EL POLEMISTA
Libros y actualidad por JORGE NAVARRO CAÑADA - DISPONIBLE COMO ANALISTA O ARTICULISTA EN CUALQUIER MEDIO.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET
jueves, 20 de noviembre de 2025
Tribunal Supremo D.E.P.
miércoles, 19 de noviembre de 2025
Si no puedes convencerlos, ¡confúndelos!; la estafa en la información y en la opinión. Tertulianos de Esther Romero y Juanma Romero, y, Las artimañas ¡vaya timo! de Albert Corominas.
“Si no puedes convencerlos, confúndelos”. Harry S. Truman.
Definir
como fake news, bulo, manipulación… en la información -muchas veces premeditadamente
disfrazando a la opinión- ha dejado de ser frecuente para ser una parte
esencial de la oferta mediática. Para ello hay multitud de formas, incluso
medios dedicados a ello en buena parte, y seamos honestos, también contando con
un público, muchas veces perfectamente consciente de ello. Y ya no cabe limitar
este fenómeno a las redes sociales, su salto a las televisiones, radios, prensa…
supera con mucho la línea editorial para disputarse su finalidad entre lo
político o social y lo financiero o empresarial.
En el post anterior, La era del idiota; con un teléfono móvil se puede dominar el mundo https://elpolemista.blogspot.com/2025/11/la-era-del-idiota-con-un-telefono-movil.html exponía la desgracia que supone la pauperización del conocimiento científico y la cualificación técnica en favor de un saber “digital” que teléfono en mano accede a una cantidad de información que le hace poseer la totalidad del saber humano en competición con los primeros. De ahí el que irónicamente proclamara la era del idiota por el tipo de individuo que se genera.
Pero
antes de todo esto y de las redes sociales ya se estaba produciendo un
deterioro en la información y como consecuencia de ello, fenómenos como la
polarización política tenían abiertas la puertas a pauperizar y simplificar los
mensajes políticos, económicos, sociales… hasta el punto de convertir al espectador,
lector, oyente en un mero receptor de argumentarios sin la menor exigencia de
veracidad. Entonces fenómenos mediáticos como las tertulias políticas se hacían
con espacios que sustituían a los métodos tradicionales en la formación de la
opinión. Llegaba la era del tertuliano, un personaje dotado de súper
conocimientos, incluso capaz de improvisarlos en directo, que a cualquier hora
o medio transmitía su interpretación de todo lo que pudiera pasar, y que para
no hacerse aburrido, tenía que darle teatralización y pose a lo opinable. La
situación puede llegar al delirio en personajes que en un mismo día y durante
casi toda la semana recorren varios platós con el mismo mensaje de propaganda y
argumentario, muchas veces cambiando ¡hasta de ideología en muchos casos en
función del logo que acompañe su nombre! si van de la mano de un patrocinador u
otro como fichajes que son de estos. Su presencia en los medios son parte de un
mercado, también político, la degradación del fenómeno ha llegado al punto de
negociarse con un partido político un número de puestos en un programa diario,
o que los partidos políticos paguen con tertulias a sus miembros (normalmente
cuando están de salida o son degradados).
No es menos cierto, auténticas nulidades del periodismo en lo profesional y lo
ético han logrado proclamarse verdaderas figuras y ser alabados y aplaudidos
como tales.
El
resultado está a la vista: una sucesión de egos y medianías interpretando
argumentarios al servicio de espectadores que hacen su selección de opinador en
función de sus simpatías o sus odios, todo un entretenimiento con supuesta
sustancia informativa que multiplica la polarización de una forma no tan rápida
y fulminante como las redes sociales, pero probablemente y todavía más
influyente (en esto puede tener su importancia la edad media de la población).
Traigo
dos libros muy diferentes, el primero una propuesta curiosa por ser de corto
alcance mediático, un ensayo autoeditado: Tertulianos, de Esther Romero
y Juanma Romero (Ed. ExLibric).
Tres
rostros de la tertulia, el de la radio, que prioriza el contenido a falta de
imagen, es más técnico pero más aburrido aunque la relación con el oyente es
más íntima, el de la televisión, obsesionado por la imagen y la popularidad
donde son frecuentes los egos disparatados que priorizan su autopromoción y
desprecian a quien opina diferente. Para ello a menudo se recurre a tácticas de
choque y espectáculo en favor de la audiencia en detrimento del contenido, suelen
ser personajes con un concepto de sí mismos equivocadamente elevado. No dejan
en mucho mejor lugar a las tertulias en eventos en vivo donde se adoptan
posiciones polarizadores y controvertidas para interactuar con el público en un
escenario que en ocasiones les acogen como estrellas celebrando y jaleando las
ocurrencias y estridencias.
Esther
Romero y Juanma Romero, ambos periodistas, le atribuyen a Luis del Olmo la
puesta en escena de este modelo de comunicación, lo que explica que “algunos son
tertulianos desde hace más de treinta años y no saben hacer otra cosa”.
Ciertamente esto además de ingresos dota de una buena red de contactos y
oportunidades, pero para ello requieren adaptabilidad, versatilidad,
reconocimiento y sobre todo: lograr influencia en el debate público. Son “las
víboras del micrófono”.
El
libro, escrito con ironía y cierta gracia, también con repetición y a veces
innecesaria extensión (siendo un texto corto de 128 páginas) da consejos e
instrucciones al aspirante.
“Los
tipos de tertulianos que dominan estas conversaciones son diversos. Está el
provocador, que busca generar polémica a cualquier costo; el experto
autoproclamado, que a menudo comparte información errónea; y el inexperto, que
aporta ruido. Cada uno contribuye a crear un entorno donde la profundidad y el
análisis son la excepción más que la norma. Lo cierto es que las tertulias
mediáticas han evolucionado hacia un circo donde el chisme reina y la verdad
tropieza, dejando a la audiencia atrapada en un ciclo de desinformación y entretenimiento
frívolo”. Lo peor es que la audiencia parece aceptar esta manipulación y polarizarse
con ella.
En
Tertulianos se explica cómo estos deben mirar al moderador o al resto de
intervinientes en sus intervenciones, nunca a la cámara ya que transmite
falsedad o que está debatiendo con el espectador. Con esta base y sus variantes
hacen unas recomendaciones, como de los motivos que le llevan a uno a dedicarse
a ello.
Diferencias
entre tertulianos y tertulianas: ellos son más directos y confrontativos,
interrumpen más pero se dejan interrumpir menos, sus gestos son más
autoritarios y dominantes, usan un tono más grave y puntualizan y acaparan más
la palabra. Las tertulias exclusivamente masculinas se caracterizan por el
enfoque competitivo, jerárquico y de empatía limitada.
En
el caso de las compuestas sólo por mujeres “favorecen el ambiente colaborativo
y empático, orientado hacia el apoyo emocional y la creación de redes
significativas, promoviendo la escucha activa y el empoderamiento”.
La
primera parte del libro termina con un enfoque sobre el futuro de la
Inteligencia Emocional en las tertulias diría que forzado, la segunda es una serie
de preguntas que contestan los tertulianos sobre su trabajo. Esta no indica ni
a quién se ha hecho en ningún aspecto, ni personal ni numérico, es un trabajo
de campo que queda a expensas de la reflexión del lector sobre ella sin ningún
aporte. Y es una pena, como el resto del libro podría ser una oportunidad perdida
de ir más allá.
Las
artimañas ¡vaya timo! De cómo hacer creer que es verdad lo que no es cierto de Albert
Corominas. Completamente diferente y de un carácter marcadamente científico
como no podía ser de otra forma en la colección ¡Vaya timo! de la editorial
Laetoli. Estos libros que ya superan la treintena forman una colección dirigida
por Javier Armentia y se edita en colaboración de la Sociedad para el avance
del Pensamiento Crítico, podrán encontrar en El Polemista algunos de ellos.
Corominas,
catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Catalunya nos define
aquello de lo que nos previene: “llamo artimañas (o en ocasiones, argucias), a los
procedimientos creados para intentar que pase por verdadero o bueno lo que es
falso o malo, sea por medio de una falacia o de un bulo”. Estas se encuentran
en algunos medios de comunicación, redes sociales, entidades creadas ex profeso
y dotadas de la financiación consiguiente, en voceros, francotiradores,
oportunistas y almas crédulas carentes de capacidad crítica, ansiosas de
protagonismo y, a veces, incapaces de ver quién saca provecho de sus
aportaciones”.
