El brutal y criminal atentado del Estado Islámico en el Crocus City Hall a las afueras de Moscú se enmarca en un conflicto particular que va más allá de los ataques habituales contra multitud de objetivos que realiza el ISIS. En concreto de una forma u otra a ramas de ISIS, recordemos anteriormente la del Cáucaso (ISIS-C), un grupo que resultaría de la escisión del checheno Emirato del Cáucaso “llamado” a expulsar las tropas rusas del Cáucaso Norte y establecer un emirato islámico en la región, a su vez grupo surgido de organizaciones anteriores con el mismo objetivo. En realidad la región es un hervidero de organizaciones, también, y parece ser que sería el caso aunque son conceptos bastante líquidos, el autoproclamado “Estado Islámico Provincia de Jorasán” (Tayikistán) el llamado ISIS-K, vendría de la guerra civil que sufrió el país entre 1992 y 1997 que deparó hasta hoy una brutal represión, pero a su vez este grupo actuaría en toda Asia Central por el gran número de desplazados tras el conflicto y su implantación en diferentes regiones, por ejemplo serían los autores del ataque en la tumba del alto oficial militar iraní Qasem, según las autoridades iraníes, con resultado de 89 muertos y cientos de heridos. Todos estos grupos mutan constantemente en fracciones, todas ellas unidas por una visión rigorista del Islam y entre sus objetivos especiales Rusia, activa en todos los frentes en los que opera la organización terrorista-militar del Estado Islámico; la participación a partir de 2017 de todos estos grupos en la guerra de Siria ha hecho si cabe más complejo el asunto, pero también su internacionalización dado el trato de “masacre continuada” de Rusia a grupos militares y civiles vinculados al ISIS en el Cáucaso, Siria y el Sahel africano.
Pero
no se puede pasar por alto el alto precio en Seguridad que paga Rusia dado
el carácter totalitario y paranoico del régimen de Vladimir Putin; para asombro
de cualquier observador ante el anuncio por parte de EEUU y otros países
occidentales a Rusia este mismo mes de marzo de un inminente ataque terrorista
del ISIS en Moscú (concretamente sala de conciertos) y petición de abandono de
sus nacionales del país, el dictador ruso lo calificó en la reunión con la
cúpula del servicio de seguridad FSB como "chantaje absoluto y provocaciones de varias estructuras oficiales
occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia". Eso
explicaría el asombroso fracaso y error en la prevención, ni tan siquiera se
habían establecido protocolos de seguridad al respecto ni había vigilancia en
los lugares susceptibles de ataque. Sin duda una muestra cruel del precio a
pagar por la ciudadanía por la visión paranoica y maniquea del mundo por
Vladimir Putin totalmente centrado en el fracaso en la guerra de Ucrania y
elevar su amenaza a Occidente.
Pero
sería un error circunscribir a la probable oleada yihadista que viene a
Rusia o tan solo al Daesh, es más que probable una cadena de ataques
inconexos y con una modalidad muy diferente a la que hemos visto en Moscú, se
está haciendo habitual la detección de grupúsculos, incluso individuos
aislados con marcados perfiles antioccidentales, antisemitas, homófobos,
radicalizados… autodefinidos como “cibersoldados”
o yihadistas “virtuales". Tanto en la forma de
operar y de formarse -vía digital- como en los objetivos “blandos”
(lugares o personas sin seguridad ni preparación al efecto). Incluso ya hay
tutoriales en redes, incluso detenidos por elaborar lo que denominan “Madre
de Satán”, un preparado a base de glicerina, ácido nítrico, ácido
sulfúrico, azufre... con un detonador casero conectable a un teléfono móvil para activarlo a distancia. A nadie se le escapa la facilidad
de acceso a diferentes tipos de armas incluidas de guerra en fácil circulación en Europa en medio de la
guerra de Ucrania.
En
fin, hay que asumir que la amenaza
del terrorismo yihadista se hace más real y que incluye nuevos perfiles, muy
vinculados a los anteriores pero también a nuevos conflictos como la guerra de Gaza y sus extensiones (no podemos
pasar por alto que para el futuro queda una generación palestina de “huérfanos”
tras la acción militar de Israel); hablamos que a ex combatientes o sus familiares (incluye terceras
generaciones) y allegados (aumenta la proporción de mujeres) en frentes como
Afganistán, Iraq, Siria, se suman otros que no han podido participar en ellos y nuevos grupos, -más activos ahora, presidiarios radicalizados, jóvenes con aislamiento
social o no naturalizados en los países de residencia (muchos con antecedentes penales)…-
dispuestos a actuar.
El
fenómeno yihadista se
actualiza, el atentado de Moscú no tiene por qué ser indicativo de lo que viene,
pero sí un recordatorio y una advertencia de una incidencia inminente que se
hace más compleja por ya no depender (a diferencia del ataque terrorista en
Rusia que si estaba vinculado a una organización superior y una voluntad de
influencia geopolítica al más alto nivel) de grupos y redes altamente
organizados y perpetrados de armamento o recursos para adquirirlos pero
plenamente conscientes de que hoy, más que nunca, la percepción de terror e inseguridad es mucho más
efectivo para su fines que la magnitud de los ataques. Y los eventos y acontecimientos
previstos acompañan el momento.
En
El Polemista encontrarán varios artículos y reseñas respecto al terrorismo en
todas sus formas y más concretamente sobre yihadismo en casi década y media.
(También de Rusia, tanto en su actualidad como en la Guerra de Ucrania).
ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Foto terroristas tayikos del ISIS-K tras el atentado en Irán. Captura del canal de OneIndiaNews en YouTube