Si
juzgamos por sus ventas estamos ante un autor importante y trascendente, de
hecho no verán a alguien publicar sobre geopolítica con tanto éxito, tampoco en
ese plano codearse con personajes como Iker Jiménez y sus colaboradores en
programas para públicos “diferenciados”, pero eso es lo que hace de Pedro Baños
una celebridad aunque sea solo en su discurso simple, fácil y provocador, que
apela al miedo, lo irracional y lo sorprendente, una especie de condensación en
análisis internacional de los fantasmas, monstruos, extraterrestres, muertos vivientes…
de quien le da fama. O peor, del mundo de la paranoia política que justifican
el discurso totalitario y demencial de personajes como Vladimir Putin, en
realidad quien da sentido y significado a un Pedro Baños que lo mismo exalta al
criminal ruso que a individuos del bulo y la conspiración como Alvise Pérez y el
entorno de Vox, pero también a miembros de lo que fue Podemos de la mano de
personajes como José Julio Rodríguez, todo un ex Jemad que se codea con nuestro
Pedro Baños, el que fuera jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de
Ejército Europeo en Estrasburgo y que no ha llegado a dirigir la Seguridad
Nacional bajo el gobierno de Pedro Sánchez porque desde Bruselas se advirtió de
la entrega del personaje a la Rusia actual; ciertamente la inteligencia
rusa no hace mal su trabajo colocando a estos militares en esos puestos, y
atención, Baños sigue siendo coronel de infantería del Ejército de Tierra en
situación de reserva y diplomado de Estado Mayor.
Así
se domina el mundo,
El dominio mundial, El dominio mental, La encrucijada mundial…
como este Geohispanidad, todos ellos editados en Ariel, es lo principal
de su obra aunque hoy como autor esta devaluado a ser un simple conspirador
alternativo en redes sociales y foros destinados al consumidor de este tipo de
producto.
Un
ejemplo avisaba qué era Baños; en 2017 publicó Así se domina el mundo, y
un especialista en espionaje y fraude como Jeremy Duns comparó las versiones en
castellano y en inglés de la obra comprobando que el autor había eliminado de
la versión en inglés las 30.000 palabras en las que hablaba de la familia judía
Rothschild en conexión con el falso texto mito del antisemitismo, Los
protocolos de los Sabio de Sión (Rusia, 1903), texto luego esencial para
entre otros el nazismo. En estas llegó a plantear en uno de los programas “increíbles”
de Iker Jiménez que los Rothschilds junto con Israel estaban detrás del
asesinato de Kennedy.
En
El Polemista en 2022 hacía reseña de La encrucijada mundial, ya la
titulaba “delirio conspirativo, ¡bienvenidos al autoritarismo 3.0!” https://elpolemista.blogspot.com/2022/12/la-encrucijada-mundial-de-pedro-banos-y.html
Nos
llega ahora Geohispanidad. La potencia hispánica en el nuevo orden
geopolítico. (Ed. Ariel).
La
tesis principal de la obra es la necesidad de construir una entidad que una a los
pueblos hispanos y lusófonos para construir una gran potencia mundial que supere
nuestras diferencias y que nos libre del dominio que sufrimos de las grandes
potencias actuales.
Para ello y comenzando desde los Aztecas, Incas, Mapuches… y pasando por los
intereses británicos y estadounidenses, la Leyenda Negra, Cuba, Filipinas,
también las intenciones chinas de hoy… concluye…. “En definitiva, lo cierto
es que los países hispanos debemos pasar a la acción y unirnos geopolíticamente
para construir una de las mayores potencias mundiales (…) No podemos consentir
que naciones ajenas a nuestra cultura e intereses manejen nuestras economías a
su antojo y se impliquen en asuntos de carácter interno e internacional que
solo sirven a sus propósitos (…) Nunca se nos olvide que los hispanos solo
tenemos dos opciones: unidos o dominados. Por ello, nos jugamos nuestro futuro.
Un futuro que no espera. Labrémoslo por nosotros mismos. Sorteemos los
escollos, pongamos en valor nuestro evidente potencial y no nos amilanemos ante
los inconvenientes, por muchos que sean, ni ante los tradicionales enemigos de
la Hispanidad, ni tampoco ante los nuevos. Es ahora o nunca. Unidos, ¡lo
conseguiremos! ¡Viva la Hispanidad!”
Comprenderán
que el lector afín ya creerá haber descubierto la guía del futuro hispano, pero
lamentablemente estos textos han sido habituales en España en las etapas más
oscuras de nuestro siglo XX, especialmente desde que el antiamericanismo y el
odio a lo anglosajón cuajó en nuestro nacionalismo más rancio tras la pérdida
de Cuba y Filipinas.