Artimañas
se apoya en las dudas metódicas de Mario Bunge para discernirlas, preguntas del
tipo ¿qué significa?, ¿quién y cómo lo dice y se prueba?, ¿Cómo funciona y a quién
beneficia?, ¿es cuantificable?...
A
través de numerosos ejemplos y citas recorre las premisas falsas, las incongruencias,
las medias verdades, cuestiona la falsa autoridad de quien afirma, el
oscurecimiento por medio de la complicación o la simplificación, las
generalizaciones, reiteración, omisión, aderezo o falsas noticias en
profundidad.
Se
trata de un ensayo del que es difícil hacer reseña pero no por su dificultad,
sino por su necesidad de comprensión a través de su ejemplos y explicaciones, es
de una gran erudición, concluye sin embargo:
“Lo más importante, lo estrictamente necesario para evitar que nos tomen el
pelo (…) es la actitud que adoptemos ante las propuestas y las noticias: conocimientos,
rigor, escepticismo, pensamiento crítico, y duda cartesiana son los antídotos
insustituibles contra el engaño”.
Un
ensayo notable, quizá otro título hubiera sido más aclarador sobre su contenido
o al menos más atractivo.
Este es un tiempo para la desconfianza, en mi caso además para el pesimismo, no tanto por los “malvados” que nos engañan sino por la alianza de estos con los engañados en un momento de la historia anti ilustrado donde el saber técnico queda asociado a una élite que no se conforma con un conocimiento de consumo y bajo precio al alcance de un clic.
Encontrarán
numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL
POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
jueves, 13 de noviembre de 2025
La era del idiota; con un teléfono móvil se puede dominar el mundo. Nueva Derecha y conspiranoicos. Por Jorge Navarro Cañada.
No hay tonto que acepte la inteligencia que queda al margen de su dominio digital. Y lo que no se ve no se cree, por tanto, sólo es aceptable lo que aparece donde se da la razón a quien lo busca como respuesta a la duda. En realidad, es un círculo vicioso pero que además de funcionar descarta a todo lo que queda fuera de él. Así no hay ni ciencia, ni razonamiento, ni ilustración o tecnicismo que valga, lo que nos lleva a la Conspiración de todo lo que lo proyecta: ¡así nos hacemos conspiranoicos!
Y
si todos mienten, especialmente las élites poderosas, aquel que tiene una
explicación alternativa es superior como portador de la verdad y además es
original y alternativo. ¿Qué idiota no quiere serlo?
La
nueva Derecha ve en el wokismo esa conspiración, una amalgama de prejuicios y
creencias asimiladas empíricamente que hacen de barrera contra la “verdad” que
se esconde en la incertidumbre: no todo racismo, machismo, patriarcado, desigualdad,
capitalismo, xenofobia, prejuicio en general… sería rechazable por definición
ni calificable como tal, sino que estaría justificado en honor a la realidad.
Para ejercer este ejercicio de respuesta es necesaria la Libertad “negativa”,
la mínima regulación que deje hacer al individuo al margen de la norma
regulada, la legalidad. La libre actuación del más fuerte es un derecho adquirido
por el mérito, la productividad, el éxito, la riqueza…
Los
liberales y la Izquierda denuncian la irrupción del malismo, todo exceso está
justificado por aquellos que pretenden rebelarse contra el tecnicismo, la
ciencia, la convivencia en sociedad reglada y organizada. Frente a ello, se
reivindica la Libertad “positiva”, la colectiva codificada que asegura al
ciudadano como elemento libre e igual actuar protegido y regulado por la Ley.
No
hace mucho, defender y argumentar las posiciones de la Derecha "alternativa" que ahora
resurge en forma de extrema Derecha o vapuleo de todo lo que suena a wokismo -ahora
ya va tomando forma represiva con el nuevo fantasma: el antifa- era difícil,
incluso vergonzoso, la llegada al poder a través de Donald Trump de estas
posiciones las han hacho legítimas, incluso necesarias.
Así
ya es fácil encontrar en las mesas de novedades de las librerías textos
abiertamente conspiranoicos de toda temática compitiendo en igualdad con otros
de naturaleza científica e ilustrada, pero donde estas teorías campan a sus
anchas es en la redes sociales donde el idiota se informa, documenta, opina, pondera,
condena, amenaza y agrede a todo aquel que responda al mal positivista o
racional, el enemigo de todo conspiranoico y de la nueva estupidez digitalizada.
Definitivamente, son malos tiempos para los valores ilustrados, el humanismo y la cultura en general, es el tiempo del idiota armado con de su teléfono móvil.
Encontrarán numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
jueves, 6 de noviembre de 2025
Zohran Mamdani, un delirio simpático ¿Antídoto contra Trump o su enemigo ideal? ¿Reacción Demócrata? Por Jorge Navarro Cañada.
Un
año después de la victoria de Donald Trump y en plena exhibición obscena de sus
“poderes absolutos” la realidad electoral evidencia el descontento a sus
políticas, la reacción Demócrata, y le da un serio aviso de cara a las elecciones
de medio mandato.
Pero
mientras el mundo, y especialmente el propio Donald Trump, pone el foco sobre
la victoria de Zohran Mamdani en Nueva York, se daban los resultados que
realmente preocupan a Trump por ser los que suponen una amenaza global en EEUU
más allá de fenómenos concretos y llenos de particularidad como el neoyorkino.
En
Virginia, Abigail
Spanberger y en New Jersey, Mikie Sherrill, dos Demócratas de perfil
pragmático adaptable a la realidad nacional del país, se proclamaban gobernadoras
de sus respectivos Estados de forma muy holgada rompiendo dinámicas electorales
que han sido clave en la victoria de Donald Trump en 2024. Mientras, en
California, la iniciativa del gobernador Gavin Newsom de modificar el mapa
electoral del Estado en respuesta a la manipulación de distritos republicana en
Texas, obtuvo también una gran victoria. En Pensilvania, los tres demócratas
candidatos al Supremo estatal ganaron sus comicios y mantienen la mayoría.
Semejante
derrota el mandatario en la Casa Blanca decía al respecto que “el cierre de
gobierno fue un gran factor negativo” y al fácil “yo no estaba en las papeletas”.
En
realidad muchos norteamericanos estaban diciendo no a la degradación autoritaria
que impone Trump, sus delirios proteccionistas que ya muestran un claro
encarecimiento de la vida y abren el camino a la incertidumbre, las políticas
discriminatorias con claro sesgo de gratuidad e ilegalidad… y una aprobación
bajo mínimos de su mandato que según las encuestas no pasa del 37%. A pesar de
ello, el Republicanismo se negaba a aceptar la derrota, sirva como ejemplo Mike
Johnson, presidente de la Cámara de Representantes: “Lo que pasó anoche es que
estados y ciudades demócratas votaron demócrata”. No es cierto, hay que
insistir en que dinámicas de voto que habían sido clave en la victoria
Republicana un año antes se estaban revirtiendo.
El
fenómeno que más atención recibe de lo sucedido lo ha protagonizado Zohran
Mamdani en Nueva York.
Juventud,
novedad, frescura, originalidad, simpatía, alegría, ilusión, ruptura… como propuesta
política lo tenía todo si conseguía vender un programa disparatado por irrealizable,
no sólo en contexto, también en forma, por carecer de realismo no tiene ni viabilidad
competencial, pero ciertamente es un revulsivo que si logra “aterrizar” y
conformarse con lo posible aunque alejado de la propuesta inicial y el ideal,
habrá sido mucho. En caso contrario las consecuencias serán justamente las
opuestas a lo que persigue.
N.Y.
es una ciudad Demócrata: Kamala Harris había obtenido más del 68% de los votos un
año antes, y a pesar de ser una clara victoria lo era aun menos de lo habitual
donde los candidatos Demócratas arrasan normalmente. Y sin embargo Mamdani
obtenía más de un millón de votos, algo inédito desde 1969 en el que lo logró
John Lindsay. Como la participación electoral, la más alta en medio siglo,
fueron a votar 2,4 millones de neoyorkinos.
