entrada de
menores migrantes o para vincular extranjería con delincuencia, a partir de la
irrupción de Aliança Catalana, que empieza a mostrarse bastante influyente en
Cataluña (…) puede relacionarse la mayor institucionalización de Vox con la
aparición de la plataforma Se Acabó La Fiesta, de Alvise Pérez…”
De
varios de estos fenómenos podrán encontrar en El Polemista análisis en
profundidad. http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
No
podía faltar la mención a la oleada de desinformación que generan estos
grupos en redes sociales, medios afines o ideológicamente o por puro
oportunismo, militantes muy activos que logran generar auténticos estados de
opinión, en algunos casos claramente organizados en enjambres de desinformación
donde el inmigrante es el chivo expiatorio casi siempre. También otras
falacias en la intoxicación del debate público como lo referido a la ocupación,
“Se transmite constantemente la idea falaz de que hay centenares de
delincuentes que ocupan a diario las viviendas habituales de personas
infortunadas que quedan injustamente en la calle y pueden tardar meses o años
en recuperar sus hogares (…) Quienes trabajamos en los juzgados sabemos que los
casos de ocupación de una vivienda familiar son muy raros, lo cual también
confirman los datos oficiales. Además, el desalojo de los ocupantes es
inmediato, al tratarse de un delito de allanamiento de morada.”
En
cuanto a la xenofobia y la multiculturalidad Bosch plantea la necesidad de
desmercantilizar a los inmigrantes separando su papel como fuerza de trabajo de
sus derechos como personas para la consecución de una ciudadanía cívica al margen
del mercado. Se trata de incluir una revisión del concepto de ciudadanía
para salvaguardar la democracia y preservar los derechos humanos.
Este
Jaque a la democracia
no se reduce a la advertencia o la denuncia en algunas cuestiones dada la
cualificación del autor merece atención en sus propuestas, en algunos casos sin
ambages, “… la sobreabundancia del número de aforados en nuestro país.
No existen equivalentes en otros Estados democráticos, pues en España el fuero
afecta a los políticos que integran los Gobiernos y los Parlamentos, tanto
estatales como autonómicos. El aforamiento implica que centenares de políticos
solo pueden ser juzgados por el Tribunal Supremo o por los tribunales
superiores autonómicos. Es como si hubiera tribunales especiales para quienes
se dedican a la política (…) Dicha circunstancia motiva las feroces batallas de
los partidos por la supremacía en el CGPJ, que es el organismo que decide la
composición de los altos tribunales que juzgan a los políticos y resuelven en
sus salas las cuestiones judicializadas más importantes del país” Para ello
propone que al igual que sucede en países de nuestro entorno, los jueces de
los altos tribunales los seleccionen comisiones técnicas imparciales que
apliquen criterios objetivos de mérito y capacidad. Ello lo enmarca en el
peligro de ocupación de cualquier institución por la vía del triunfo electoral
en un ataque a la necesaria división de poderes afectando a la democracia
pluralista. No pasa por alto el tristemente de moda y total actualidad del lawfare,
pide espacios de vigilancia para la actuación de jueces que podrían actuar
con arbitrariedad cuando se dan aplicaciones de la justicia tanto cuantitativas
como cualitativas invasivas al ámbito de las personas. No es difícil en estos
casos, añado yo, pensar el algún caso de fragrante prevaricación judicial.
Respecto
a la corrupción política hace un ejercicio más voluntarista que descriptivo
incluyendo una llamada a incrementar medidas como las consultas populares
aunque cae en cierta contradicción al denunciar el clima social de manipulación
y su petición de incrementar los mecanismos estructurales, de un lado
cualificados, del otro populares.
Una
defensa del Estado social en España que se haya entre los niveles de
desigualdad más altos de Europa: “Los recortes en el Estado del bienestar
comportaron limitaciones en las prestaciones para sus nacionales, pero también
en el presupuesto que se dedicaba a la integración y a sus políticas de
extranjería. Todo ello avivó los sentimientos racistas, acompañados por un
considerable avance de la extrema derecha y por actuaciones institucionales
cada vez más restrictivas contra la inmigración.”
Jaque a la democracia. España ante la amenaza de la deriva autoritaria mundial de Joaquim Bosch (Ed. Ariel) es una propuesta de análisis realista que huye del dogmatismo y se hace para todos los públicos, y que parte de la premisa de la imperfección de la Democracia como organización humana porque la pluralidad es necesariamente conflictiva.
Se
trata de un ejercicio necesario la reflexión al respecto aunque es un libro que
necesariamente cae en el problema que hoy se hace intrínseco a estas propuestas,
que la sucesión endemoniada y fulminante de los hechos las hacen envejecer
rápido porque en solo unas semanas el panorama puede ser radicalmente diferente;
y lo puede ser a peor, eso hace más recomendable si cabe su lectura.
En
El Polemista como decía anteriormente, la extrema Derecha en diversas formas ha
sido tratado tanto en reseñas como en artículos míos, podrán encontrarlos en si
índice http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
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