El
libro se divide en tres partes, la primera está centrada en repasar nuestro
pasado, la segunda en el contexto actual para terminar con el futuro. La edición
excelente, incluye apéndices, índices, notas…que pretenden hacer de Geohispanidad
una obra de referencia y probablemente en un momento como el que vivimos lo
consiga en determinado público.
Baños
plantea una América ante la llegada de los españoles conformada por un mundo
diverso y enfrentado, variado y desigual donde la conquista únicamente pudo
llevarse a cabo en colaboración con los pueblos originarios dominados frente a
los igualmente autóctonos que los oprimían. Fueron esas luchas sumadas a la
falta de recursos y sobre todo las enfermedades llevadas desde el Viejo Mundo la
que provocó la debacle demográfica del mundo indígena aunque “supo adaptarse a
la conquista de un modo a veces sorprendente y renacer con gran fuerza gracias
a un mestizaje que permitió superar el derrumbe de viejas civilizaciones con
el nacimiento de la muy mestiza civilización hispánica”. Añado yo, Nacho
Cano y su Malinche (musical que se interpreta actualmente en Madrid con polémicas
identitarias, ideológicas y laborales) no lo hubieran expresado mejor.
No
fue la voluntad de nuestra Isabel la Católica que había prohibido expresamente
la esclavización de los nativos, lo fueron “los recién llegados” que importaron
dos instituciones medievales: la encomienda (cada conquistador
unas tierras, con una partida de indios que las trabajaran a cambio de
cristianizarles) y el repartimiento (otorgaba indios para el trabajo en
la mina o el taller) lo que acabó en esclavitud.
“A
diferencia del fenómeno de colonización llevado a cabo por varias potencias
europeas en los siglos XIX y XX, en los que el Estado ponía en marcha su
poderosa maquinaria para obtener tierras en África y Asia, la conquista
española de América se sustentó en una serie de acuerdos, usualmente llamadas
capitulaciones, alcanzados entre la Corona y unos empresarios, los
conquistadores, que generalmente actuaban por su cuenta y riesgo, salvo en lo
concerniente a los títulos de propiedad.”
Así
los españoles con los indígenas y los esclavos africanos creamos una nueva sociedad
donde la ausencia de la mujer generó la mezcla del hombre español con la mujer
indígena, dando lugar al mestizo, que acabaría convirtiéndose en el grupo más
numeroso en la mayor parte de América, y con la mujer de origen africano, que
originaría una cuantiosa población mulata. Así, Nuevo Mundo dominado por
los españoles se mezclaron gentes procedentes de Europa, América y África, donde
jamás de intentó establecer una identidad colonial que sustituyera a los
habitantes nativos, fue un modelo de asimilación “fruto de la mezcla entre
colonos y aborígenes, heredero del modelo imperial desarrollado por los romanos
quince siglos antes”. A diferencia del anglosajón que buscaba un modelo donde
el nativo debía desaparecer y ser sustituido.
Así
los españoles no robaron a América como se dice malintencionadamente, el
oro extraído en el continente americano en un 20% se llevaba a la
monarquía se reinvertía parcialmente mediante el gasto de defensa. El 80 %
restante se dedicó al comercio, quedando buena parte en los territorios para
poder construir hospitales, escuelas, ciudades, universidades, fortalezas… se
tecnificó, desarrolló, evangelizó, educó, medicó… y se dotó de lago que el
autor parece querer plasmar como Derechos Humanos, un concepto posterior a la
II Guerra Mundial, parece un matiz, pero no lo es aunque para el gran público
pueda pasar desapercibido.
Y
llega el desastre, en 1998 la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam
acaban con el Imperio Español, un “cambio de paradigma geopolítico que tiene
lugar en el mundo occidental, que pasa de una potencia hispana católica a otra
anglosajona y protestante, primero con Inglaterra, a finales de los siglos
XVIII y XIX, y después con Estados Unidos, en el siglo XX (…) La
desintegración de la Monarquía española en América fue la mayor catástrofe
geopolítica del siglo XIX. A consecuencia de la invasión francesa de España
en 1808, se produjo una profunda crisis de legitimidad que hizo saltar por los
aires la unidad del espacio político español”. No es en absoluto un detalle
menor que el enemigo anglosajón y la llegada del Liberalismo a España supongan
la ruptura que tanto desespera en Geohispanidad.
¡La
Leyenda Negra!