Originario
de Uganda, socialista, musulmán, defensor de la Globalidad, de los inmigrantes,
de las causas “justas”, amigo de las minorías, rapero (antes Young Cardamon, en
su hit Kanda decía: “me gustas tanto que quiero comprarte un vaca”),
propalestino (en una ciudad con una gran comunidad judía, desde Israel se le
acusa de ser “candidato de Hamas”) , antidesahucios con experiencia activista
en ello… es todo un ejemplo de aquello que puede odiar la Derecha
antiglobalista, todo un ejemplo de aquello que engloban en la etiqueta “Woke”.
Con
una jefa de campaña de 27 años casi toda ella ha girado en torno a 100.000
voluntarios y sus videos en redes sociales. Todo un ejemplo de la deriva
antitecnicista y de negación de la información y la comunicación profesional,
reglada y regulada, ha logrado llegar a todos los sectores de la sociedad a la
que se dirigía. Toda una exhibición de la política espectáculo con una estética
a medio camino entre el pop y la comedia televisiva adaptada al teléfono móvil donde
los colores, la diversión y la ilusión ha calado en un electorado necesitado de
ella para movilizarse en todo un gesto de resistencia al Sistema. Nada tan
alternativo desde que la alt-Right hiciera lo propio con movimientos como MAGA
desde el lado opuesto pero también sobrepasando las formas políticas tradicionales,
tanto como para fagocitar al Partido Republicano. ¿Logrará esta Izquierda
alternativa controlar el Partido Demócrata? Bernie Sanders, ¿habrá encontrado
su candidato perfecto?
Quienes
creen que lo sería son los Republicanos y Donald Trump; un modelo tan antagónico
a la visión del mundo de la mayoría de los norteamericanos podría ser una
garantía de victoria, de hecho en su comparecencia el Presidente se centraba en
Mamdani e intentaba ignorar el resto de victorias Demócratas.
Mientras el neoyorkino prometía superar problemas como la vivienda, sanidad, transporte, educación… garantizándolas para todos desde el ayuntamiento de Nueva York, las candidatas vencedoras en Virginia o New Jersey hacían declaraciones del tipo “no se respeta a los electores si les hablamos solo con titulares y tampoco si les hacemos promesas imposibles (…) Está bien hablar de identidad y valores democráticos pero lo más importante es que hablemos de economía, del encarecimiento de la vida, de la inflación y de cómo mantener el poder adquisitivo”. Coinciden Spanberger y Sherrill respecto a las prioridades en vivienda, sanidad y demás servicios públicos: “no tengo una varita mágica". A estas declaraciones de Spanberger, la flamante vencedora en Virginia pide "No decir cosas raras porque somos profesionales de la política obligadas a comunicar con claridad y respeto”.
Ciertamente su perfil, 46 años y tres hijos, ex agente
de la CIA, diputada electa en 2019 como en la cámara de representantes, o el de
Mikie Sherrill, piloto de helicópteros y también un perfil profesional, son un
problema para Donald Trump.
La democracia necesita estímulos, pero se nutre de
pragmatismo y del arte de lo posible, no del artificio. La respuesta a la revolución
Reaccionaria que estamos sufriendo tiene que hacerse desde la realidad y con
personas capaces de llegar a toda la ciudadanía. Convencer desde aquello que se
puede contrastar, sin ruido y con respeto y claridad implica a un programa
político definible y contrastable con lo posible, en fondo y forma
competencial, presupuestaria, cuantificable.
Estoy convencido que revertir esta oleada de Derecha autoritaria en casi todo el mundo requiere de una vuelta a la senda de la Democracia Liberal en los Estados Unidos de América, y eso sólo es posible a través de un Partido Demócrata asentado en la realidad y las posibilidades de los norteamericanos, no en la ficción de las redes sociales o el delirio deseable pero imposible.
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Imagen: Nick Anderson Editorial Cartoons II: “Ass kicking
miércoles, 29 de octubre de 2025
La era de Hitler de Alec Ryrie, y, ¿hacia un paradigma miserable? ¿Era bueno el que ahora “acaba”?
Desgraciadamente es pronto para saber hacia que interpretación de lo correcto y lo contrario vamos, pero la idea de dejar paso a la convicción plena de la Democracia y Libertad como bien político máximo es sencillamente aterradora y me niego a aceptarla. Aun así les invito a reflexionar sobre ella.
La era de Hitler y cómo sobrevivir a ella de Alec Ryrie (Ed. Gatopardo) no puede ser más oportuno en un tiempo que más allá de los aniversarios todo lo referente al nazismo, incluida su reivindicación directa o a través de la equidistancia o su banalización llegan incluso desde el poder de la primera potencia mundial y hasta hace sólo unos meses símbolo y soporte máximo de la Democracia Liberal.
Alec
Ryrie, historiador especializado en el cristianismo protestante y la religión
en el Reino Unido y EEUU va mucho más allá de este ámbito para reflexionar
sobre una nueva realidad inquietante: el consenso moral sobre el nazismo ha
dejado de unirnos ¿y ahora qué?
“La
era de Hitler, la era en que la fascinación y el horror ante el nazismo se
apoderaron de nuestra imaginación moral, está tocando a su fin. La mayoría
hemos vivido gran parte de nuestra vida en una era de consenso generalizado y
estable en cuanto a los valores básicos que compartimos, pero, de un tiempo a
esta parte, cunde la impresión de que en los años venideros la estabilidad y el
consenso serán un bien escaso.” Así Hitler, el genocidio, el fascismo… ya no
son la referencia del mal aceptada más que mayoritariamente.
Los
vencedores de la II Guerra Mundial hablaron de valores judeocristianos universales
(la credibilidad de la civilización cristiana se había desmoronado acogiéndose
a las visiones nacionalistas de la guerra total y necesitaba una respuesta, una
lucha por valores que pudieran ser para toda la humanidad) que defender y
aplicar en todo el mundo independientemente de raza, credo, cultura localización…
fundamentalmente las libertades democráticas ("libertad de expresión y de
culto, y libertad de la miseria y el miedo”), en ese marco se crearon la ONU, la
Declaración Universal de Derechos Humanos…y demás respuestas a las atrocidades
de la guerra a manos del nazismo y el fascismo.
Hitler
se convertía en un símbolo, la expresión máxima de la maldad, su misantropía, su
degradación racial y ansia de dominación se convirtieron en el contrapunto
moral a los derechos humanos universales. Hitler era el genocidio, la
dictadura, el antisemitismo… todo lo que el mundo libre rechaza y el poder
británico y estadounidense demostraron que la verdad y la bondad -la democracia
y los derechos humanos- inevitablemente ganarán al final. (Este libro está
escrito en un contexto claramente Atlántico y anglosajón).
Ryrie por la "era de Hitler" no se refiere a las décadas de 1930 y 1940, trata
del período de "posguerra" de las décadas de 1950 y 60 hasta el
presente.
Hace
un siglo, la figura moral más potente de la sociedad occidental era Jesucristo.
Ahora es Adolf Hitler, ya no es una cruz o un crucifijo, sino que la esvástica
es el talismán del mal, mucho más poderoso que cualquier otro símbolo cultural
o religioso. Se cambia el paradigma religioso por uno secular. El antinazismo
se convertía políticamente en doctrina oficial, en política nacional como
internacional, culturalmente la idea de sociedad abierta se imponía sobre la de
sociedad de la imposición.
“El
convencimiento de que Hitler es el paradigma del mal es incapaz de soportar la
carga que nuestra época le impone, y en estos momentos se está resquebrajando.”
Ryrie
reflexiona sobre si Hitler puede soportar el peso que nuestra sociedad ha
puesto sobre él. Tenemos claro qué es lo malo, pero, ¿ello implica un elemento
de tanta fuerza y peso en positivo para lo que viene?
No
lo tiene claro, en primer lugar porque se niega a usar un ejemplo del mal para
establecer nuestra brújula moral. Significa que ahora sabemos lo que odiamos,
pero no sabemos lo que amamos. Vaciamos las bondades (derechos humanos,
libertad…) por cuanto que son espacios indefinidos en los que los individuos y
las comunidades pueden encontrar lo que aman y perseguirlo. Hay un sentido de
lo Malo, pero no queda claro el de lo Bueno. Así “mi verdad” es “mi bien”, pero
no hay bienes en los que ponernos de acuerdo.
