He definido en El Polemista en otras entradas sobre el
populismo como un fenómeno de grupos sin organización estable (o efímera), con
programas volátiles y contrarios a cualquier concreción, sin base social homogénea,
donde el discurso es vago y maleable pero establecen entre los miembros fuertes
lazos sentimentales y suelen tener un líder carismático al que veneran; antielitismo,
antiintelectualismo y antitecnicismo son elementos esenciales en su formulación
ideológica, de ahí que se suelan definir por aquello a lo que se oponen más que
por lo que afirman. Es en este contexto de pensamiento en el que era inevitable
que las redes sociales y el bulo generalizado en medio de la “conspiranoia” y
la pandemia hiciera llegar el nuevo populismo que me he permitido llamar el “antitodismo”, nuevo negacionismo.
Italia, junio de 2020, un nuevo movimiento que se
autodenomina “chalecos naranjas” comandados por Antonio Pappalardo,
general retirado de los Carabinieri, toma la calle denunciando que la Italia de
Giuseppe Comte es una “dictadura sanitaria”, las consignas son tan absurdas
como que el coronavirus es un proyecto político, económico y social para vender
Italia a China o que se puede curar haciendo yoga. El propio Pappalardo a NIUS explica
quien ha inventado el coronaviris: “La Organización Mundial de la Salud
(OMS). El mismo Trump se ha retirado de la organización. Inventan pandemias
cada cuatro años. La gripe aviar en el 2004, la porcina en 2009, las vacas
locas… Y cada vez nos vacunan. Son pandemias falsas (…) Son esos señores que
tienen el 75% de la riqueza en sus manos. Bill Gates, Rockefeller, Rothschild…
Ellos son quienes tienen el mundo en sus manos. Pero el pueblo no puede
permanecer siempre inerte, debe reaccionar (…) No he sido nunca fascista. Yo
soy un demócrata al 200%. Los hemos echado de varias patadas en el culo. No son
parte de nosotros, nosotros somos el pueblo. No somos ni de izquierdas, ni de
derechas, ni fascistas. Nosotros somos chalecos amarillos, digo… blancos, eh…
naranjas”. A todo lo que dice sus seguidores le aclaman “¡Generale,
generale!”.
Como podrán ver se dan todos los rasgos del populismo,
aporta la designación del enemigo identificado, saber contra quien hay que ir.
Lo de Bill Gates es una obsesión como lo es George Soros entre la extrema
derecha europea y Donald Trump (que por cierto recibió en su día grandes sumas
de dólares de él, pero esa es otra historia). Pero el movimiento de los “chalecos
naranjas”, que sin duda se organizarán en partido político, se forma de lo más
variado, fundamentalmente desengañados de La Lega (extrema derecha) y del M5S
(populismo de izquierdas), pero incluye movimientos tan particulares como los
cristianos contra el Papa Francisco, neofascistas varios, “indignados”, antisistema,
antivacunas, antimascarillas, conspiranoicos de toda condición … y en suma la
gente que pone su rabia y odio al servicio de una nueva motivación que se
define por ser lo que he llamado “antitodismo”.
Un ejemplo español que afecta a la transversalidad -puede
abarcar cualquier aspecto incluido el religioso- del “movimiento” lo da José
Luis Mendoza, presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM),
premiado por el Comité Olímpico Español (COE) con el premio 'Valores
olímpicos'. Dice con autoridad ultra católica en el acto de celebración de San
Antonio de Padua horas antes de lo que escribo: "El coronavirus, fruto de las fuerzas
oscuras del mal, del Anticristo y quienes le sirven (…) ¿Por qué permite Dios
esto, es voluntad de Dios? no. Las fuerzas oscuras del mal, en cada
generación, aparece el Anticristo, y aquellos que le sirven, con gran
poder, queriendo usurpar el nombre de Dios (…) Quieren también controlarnos
cuando se encuentre la vacuna, con un chip a cada uno de nosotros para
controlar nuestra libertad. Pero qué se han creído, esclavos y servidores
de Satanás. No les tengáis miedo. (…) Nuca el mal triunfara sobre el bien, jamás,
las tinieblas no pueden sobre la luz. Por qué Bill Gates, Soros, anuncian
hace años que se avecinaba el coronavirus ¿cómo ha venido esto?"
