El
presidente de Irán, el ayatolá Ebrahim Raisí, y su ministro de Exteriores,
Hossein Amir Abdollahian junto a otros colaboradores mueren accidentalmente, o
así nos llega la noticia oficialmente, “ha muerto mientras servía al pueblo. El
helicóptero que transportaba a Raisí, (...) debido a las condiciones
meteorológicas adversas, sufrió un accidente”, aunque sea como fuere lo
importante ahora es contextualizar el hecho, obviamente en las próximas horas
tendremos reacciones en diferentes direcciones.
Ebrahim
Raisi, personaje con tintes siniestros por personalizar la cara más dura del
régimen iraní, desaparece en un momento especialmente sensible, justo cuando se
avecina la sucesión del líder supremo Alí Jameneí. No es una cuestión
menor, el fallecido representa a Osul-Garāyān, el partido de los
fundamentalistas que se basan en el principio teocrático del Velayat-e
Faqih, obediencia absoluta al poder clerical. Dentro de este grupo a su vez hay
fracciones, Raisí representa la más conservadora. Frente a este sector “principalista”
están los “Reformistas”, lo que vendría a ser los partidarios de un poder más
moderado, en teoría mayoritario en Irán aunque en 2021 Raisí ganaba las
elecciones (solo obtuvo los votos de un tercio del electorado con la participación
con mucho más baja de la historia de la República Islámica con casi un 13% de voto
en blanco evidenciando la crisis de legitimidad en la que llegaba al poder.
Todo
esto es importante porque este grupo estaba situado en las mejores condiciones
para nombrar al sustituto en el principal puesto de Irán, incluso se llegó a
plantear que pudiera ser el propio fallecido. Y había, aunque es difícil saber
con qué intensidad, diferentes opciones, el hijo de Jameneí, Mojtaba, también se postulaba al puesto más alto. Raisí
ha sido durante mucho tiempo el favorito del Cuerpo de la Guardia
Revolucionaria Islámica (CGRI), pero muchos miembros del clero favorecen a
Mojtaba.
Recordemos
volviendo ahora a la sucesión del siniestrado, no es la primera muerte de un
presidente iraní en ejercicio, en 1981, los muyahidines-e Khalq de Irán asesinaron al presidente Mohammad-Ali Rajai.
Entonces la sucesión de este era a través de elecciones, pero desde 1989 la
reforma de la Constitución otorga al Líder Supremo la posibilidad del nombramiento (lo hace
a través de otros nombramientos que también dependen de él, aunque se pueden convocar elecciones).
Y
vayamos al contexto internacional:
Irán
acelera su camino a la bomba atómica y abiertamente ocupa un lugar de
liderazgo regional en la oposición tanto a las monarquías árabes como a Israel
(o también, a las posiciones Occidentales en Oriente Medio). Sin embargo estaba
muy activamente participando, ya muy cerca de resultados reales, en una “solución”
para un alto al fuego en Palestina, tenía además en ello el reconocimiento de
EEUU como interlocutor válido. El crecimiento geoestratégico de Irán está en
claro aumento, muy sintomático el importantísimo acuerdo firmado estos días
con India por el puerto de Chabahar que supone toda una magnitud en las
relaciones internacionales como para que todo Oriente Medio pueda preocuparse
por el cambio de equilibrios en el transporte de mercancías que supone.
No
es menor el momento en el que se encuentra Israel; como he apuntado en El
Polemista en artículos anteriores, uno de los objetivos de Netanyahu si todo
hubiera salido según sus cálculos -ya definitivamente fallidos- la operación
posterior a la aniquilación de Hamás era la expulsión kilómetros adentro de
Hezbolá en territorio de Líbano ampliando así la frontera, incluida la marítima,
no solo con fines militares y defensivos, también de explotación. En esta
operación la respuesta de Irán podía ser decisiva y Ebrahim Raisí y su
ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian probablemente hubieran podido
plantear problemas, desde luego mayores que un Irán en plena crisis sucesoria.
Obviamente ello implica numerosos intereses, no solo fuera de Irán, también en
el propio país.
A
nadie se le escapa el clima pre bélico y de actividad relacionada, mucha
de ella subterránea y las consecuencias de estas muertes como para pensar que
son casuales, pero a día de hoy solo pueden ser especulaciones a la espera,
entre otras cosas, en un periodo en el que hay que renovar en una potencia
de la magnitud de Irán, sus dos poderes principales; dejando un espacio
abierto de muchísima trascendencia.
Tienen
artículos relacionados en el ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Foto (SANA) fallecidos en el accidente de helicóptero según primeras informaciones.
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