En
segundo lugar, Ryrie sugiere que las guerras, (tampoco la IIGM), no son una
guerra entre el bien y el mal y no terminan o no debieran en una rendición
incondicional. La guerra es confusa, gris, concluye insatisfactoriamente a
través de la diplomacia y la negociación, muchas veces en tratados,
intercambios, negocios y muchas veces en impunidad. ¿Debería cualquier guerra,
por justa que sea, ser central para la moral de una sociedad? El mundo nazi
como referente no es suficiente para profundizar en la geopolítica, es
necesario un consenso en positivo, no sólo en negativo. Y termina con una
ironía fundamental, incluso una contradicción, en el corazón de la ética
antinazi occidental: es particular, no universal.
La
particularidad de los valores occidentales en la era de Hitler revela que la
creencia en los derechos humanos universales es solo eso: una creencia, una fe.
Ryrie lo llama "la nueva fe de una
era secular". Cuestionarla "es casi cometer una especie de
blasfemia". Pero nuestra afirmación de los Derechos Humanos es una
desafiante afirmación existencial de valores... “sin ningún fundamento firme"
porque los derechos no son evidentes por sí mismos, (la humanidad hasta ahora no
los había tenido). Desde una perspectiva cristiana, algo así como los derechos
humanos se puede preservar basándolos en una doctrina de la Creación, desde la
perspectiva política de la posguerra, los derechos humanos estaban destinados
a reemplazarla.
Ojo,
aunque Alec Ryrie manifieste que los derechos humanos universales son evidentes
en sí mismos y no particulares (salvo el que un grupo de naciones en respuesta
a una guerra) tiene claro que merece la pena conservarlos como logro moral,
pero no son y nunca podrían ser adecuados por sí solos. Respecto a los
acontecimientos actuales, ¿la derrota nazi es un modelo para responder al
cambio climático o la pandemia?
"En
lugar de un evento singular el nazismo ahora aparece simplemente como un
ejemplo extremo de una larga y continua historia de persecución racial y
genocidio, una historia que ha cruzado muchos continentes y siglos y aún
continúa, y que, tal vez, no tiene perspectivas de llegar a su fin". El
consenso antinazi nunca estuvo destinado a durar y por tanto su final no sería
algo malo; importa es lo que venga después.
Ryrie,
seguramente en un final que desmerece el libro, llama a Derecha e Izquierda a forjar
una nueva síntesis entre el programa de posguerra y las antiguas tradiciones
religiosas y morales. En este sentido, la era de Hitler está en el principio de
su final y no está claro qué ocupará su lugar. En este punto la equidistancia y
quizá fingida neutralidad el lector puede entenderlo como una cobardía
intelectual.
A
los cristianos les sugiere humildad, arrepentimiento e incluso silencio como
contrición por nuestras historias de pecado, exclusión y violencia. Juzga que
la reciente reafirmación muscular del cristianismo público sobre la derecha es
hueca y contraproducente, citando la disminución de la fe como la consecuencia
inevitable.
La era de Hitler y cómo sobrevivir a ella de Alec Ryrie es un libro excelente en cuanto a reflexión sorprendente por original como necesaria por replantear este tiempo a pesar de sus debilidades (los ejemplos culturales como Tolkien y El Señor de los Anillos (entre otros) muy presentes por ejemplo no acaban de estar justificados aunque le sirven para establecer mitos aceptados por todos, incluidos extremos, algo ahora imposible).
Encontrarán numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
viernes, 17 de octubre de 2025
¿Una Gen. Z contra la democracia? ¿Adolescentes franquistas? Un poco de calma, por Jorge Navarro Cañada.
Hace unos días el Centro de Investigaciónes Sociológicas (CIS) concluía que dos de cada diez jóvenes españoles de entre 18 y 24 años valora positivamente el franquismo. Sólo para el 65,5% los años de la dictadura fueron "malos o muy malos". ¿Qué está pasando? Yo relativizaría un poco más, lo cual no hace que no sea preocupante, no tanto por el fantasma del franquismo en sí como por la radicalización que implica.
La
Gen. Z abarca entre 1997 y 2012 (no hay consenso si año más o año menos), y los
movimientos de protesta que están realizando en todo el mundo, especialmente en
los países en desarrollo están empezando a generar dudas, fundamentalmente por
falta de compresión. Muy brevemente lo traté en este blog https://elpolemista.blogspot.com/2025/09/rebelion-de-la-generacion-z-breves.html
Para
entenderlo habría que profundizar más en la Generación Z.
Hasta
hace muy poco los menores de 30 años eran el colectivo más feliz en las
sociedades Occidentales, ahora han pasado a ser los menos felices en Asia y
Oceanía, igualan al resto de la población en Europa. Este desencanto se traduce
en desánimo, y políticamente una indiferencia hacia la democracia mayor que en
generaciones anteriores, en Latinoamérica donde asistimos a protestas muy
organizadas (como en Perú) casi la mitad de los menores de 25 años no tienen el
menor apego democrático o prefieren sistemas autoritarios.
Se
hace más habitual el calado de la “libertad negativa” (desaparición de control o normativa,
“poder hacer lo que le dé gana”) frente a la “libertad positiva” (regulación y legislación en
favor de poder desarrollarse libremente en sociedad). La Derecha en este
sentido capta mucho más y mejor la atención de la Generación Z, especialmente
los grupos ultras, también en materia de género y sexual.
Su
voto en todo el mundo se decanta por opciones antisistema o muestran un fuerte
rechazo a las élites, especialmente las gobernantes a las que culpan de su sensación
de falta de futuro e inseguridad, no es casual que han vivido bajo crisis de la
magnitud de 2008 o el COVID y la amenaza de la
Inteligencia Artificial la perciben como muy real en cuanto a riesgo para su
futuro. Creen que vivirán peor que sus padres y que su esfuerzo no se verá
recompensado, problemas como la dificultad para acceder a la vivienda o lo que
perciben como una competencia en materia de inmigración les genera gran inseguridad.
Si
los jóvenes mayoritariamente percibían a los inmigrantes desde un prisma solidario y de
colaboración social, ahora tienden a posicionarse en un individualismo en el
cual la prioridad pasa por “salvarse” sin tomar en cuenta a nadie más. No sería
tanto egoísmo como actitud defensiva, pero ciertamente la demagogia al respecto cala fácilmente en estos colectivos.
Este
último tema lo enmarcan en las batallas culturales tanto como la igualdad de
género o la identidad sexual, tanto que pueden adoptar posiciones de
cancelación activa pasivamente hasta el punto de ceñir sus relaciones sociales
a ello. Cada vez es más habitual el rechazo al diferente y la negativa de
relación amistosa con él, pero al mismo tiempo se valora la diferencia de uno
mismo frente al resto (mucha mayor identificación con grupos LGTBI que en
generaciones anteriores).
En
ningún otro grupo social la diferencia de voto o percepciones sociales es tan
grande entre hombres (alto rechazo al feminismo) y mujeres (gran identificación
feminista), ello incide en su comunicación y su sentimiento de soledad (es el
grupo de edad que más lo sufre), incide en su extremismo lo que se agrava
cuando su medio de información y muchas veces de comunicación se reduce a las
redes sociales y sus modelos son influencers de estas, no en vano dedican
entre 7 y 9 horas diarias a la navegación (más en clases sociales
desfavorecidas).
Es
un colectivo especialmente afectado por los algoritmos digitales a la hora de
recibir información, opinión, consumo… haciendo si cabe mayor la diferencia y
el aislamiento de diferentes grupos. En este sentido su mundo es esencialmente
tecnológico en el que son autodidactas.
Encontrarán
numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL
POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Foto de las protestas en Perú (EFE).
martes, 7 de octubre de 2025
En la mente nazi. 12 advertencias de la historia, de Laurence Rees. Son innegables los paralelismos de hoy y el advenimiento de los totalitarismos del siglo XX, por Jorge Navarro Cañada.