Una de las obsesiones estos días en la reformulación histórica que se
pretende en España: “Se trata de interés político y geopolítico, oportunismo
histórico y envidia. Sí, envidia hacia lo que entonces era 15 una potencia
mundial, un imperio en el que no se ponía el sol”.
El
odio desde el siglo XIV en Europa que nos tuvieron principalmente italianos,
ingleses, neerlandeses, alemanes, franceses y portugueses, aquellos que se
enfrentaban a España en su dominio por el Nuevo Mundo, es decir, Inglaterra y
Francia, principalmente, y después Portugal y Holanda, la difamación
intencionada de grandes españoles como Felipe II, el duque de Alba o el
inquisidor Tomás de Torquemada, con la campaña de descrédito más
intelectualizada, presentando a España como ejemplo de anti-Ilustración y la
aceptación popular e intelectual de todas las acusaciones fijadas en el
imaginario complementan la operación. La utilización de conceptos actuales para
explicar la historia desde hace siete siglos como “italianos” es literal.
Vuelvo
a la advertencia que añadía sobre la llegada del liberalismo, “la asunción de
la Leyenda Negra comienza también con la Ilustración, cuando una parte de las
élites españolas compran el mensaje foráneo ilustrado y confunden modernidad y
rechazo de lo propio”. Una pena que desde Menéndez Pelayo esto suena un poco
añejo.
Permítanme
que justo a la hora de escribir estas líneas se ha producido en la campaña
electoral norteamericana una mención a Puerto Rico por parte de los trumpistas
como “isla basura”, quizá para un Pedro Baños que tendrá clara su posición
radicalmente en favor de Donald Trump le pueda recordar su mención: “Frente a
los intentos de Estados Unidos de hacer de Puerto Rico su conejillo de indias
particular en el Caribe, los puertorriqueños han mostrado una tenacidad
sorprendente en la defensa de su identidad y dignidad como pueblo”.
Justamente,
y llegamos a la actualidad, EEUU es uno de nuestros grandes enemigos,
materias primas, seguridad, migración, crimen organizado, narcotráfico… son
esferas en las que los norteamericanos operarían contra la hispanidad por sus
intereses comerciales y económicos. De China apunta a la competencia
económica, importa de los países iberoamericanos el 74% de la soja que
consume (Brasil y Argentina), el 68% del cobre (Chile), el 43% de la carne, el
22% del hierro y el 10% del petróleo, explica.
“La
Hispanidad es una civilización que engloba a unos quinientos millones de
personas, unidos por la lengua, la profunda herencia de un catolicismo que va
mucho más allá de la fe, y cinco siglos de intercambio humano entre España y
América, sin olvidar los lazos con Filipinas, ni la presencia colonial de
España en África (…) La investigación, el desarrollo y la innovación conjunta
entre Europa e Hispanoamérica, tomando a España como nexo intercontinental,
representaría una poderosa alianza que aportaría riqueza y progreso con una
visión hispanista.”.
Lengua
y cultura, economía, información y comunicación, geopolítica común, seguridad y
defensa, multiculturalidad… nos llevan a “plantearnos conceptual y
operativamente la Unión Hispanoamericana (UH), cuyo vínculo de unión principal
sea el español y sus lenguas afines en todos los territorios hispanohablantes
vinculados histórica o políticamente con España”. Sería algo más del 10 % de la
población mundial con sus más de 860 millones de habitantes.
Vivimos
en plena eclosión de las batallas culturales, en España ha sido fundamentalmente
el Procés catalán como delirio del nacionalismo periférico, una de las causas
fundamentales de la eclosión de la extrema Derecha con el nacionalismo español
como uno de los elementos a explotar en los próximos años; Hispanidad y la
Reconquista
(se sumará) como reclamación identitaria nos devolverán a los tiempos donde mitos
históricos y personajes que los “engrandecen” son utilizados como explicación de
lo que se sintetiza a la perfección en la “unidad de destino en lo universal”.
Pedro
Baños en Geohispanidad hace un relato, que no un texto académico ni tan
siquiera de interpretación histórica en términos científicos, donde la historia
no es más que un vehículo destinado a llegar a una conclusión forzada y
premeditada,
sin duda destinado a ser un libro con grandes resultados en ventas pero
destinado, como el resto de la obra de este autor, a quedar en el rincón de
la anécdota sentimental del identitario español más rancio y retrógrado.
Temas
históricos, nacionalismo, extrema Derecha… son temas muy tratados en El
Polemista con en torno a un centenar de reseñas y otro tanto de artículos y
análisis. ÍNDICE: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html