Permítanme otros ejemplos por lo que nos afecta a los
españoles pero que sirven para comprender el fenómeno en todas partes:
Movimiento Barrio de Salamanca, famoso por organizar las caceroladas contra la
gestión de la crisis del coronavirus del Gobierno de Pedro Sánchez más sonadas,
se rebautiza como Resistencia Democrática, un movimiento antiSánchez y
anticomunista que se manifiesta en Callao contra las vacunas en las que tiene relación
Bill Gates con consignas como “Detener a Bill Gates“, “No a la nueva
normalidad” o “Plandemia”. George Soros no se libra. Tiene voz en
ello el periodista Rafael Palacios megáfono en mano que se autodesigna como seguidor
de la “historia oculta” y la “conspiración” y además recibe cobertura en
programas televisivos de nula ética: “En este vídeo, Bill Gates asume
abiertamente que están causando efectos secundarios al inyectar a niños con
elementos modificados genéticamente. Se lo enviáis a Ana Pastor (Maldito Bulo)
de mi parte (…) Madrid despierta contra el NOM”. María Luisa Fernández,
líder del movimiento: “No es un movimiento político. Se puede sumar gente
que vota diferentes partidos. Es algo transversal”.
Miguel Bosé en Twitter, artista musical que tiene
predicamento en particular público, son millones de seguidores en redes sociales
y sus palabras tienen repercusión mediática, en este caso sobre la salud
pública, y que se ha posicionado a lo largo de su carrera políticamente en favor
del partido de gobierno actual aparece como negador de la pandemia y con argumentos
parecidos a los de los antivacunas estos días (junto con su similar en lo
cualitativo, musicalmente hablando, Enrique Bunbury): “La farmacéutica GAVI,
para quien no lo sepa, es propiedad de la fundación BILL & MELINDA GATES,
los especialistas en vacunas fallidas que tantas víctimas han causado alrededor
del mundo. India les ha expulsado y denunciado. África aún acarrea sus
consecuencias. Kenia ha destapado (…) sus atrocidades. BILL GATES, el
eugenésico, se olvida de la existencia de la maldita hemeroteca, y en el pasado
habló reiteradamente de más, sobre su proyecto de vacunas que portasen micro
chips o nano bots, para obtener todo tipo de información de la población
mundial con él (…) sólo fin de controlarla. A estas se les podrían añadir
también diversos metales, aún más tóxicos de los que ya incluyen, adyuvantes
ilegales o el llamado ‘polvo inteligente’, todos ellos atentando contra nuestra
salud y sin nuestro consentimiento. Llevada a cabo esta fase (…) y una vez que
activen la red 5G, clave en esta operación de dominio global, seremos borregos
a su merced y necesidades. Pedro Sánchez ‘El Salvador’, en nombre del Gobierno
de todos los españoles, acaba de hacerse cómplice de éste plan macabro y
supremacista, como de costumbre sin (…) el permiso de la ciudadanía. Sólo
pretendo informar sobre la situación anunciada hacia la cual, entre otras
fechorías, se nos está conduciendo. YO DIGO NO A LA VACUNA, NO AL 5G, NO A LA
ALIANZA ESPAÑA/BILL GATES. #YoSoyLaResistencia”.
Sin ser comparativo y partiendo de otra base, no quiero
pasar por alto la fiebre “antiesculturas” que se ha generado tras las movilizaciones
contra el racismo tras la atroz muerte de George Floyd a manos de la policía en
EEUU, todo un elemento de invasión del espacio público esencial para entender
el fenómeno, que repito, es transversal. ¿Quién no tiene una causa que pueda
sentirse ofendida por alguna representación que asocie a otras? Hay también el
elemento “anti” como esencial y no pasa de ser una especie de crisis de
autoestima pagándolo con su pasado que se refleja en la destrucción de
símbolos. El populismo -y el antitodismo es parte de ello- empodera al
pueblo (en oposición a la ciudadanía), le hace creerse esencia de todo y el
pasado así se convierte en un lastre por ser previo a su empoderamiento. Esto
de la guerra de las estatuas que se está dando en Occidente irá a más, veremos
lo poco que tarda en llegar a España.
Solo he querido poner algunos ejemplos para explicar que
el “antitodismo” viene para quedarse y que será la evolución lógica de un
populismo que en el contexto actual se mueve con absoluta comodidad. Lo vamos a
ver en breve en Italia como alternativa política delirante, pero es cuestión de
tiempo que aparezca en otros países, España lo tiene asegurado, veremos cómo.
(Foto Ismael Monzón)
(Foto Ismael Monzón)