La fragilidad de la democracia y la necesidad de preservar un bien que en sólo semanas o meses puede verse seriamente afectada. Lo estamos viendo en EEUU y no cabe la equidistancia. Si en la actual deriva autoritaria todos contribuyen, el giro a posiciones abiertamente antidemocráticas de la Derecha parece imparable. Donald Trump no solo es un caso determinante para ilustrarlo, es que apadrina y apoya de múltiples formas, incluida la intromisión y el chantaje en otras democracias para imponer un proceso como el que está llevando a cabo en la primera democracia del mundo. Y si esta, que objetivamente cuenta con los mayores y mejores cortafuegos para evitar el incendio autoritario se está quemando, es fácil imaginar el esfuerzo que debemos hacer los ciudadanos en nuestras respectivas sociedades para impedir que suceda lo mismo.
Son varias las obras que están apareciendo con voluntad pedagógica y de advertencia. La novedad de En la mente nazi de Laurence Rees (Ed. Crítica) a parte del enfoque histórico y adaptación a la actualidad está en la lectura desde la neuropsicología y la psicología social del comportamiento (asistencia del profesor Robert Sapolski), pero de forma totalmente integrada en un texto ameno para todos los públicos.
Un
momento político en el que la democracia no funciona y se lleva a cabo a golpe de
decreto por imposibilidad de formar gobiernos parlamentariamente capaces,
colapso electoral, agravamiento de problemas prioritarios y sensación de
inutilidad de la democracia, aparición de nuevos medios y formas de
comunicación perfectos para el miedo y el discurso del odio, hastío y cansancio
de la ciudadanía combinada con su ingenuidad e ignorancia…
La
situación de Alemania según el nazismo tenía responsables en una conspiración
contra ella con diversos actores, pero la I Guerra Mundial era el punto de
partida desde dónde poder argumentarlo e ilústralo, hasta el punto que sin él
no sería posible explicarse el nacionalsocialismo ni a Adolf Hitler.
Tanto
desde el punto de vista colectivo de los alemanes y el sentimiento de unión y
reafirmación colectiva: “Aunque en los años recientes diversos expertos han
sometido a revisión y han contextualizado el entusiasmo con que los alemanes
acogieron la guerra en el verano de 1914, pervive el hecho de que, con el
estallido de las hostilidades, aquel mes de agosto, muchas personas notaron un
sentimiento de unificación”.
Como
en la vivencia personal de los propios nazis, decía el propio Hitler: “Cuando tomé el
camino del frente, en 1914, lo hice con sentimientos de puro idealismo. Luego
vi caer en torno de mí a los hombres por miles. Con ello aprendí que la vida es
una lucha cruel cuyo único objeto es la preservación de la especie. Cualquier
individuo puede desaparecer siempre que haya otros hombres que ocupen su lugar”.
Y
pronto los alemanes comprobaron que pasada la euforia inicial iban a llegar los
muertos, las restricciones, las carencias… y la derrota. Con sus culpables, interiores:
Hindenburg aprovechó para distanciarse afirmando que durante la guerra había
procurado la cooperación alegre u obligada de los partidos políticos del país,
pero que se había topado con “flaquezas e incapacidad”. Y ajenos (se retorció
la realidad para que lo fueran): identificados comúnmente por todos los nazis, los judíos.
En
este clima, personajes de la inteligencia -como el propagandista y figura máxima
al respecto- de Joseph Goebbels camparon a sus anchas para difundir las teorías
de la conspiración que fueron decisivas para la llegada del Partido nazi al
poder. Y estas, tanto entonces como ahora, en Alemania como en cualquier sitio,
una vez que son creídas con fuerza, resulta muy difícil modificarlas, cuando se
da crédito a las confabulaciones varias es más fácil dar crédito a otras o a interesarse por ellas. Hoy los estos viviendo con delirios que van desde “el gran
reemplazo” a las vacunas malvadas, pasando por los inmigrantes que comen
mascotas al complot de la Agenda 2030, la siembra de nubes para alterar el
clima… o concretas en momentos adecuados como el que hemos vivido días atrás
tras el asesinato de Charlie Kirk. En ese sentido desde antes de su primera
legislatura Donald Trump sería un ejemplo máximo.
"Según
el profesor Robert Sapolsky, experto en neurociencia, «el “Ellos y Nosotros”»
es algo que tenemos «programado por medio de la amígdala y nunca nos libraremos
de ello». Señala que «se trata de una tendencia neurobiológica mucho más
antigua que los humanos. Por lo tanto, lo más pesimista que puedo decir es que
resulta prácticamente inevitable que el humano medio esté programado de modo
que, con gran rapidez, sienta un impulso poderoso de crear una dicotomía de
Ellos o Nosotros, con la tendencia a pensar que “ellos” no son una gente que
destaque por ser la mejor. Dicho esto, resulta increíblemente fácil manipular a
la gente al respecto de qué cuenta como “ellos” y qué como “nosotros”. Alemania
y Hitler son básicamente una lección sobre el enorme poder de la
pseudoespeciación». La «pseudoespeciación» consiste en decidir que alguien
pertenece a un tipo de «ellos» que es casi una especie distinta de «nosotros».
A medida que avancemos en esta historia, encontraremos muchos ejemplos sobre la
centralidad de esta dicotomía en el nazismo. De hecho, no sería exagerado
afirmar que el Ellos/Nosotros era el núcleo mismo de su ideología. Hitler, sin
haber estudiado neurociencia o psicología, intuyó el poder de este enfoque.» En
este sentido una de las aportaciones fundamentales de Hitler está en “lograr”
que los judíos “fueran” una raza y no una religión. Este error hoy sigue siendo
habitual. El objetivo era conseguir que el grupo en su conjunto fuera culpable
en masa y no pudieran ser juzgados o clasificados individualmente. Se eliminó
en efecto la posibilidad de que las personas con ascendencia judía escaparan a
la condena, ni siquiera si se declaraban dispuestas a renunciar a su religión o
demostraban que no habían violado ninguna ley. El mero hecho de que se los
categorizara como judíos era suficiente para condenarlos.
Pero ojo, el odio a los judíos no fue la
razón principal por la que los alemanes se acercaron al movimiento nazi, una
gran cantidad de afiliados se unió al partido en los años veinte y treinta del
siglo XX lo hicieron confiados en que Hitler lograría crear una comunidad
nacional (Volksgemeinschaft) con principios básicos: cristianismo positivo,
pangermanismo, antisemitismo, odio hacia Versalles y búsqueda de la citada
Volksgemeinschaft y su visión del Ellos y Nosotros.
En
este sentido juzguen ustedes mismos si hay un ejercicio similar o no en el
señalamiento que los diversos grupos de extrema Derecha hacen a través de la islamofobia,
la identificación del inmigrante como enemigo, el “Antifa” como terrorista,
MAGA como búsqueda de la comunidad nacional…
Es
esencial entender que los discursos de Hitler eran las ilusiones de esta alma
masiva; empezaban con un hondo pesimismo y concluían con una redención gozosa,
un final triunfante: “ a menudo uno puede refutar sus discursos mediante la
razón, pero se ajustan a la lógica mucho más poderosa del subconsciente, que
ninguna refutación puede tocar. Hitler ha puesto voz al terror sin voz de la
masa moderna”. El liderazgo hitleriano no gira tanto en torno al “gran Yo” como
en el “gran Nosotros”.
Sin
duda el liderazgo heroico de Hitler es determinante en todo el devenir
nacionalsocialista. Llegó a ello tras presentarse como un combatiente de la I
Guerra Mundial y haber salido airoso del juicio en 1924 tras el fracaso del
Putsch.
“Hacia
la misma época en la que Goebbels descubrió su amor por Hitler y el nazismo,
Heinrich Himmler también decidió, con veintitrés años, entregarse con devoción
a la causa. Como hemos visto, Himmler había participado en el intento de golpe
de Estado, pero no como nazi, sino con la Reichskriegsflagge de Röhm. Hasta
1924 no pasó al activismo nazi y el fervor por Adolf Hitler. «Es verdaderamente
un gran hombre, y por encima de todo, un hombre genuino y puro — escribió a
principios de 1924, en su diario de lecturas—. Sus discursos son ejemplos
maravillosos de lo germánico y lo ario».”
Como
sucede hoy, los jóvenes son los más tentados a esta forma de entender el mundo
y la fascinación que estos movimientos generan. Podemos hablar abiertamente
como hace Laurence Rees, de corromper a la juventud.
En
La mente nazi el profesor Robert Sapolsky explica como el córtex frontal
— la parte del cerebro encargada de regular los impulsos emocionales y de
analizar los problemas— no termina de formarse hasta aproximadamente los
veinticinco años. Como resultado hasta entonces no entendemos cuáles son las
hipocresías, excepciones, diferencias… de nuestra cultura, la diferencia entre
aquellas leyes que uno debe seguir y las que no. Aunque las facultades críticas
de la juventud no se desarrollan por entero hasta mediada la veintena, las
partes del cerebro que ansían las novedades y la emoción ya se han formado.
Esto puede llevar a que se busquen las emociones más salvajes. Durante este
período decisivo de los primeros años de la década de 1930, la gente que se
sintió más «tentada» a sumarse al Partido Nazi, eran los jóvenes que estaban en
la veintena. La naturaleza pseudodarwinista del partido, obviamente, atraía en
especial a los más jóvenes y sanos; lo mismo ocurría con el concepto de corregir
los agravios de una guerra en la que casi ninguno había podido participar por
motivos de edad, pero que había arrojado una sombra sobre su infancia. Llegados
a 1938, algo más de siete millones de niños alemanes de edades comprendidas
entre los diez y los dieciocho años (sobre un total de nueve millones)
participaban en alguna organización juvenil nazi.
Hoy, sin duda, son los más jóvenes, especialmente varones, quienes más y mejor forman las bases y los grupos de votantes de la extrema Derecha,
En
los peores momentos de la depresión económica de los años veinte los nazis
habían sabido ganarse a buena parte de los más perjudicados por ella, le
faltaba ganarse y actuar en connivencia con la élite. Y estas creyeron
que era útil para librarse de la Izquierda, fundamentalmente de los
socialdemócratas como así fue. Franz von Papen tras el nombramiento de Hitler podía
vanagloriarse de “lo hemos contratado”. En la conferencia de Lausana de 1932,
la delegación alemana había logrado defender con éxito su propuesta de acabar
con el pago de las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Se
suponía que ya no hacían falta, pero ya era tarde. ¿Vamos a ver algo parecido con Donald
Trump?
Otra
de las 12 advertencias para nuestros días de la experiencia nazi es el ataque
a los derechos humanos.
Tras
el incendio “trampa” del el Reichstag berlinés (pronto se identificó falsamente
al comunista Marinus van der Lubbe), Hitler, Göring y Goebbels llegaron a la
conclusión de que había contado con el apoyo de una vasta conjuración de los
comunistas. El día después del incendio, Hindenburg aceptó firmar un decreto
que Hitler solicitó, denominado Para la protección del pueblo y el Estado
en el que se eliminaron los derechos humanos básicos de los que el pueblo
alemán había gozado durante los años de Weimar. La libertad de expresión, la
libertad de prensa, el derecho de reunión, el derecho a la privacidad del
correo y de las conversaciones por teléfono: todo se canceló. Esta normativa,
que se fue renovando durante todo el período de gobierno de Hitler, fue la base
legal sobre la que se levantó buena parte del terror con que los nazis acosaron
a sus enemigos interiores.
De
nuevo es fácil buscar similitudes a día de hoy y como se están restringiendo
libertades incluso antes de que las impongan grupos de talante autoritario y dejando
claro que los tiempos de libertad y democracia que hemos vivido están en claro
peligro.
Explotar
la fe.
Adolf Hitler en 1927: “Tened claro que nosotros también ponemos la fe en primer
lugar, y no el conocimiento. Hay que creer en una causa. Solo la fe crea
Estados. Qué motiva a la gente a marcharse a combatir por una idea religiosa?
No el conocimiento, sino la fe ciega”. ¿Qué significa esto en alguien sin
creencias religiosas?: la fe en él y en su Alemania. Había dejado escrito: “La
receptividad de las grandes masas es muy limitada y su inteligencia es escasa,
pero su poder de perdonar es inmenso”. Para evitarlo se debía repetir una y
otra vez la consigna directa y clara, no olvidemos que los alemanes partían de
la idea de Alemania como una nación víctima. Así es fácil atizar el miedo.
El
concepto ultra de “volver a hacer grande otra vez” es exactamente eso;
victimización y fe.
Y
por esta vía era posible dar valor a los enemigos transmitiendo a la
carta cualquier idea sobre ellos, eliminar la resistencia haciendo creíble y
viable cualquier cosa. Laurence Rees explica cómo incluso la eliminación de
enfermos y discapacitados se hacía con la retórica aceptada del “vidas indignas
de ser vividas” o que los implicados creyeran que estaban matando casi por
compasión”. Imaginen en este mundo la facilidad con la que podía difundir o intensificar
el racismo.
El autor cita al
profesor Zygmunt Bauman, filósofo y sociólogo polaco: “El rasgo más desgarrador
parece ser la facilidad con la que la mayoría de las personas se meten en un
papel que precisa de crueldad, o al menos de ceguera moral, en cuanto ese papel
se halla debidamente fortificado o legitimado por una autoridad superior”. Estaban
matando a distancia.
“Todo
es frágil; con frecuencia, mucho más frágil de lo que creemos. Ese es el
mensaje central que yo extraigo de mi trabajo. Una y otra vez me he encontrado
con personas asombradas por la rapidez con la que su mundo cambió (…) Todas
estas personas, y otras muchas, me han ensenado cuán frágiles son nuestras
vidas y las instituciones que nos rodean. Resulta especialmente inquietante
cuando se combina con la constatación de que, aunque por suerte el NSDAP dejó
de existir, los valores esenciales del nazismo — el odio, la búsqueda de chivos
expiatorios, el antisemitismo, el racismo y el nacionalismo violento— siguen
muy presentes entre nosotros.”
Las 12 advertencias: • Difundir teorías conspiranoicas • Usar el «Ellos y Nosotros» • Liderar como un héroe • Corromper a la juventud • Actuar en connivencia con la élite • Atacar los derechos humanos • Explotar la fe • Dar valor a los enemigos • Eliminar la resistencia • Intensificar el racismo • Matar a distancia • Atizar el miedo
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miércoles, 1 de octubre de 2025
Otra pesadilla para la Europa liberal: elecciones checas, europeísmo y atlantismo frente al populismo y la influencia de Rusia y China. Por Jorge Navarro Cañada.
Elecciones en la República Checa: frente el actual jefe del Estado el conservador Petr Pavel, claramente europeísta y atlantista, el populista Babis que perdió frente a él las elecciones Presidenciales de 2023 en busca de reforzar el bloque “crítico” en la UE con Hungría o Eslovaquia.
Andrej Babis, un multimillonario de 71 años con
experiencia como de Gobierno de República Checa se perfila como claro ganador
en las elecciones Legislativas del 3 y 4 de octubre. A su paso por el gobierno (entre
2014 y 2021 ministro de Finanzas y jefe de Gobierno) dejó una mancha de corrupción
y gestión nefasta, lo argumenta con frases del tipo “no hice nada ilegal” o "el
sistema quiere destruirme”, ahora vuelve con un delirio populista a medio
camino entre la ultraderecha trumpista y la ambigüedad respecto a Putin; no así
sus previsibles socios políticos que paradójicamente son los dos extremos
políticos, comunistas Stacilo! (¡Ya basta!) y la extrema Derecha checa Svoboda
a prima demokracie (Libertad y democracia directa).
Los
sondeos le dan como claro ganador, curiosamente frente a un gobierno que va a
pagar la austeridad a la que ha sometido a la ciudadanía aunque los datos son
irrebatibles: el déficit presupuestario checo se sitúa hoy por debajo del 2 por
ciento del PIB, buena calidad crediticia y la renta bruta media (total de ingresos que una persona o empresa recibe antes de aplicar cualquier tipo de deducción)
ha aumentado más de un 5 por ciento, mas 2.000 € al mes. El gasto privado está bien
y sus datos son positivos. La inflación se sitúa en el 2,5 por ciento, la
más baja del grupo Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia).
No
así el apoyo bélico a Ucrania que tiene un gran apoyo entre la población;
curiosamente el demagogo Babis es ambiguo titulándose “hombre de paz”, sus
socios son contrarios a esa ayuda y exigen la salida checa de OTAN y Unión Europea.
No obstante, de forma concreta promete detener la iniciativa del actual
Gobierno checo de comprar municiones en el mercado internacional para ayudar a la defensa de Ucrania frente a la invasión rusa.
Andrej
Babis nació en Eslovaquia, proviene de la oligarquía comunista, el puesto de su
padre en la política Exterior le permitió formarse en Suiza y Francia. En 1995 comenzó
su andadura como empresario beneficiándose de su posición, hoy su fortuna se
calcula en unos 3.500 millones de dólares. En 2011 fundó ANO (Movimiento de
Ciudadanos Insatisfechos y, a la vez, la palabra checa para decir
"sí").
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martes, 30 de septiembre de 2025
¿Rebelión de la Generación Z? Breves apuntes a las protestas, por Jorge Navarro Cañada.
Las manifestaciones y protestas vinculadas con la llamada Generación Z ( nacidos entre 1997-2012) se extiende desde las originales de Sri Lanka en 2022, Bangladesh en 2024 o Nepal este año, a Perú o Paraguay... también Marruecos estos últimos días. Tienen cada una sus particularidades, pero planteo unos breves apuntes generales:
Es un fenómeno nuevo que con los recursos de análisis que
tenemos me temo que difícilmente lo vamos a entender bien por ser un colectivo
100% nativo digital que establece sus relaciones y se informa a través de redes
sociales y se relaciona de forma virtual con famosos, marcas, personajes de
ficción, inteligencias artificiales… sin origen
geográfico común y con intereses diferenciados a los que han motivado otras
protestas, en cada país puede adoptar diferentes formas, en Europa se están
“trabajando” con lo que casi podríamos llamar “fobias”, por ejemplo a los
pensionistas como reproche a su precariedad (este punto ya está siendo objeto de análisis por diferentes grupos políticos como posible reclamo electoral para los más jóvenes). No obstante es un fenómeno
destinado a generar cambios reales en las regiones del mundo donde ocupan
porcentajes de la población notables, fundamentalmente países de vías de
desarrollo donde la pobreza y la baja movilidad social sumado a regímenes
ajenos por completo a ellos además de ineficaces y corruptos les niegan
expectativas de futuro.
Se presentan como innovadores, autodidactas, emprendedores…
rechazan las titulaciones clásicas como las licenciaturas en favor de las
certificaciones técnicas, perciben el mundo como un cambio constante e híbrido
y sus expectativas laborales van en esa línea (los trabajos ideales serían los
de influencer, desarrollados de videojuegos…) con libertad de jornada y
contratación. Sólo problemas como el acceso desigual a tecnología, a la educación,
a la salud, empleo digno o participación política en fondo y forma dan a la
idea de la complejidad del asunto.
Tampoco ideológicamente se identifican de la misma manera, muy
al contrario, por ejemplo valores como la democracia tienen mucho menos
predicamento que en generaciones anteriores. Y se manifiestan por nichos (desde
salud mental a medioambiente o comunidades LGTBIQ+) pero sus "batalla
ideológicas" se libran en chats de videojuegos o canales similares.
Parece que de momento es a través de grupos de WhatsApp como se
coordinan, pero con total seguridad irán mutando, en principio por medios
tecnológicamente diferentes a experiencias anteriores, aunque no pasemos por
alto que en el mundo asiático ya en a principio de este siglo las protestas populares
de Filipinas se coordinaron por medio de mensajes de texto, o más cerca y poco
después otras que van desde la mal llamadas Primaveras Árabes, 15M español, Occupy
Wall Street, Chalecos Amarillos… dependieron mucho de Twitter. (Estos movimientos en su día fueron tratados en El Polemista en profundidad. Ver índice
La gran novedad ahora es que la comunicación tecnológica no es
un instrumento, es la forma natural de comunicación y en ese contexto el papel
que puede desempeñar la Inteligencia Artificial está por ver. Otro aspecto nuevo es
el vínculo digital y de edad como elemento común y de solidaridad, por encima
de otros como la procedencia, incluso la ideología.
Hasta
ahora no hay una estética común aunque los asiáticos han utilizado una bandera
pirata de un anime japonés, Once Piece (imagen y explicación abajo), o el hashtag
#SEAblings (un juego de palabras con "siblings", hermanos), pero si
algo aporta también novedad es la velocidad a la que se propaga, así que
estaría “todo por hacerse”.
Respecto a la violencia que puedan generar no está claro, las protestas asiáticas sí lo han sido, lo que parecen sus secuelas, imitaciones, o algo mayor en otras latitudes está por ver, como también las respuestas políticas que el poder va a recibir.
One
Piece, de Eciichiro Oda (1997), manga japonés que narra la historia del capitán
pirata Monkey D. Luffy y su particular tripulación del “Sombrero de Paja”. La
bandera simboliza la lucha contra el autocrático Gobierno Mundial, esta llegó a
considerarse en las protestas en Indonesia un “peligro para la seguridad
nacional”.
Foto Foto: Anadolu (Anadolu via Getty Images)
viernes, 19 de septiembre de 2025
El macartismo parece una broma comparado con el autoritarismo de Donald Trump y sus legiones de ultras. Adiós a la Primera Enmienda, por Jorge Navarro Cañada.
Donald
Trump redobla la apuesta y aprieta el acelerador autoritario y represivo. Si se
temía una vuelta al macartismo ahora ya hablamos de combatirlo, huir de él o
responder a ello, la expulsión fulminante de Jimmy Kimmel de la cadena ABC tras
criticar al trumpismo y la celebración de Trump antes de amenazar a quienes
osen criticarle se suman al clima de persecución y acoso a todo aquello que la
oleada de extrema Derecha autoritaria en Norteamérica más peligrosa para los
propios EEUU campa a sus anchas.
El
macartismo arraigó porque la Derecha estadounidense siempre pensó que el
progresismo (incluye cualquier avance en derechos y oportunidades para las
mujeres) era en sí mismo una amenaza para la forma de vida americana entendida
esta como los valores que dan sentido a los EEUU. Tras la irrupción soviética
esto para ellos pasó a ser una amenaza existencial, pero la Reacción ya venía
como respuesta al New Deal de Franklin D. Roosevelt y había elementos
comparables a lo que hoy llamamos “guerras culturales”.
En
1947, el Demócrata Harry S. Truman aprobó el “programa de lealtad” por el que
la Administración investigó a más de cinco millones de trabajadores federales
para asegurarse que no pertenecían a ninguna organización subversiva. Estaba
allanando el camino para lo que vendría a manos de los Republicanos.
En
1953, ya eran miles de profesores y demás personal de universidades,
sindicalistas, escritores activistas, funcionarios los que habían perdido su
trabajo o estaban en la cárcel. El clima de acoso y persecución a todo
“enemigo” de América borraba a una parte de la sociedad norteamericana
haciéndola sospechosa.
Incluso
la persecución del Inmigrante hoy busca inspiración en esa época, el
Departamento de Estado de Marco Rubio para poder deportar a extranjeros
considerados una amenaza para la política Exterior echa mano de la legislación
de 1952.
Trump
aprende e imita, en 1954, el pionero de las encuestas George Gallup: “Incluso
si supieran que McCarthy había matado a cinco niños inocentes, probablemente
seguirían apoyándolo”.
En
esa época la sociedad norteamericana cedió, no había una Sociedad Civil bien
construida y desde universidades a sindicatos poderosos como el automóvil,
medios como CBS o New York Times, empresas como General Motors o General
Electric incluido estudios de Hollywood participaron de la “caza de brujas”,
incluso las organizaciones supuestamente dedicadas a la defensa de las
libertades intervinieron para proteger a los perseguidos.
¿Hoy
pasará lo mismo? En teoría no, los recursos de la Sociedad Civil se supone que
están en guardia, pero también hemos visto que la censura está funcionando.
Sin
embargo, Donald Trump, a diferencia de la época del macartismo no se considera
afectado por la legislación ni por las normas legales, esa puede ser la
diferencia entre el declive de McCarthy y cómo lo tuvo que asumir, y cuál puede
ser la reacción de Trump, ciertamente la posición de poder no es la misma y el
senador sucumbió a la moción de censura del Senado, pero sus ideas siguieron
vigentes en demagogos como él.
También
hoy tenemos un FBI al nivel del de Hoover que encontraba organizaciones
subversivas y motivos de sospecha en casi todo, incluido ser judío o
gay. El anuncio de declarar terrorista a “Antifascista”, una organización
inexistente e indefinible por ser la suma de grupos que no están ni conectados
en muchos casos entre ellos, le permite definir como tal a quien quiera y
reprimirlo.
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Esbozo Bob Staake.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi. La vuelta de un clásico más actual y necesario que nunca ante el retroceso de la mujer.
En 1991 la Premio Pulitzer Susan Faludi publicaba Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna (en España editado por Anagrama en 1993), un libro que cambiaría la forma de entender el feminismo, precisamente porque era un texto feminista escrito para personas que o no lo eran o podían necesitar desde la experiencia y a través de multitud de datos e investigación la hipocresía que se escondía tras el discurso antifeminista abarcando desde los programas políticos hasta la psicología popular, pasando por el lenguaje televisivo, cinematográfico, empresarial, jurídico…
En
mi caso fue un texto que llegó siendo un estudiante de Ciencias Políticas al
que como mayor aportación supuso el ver de otra forma la ficción, la publicidad,
la moda, una lectura diferente de la sociedad hacía de los comportamientos y la
posición femenina en ella, el lugar de la mujer en el empleo, en la familia… en
realidad suponía un cambio de prisma generado por un libro bien documentado en
datos, entrevistas, análisis…
Pues
bien, estamos de enhorabuena quienes entonces tuvimos la suerte de abrir los
ojos a muchas cuestiones que nos planteaba y además necesitaba una puesta a
punto en una edición actualizada (aunque el texto sigue siendo el mismo salvo
en la traducción y el prólogo de Mar García Puig).
Backlash.
La reacción ultra contra el avance del feminismo (Ed. Península) en
su actualización vuelve a plantear cuestiones esenciales, quizá ahora más que
nunca porque los progresos de la mujer están mucho más amenazados que en los
años ochenta y su reacción contra década anterior de progresos. Lo que entonces
era una “nueva Derecha” hoy se sigue presentando de forma similar y va a
imponer una vuelta de la mujer al mundo doméstico, al matrimonio, a la
maternidad, la sumisión y la aceptación de una función basada en la obediencia
y la natalidad. En todo el mundo, no sólo en Occidente la mujer retrocede y
pierde todos los avances logrados en las últimas décadas, hoy camuflados en la
obsesión antiwoke y las nuevas emergencias demográficas la Derecha, cada vez
más poderosa y agresiva supone una amenaza y emergencia para todo el género
femenino.
Comencemos
por el prólogo de Mar García Puig porque puede ser muy útil para quien no
conozca la obra:
“[…] backlash es un préstamo del inglés que significa una enérgica
reacción a un cambio social reciente «Susan Faludi defiende que todos los
backlash se acompañan de una crisis de masculinidad. […] El backlash al que
asistimos se alimenta de la frustración masculina que halla su caldo de cultivo
en la red. Conocemos como manosfera o machoesfera aquellos espacios virtuales
que comparten y alimentan un discurso misógino y antifeminista. Es ese lugar
donde se reproduce el mismo discurso de la ultraderecha: que el feminismo odia
a los hombres, y que, si se sienten desgraciados, es por culpa de los derechos
que han adquirido las mujeres. «Según Susan Faludi, «el movimiento feminista
tuvo sus momentos culminantes a mediados del siglo XIX, a principios del siglo
XX, a comienzos de la década de los cuarenta y en los primeros años de la de
los setenta». Pero «en todos los casos la reacción ha salido vencedora».”
La reacción contra los derechos de las mujeres es un tema recurrente en la
historia de Estados Unidos, apareciendo cada vez que las mujeres avanzan hacia
la igualdad. Pero a diferencia de otros tipos de progreso, los derechos de las
mujeres han enfrentado retrocesos de manera constante. No ha sido una evolución
lineal hacia la igualdad, ha estado marcado por altibajos.
Y
es que si hay un mensaje vehicular de este libro:
“En
otras palabras, la reacción antifeminista no se desencadenó porque las mujeres
hubieran conseguido plena igualdad con los hombres, sino porque parecía posible
que llegaran a conseguirla. Es un golpe anticipado que detiene a las mujeres
mucho antes de que lleguen a la meta. (…) En la década de los ochenta, algunas
mujeres consiguieron mejoras sustanciales en su situación antes del impacto del
backlash, pero hubo muchos millones que se quedaron estancadas.”
La
reacción antifeminista considera dos clases de mujeres en potencial crisis
nerviosa: las solteras y las que cobran buenos sueldos por su trabajo; Faludi
encontró docenas de manuales, revistas, libros… donde se aseguraba y
argumentaba que las mujeres solteras padecían cifras récord de depresiones
mientras que las profesionales bien retribuidas presas del agotamiento lo
hacían de todo tipo de males, desde mareos a ataques cardiacos. En los años
ochenta diferentes estudios sobre la incidencia de enfermedades mentales
detectaron un aumento de las depresiones entre las mujeres nacidas de 1945 a
1960, la conclusión que le encontraron médicos y periodistas estaba en el
feminismo: “Si las mujeres nacidas en aquellos tres lustros, argüían, no
hubieran disfrutado de tanta libertad, las solteras estarían casadas y las
profesionales se habrían quedado en casita cuidando de sus hijos; en ambos
casos, estarían más tranquilas y más sanas de cuerpo y de espíritu.”
La
mujer cada vez que se acerca a atisbar el disfrute completo de la dignidad y la
justicia humana al nivel del hombre oye que no es el momento todavía, aun peor,
en muchos casos acaba aceptándolo.
En
el mundo del espectáculo el backlash y sus medios de comunicación, el cine, la
publicidad y la industria de la belleza impusieron en aquellos años en
contraposición a la mujer franca y directa a la mujer-niña, discreta y
reservada, una «dama» neovictoriana de pálido rostro, que no sale de casa,
habla con una vocecita aguda, mostrada casi indefectiblemente como algo
«escogido» por ella.
Los
periodistas no escribían artículos informativos, sino esquemáticos dramas
moralizantes en que las mujeres de clase media representaban el papel de
cristianas inocentes engañadas por la serpiente feminista. La mujer tenía que
pagar arrepintiéndose por sus ambiciones y su egoísmo persiguiendo la igualdad.
También
la moda imponía una línea para la “alta feminidad” que debían aceptar las
mujeres que trabajaban. Para ello tras una cortina de adulación y fingida
admiración para la mujer que aceptaba las reglas del juego, las que no,
aparecían en los anuncios publicitarios o reportajes fotográficos como maltratadas
o sencillamente despreciadas.
Los reaccionarios no lograron modelar a los Estados Unidos a la familia nuclear idolatradora de papá que intentó propugnar, sin embargo, consiguieron implantar esa imagen en la mente de muchas mujeres, fomentando una inquietante o incluso atormentadora disonancia. El feminismo y las libertades no hicieron desgraciadas a las mujeres, fue el choque entre el deseo de igualdad -impulso, que se resistió a desaparecer a lo largo de toda la década- y el backlash lo que las empujó a darse de bruces con los muros de las inseguridades y autorrecriminaciones que la propia reacción contribuyó a erigir.
Ofrecieron
a las mujeres un modelo para alcanzar la felicidad que fracasó; dividieron sus
vidas en dos formas de vida incompletas: en el trabajo y en el hogar, y luego
intentó presentar la segunda como una existencia plena y satisfactoria. Las que no aceptaron sufrieron las represalias
psicológicas y materiales. Quienes aceptaron renunciaron a una existencia
contemporánea que nunca pudo satisfacer sus necesidades y deseos básicos.
Recordar
que el último libro de Susan Faladi , En el cuarto oscuro, fue escogido
entre los diez mejores títulos del año por The New York Times, fue galardonado
con el Premio Kirkus en 2016 y quedó finalista del Pulitzer.
Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi es importante que siga influyendo y advirtiendo a las mujeres -y también a los hombres- de lo que viene con la nueva oleada ultraderechista que por días va tomando más espacios en la vida social.
Encontrarán
numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL
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