No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

martes, 30 de septiembre de 2025

¿Rebelión de la Generación Z? Breves apuntes a las protestas, por Jorge Navarro Cañada.

Las manifestaciones y protestas vinculadas con la llamada Generación Z ( nacidos entre 1997-2012) se extiende desde las originales de Sri Lanka en 2022, Bangladesh en 2024 o Nepal este año, a Perú o Paraguay... también Marruecos estos últimos días. Tienen cada una sus particularidades, pero planteo unos breves apuntes generales:

Es un fenómeno nuevo que con los recursos de análisis que tenemos me temo que difícilmente lo vamos a entender bien por ser un colectivo 100% nativo digital que establece sus relaciones y se informa a través de redes sociales y se relaciona de forma virtual con famosos, marcas, personajes de ficción, inteligencias artificiales… sin origen geográfico común y con intereses diferenciados a los que han motivado otras protestas, en cada país puede adoptar diferentes formas, en Europa se están “trabajando” con lo que casi podríamos llamar “fobias”, por ejemplo a los pensionistas como reproche a su precariedad (este punto ya está siendo objeto de análisis por diferentes grupos políticos como posible reclamo electoral para los más jóvenes). No obstante es un fenómeno destinado a generar cambios reales en las regiones del mundo donde ocupan porcentajes de la población notables, fundamentalmente países de vías de desarrollo donde la pobreza y la baja movilidad social sumado a regímenes ajenos por completo a ellos además de ineficaces y corruptos les niegan expectativas de futuro.

Se presentan como innovadores, autodidactas, emprendedores… rechazan las titulaciones clásicas como las licenciaturas en favor de las certificaciones técnicas, perciben el mundo como un cambio constante e híbrido y sus expectativas laborales van en esa línea (los trabajos ideales serían los de influencer, desarrollados de videojuegos…) con libertad de jornada y contratación. Sólo problemas como el acceso desigual a tecnología, a la educación, a la salud, empleo digno o participación política en fondo y forma dan a la idea de la complejidad del asunto.

Tampoco ideológicamente se identifican de la misma manera, muy al contrario, por ejemplo valores como la democracia tienen mucho menos predicamento que en generaciones anteriores. Y se manifiestan por nichos (desde salud mental a medioambiente o comunidades LGTBIQ+) pero sus "batalla ideológicas" se libran en chats de videojuegos o canales similares.

Parece que de momento es a través de grupos de WhatsApp como se coordinan, pero con total seguridad irán mutando, en principio por medios tecnológicamente diferentes a experiencias anteriores, aunque no pasemos por alto que en el mundo asiático ya en a principio de este siglo las protestas populares de Filipinas se coordinaron por medio de mensajes de texto, o más cerca y poco después otras que van desde la mal llamadas Primaveras Árabes, 15M español, Occupy Wall Street, Chalecos Amarillos… dependieron mucho de Twitter. (Estos movimientos en su día fueron tratados en El Polemista en profundidad. Ver índice http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

La gran novedad ahora es que la comunicación tecnológica no es un instrumento, es la forma natural de comunicación y en ese contexto el papel que puede desempeñar la Inteligencia Artificial está por ver. Otro aspecto nuevo es el vínculo digital y de edad como elemento común y de solidaridad, por encima de otros como la procedencia, incluso la ideología.

Hasta ahora no hay una estética común aunque los asiáticos han utilizado una bandera pirata de un anime japonés, Once Piece (imagen y explicación abajo), o el hashtag #SEAblings (un juego de palabras con "siblings", hermanos), pero si algo aporta también novedad es la velocidad a la que se propaga, así que estaría “todo por hacerse”.

Respecto a la violencia que puedan generar no está claro, las protestas asiáticas sí lo han sido, lo que parecen sus secuelas, imitaciones, o algo mayor en otras latitudes está por ver, como también las respuestas políticas que el poder va a recibir.

One Piece, de Eciichiro Oda (1997), manga japonés que narra la historia del capitán pirata Monkey D. Luffy y su particular tripulación del “Sombrero de Paja”. La bandera simboliza la lucha contra el autocrático Gobierno Mundial, esta llegó a considerarse en las protestas en Indonesia un “peligro para la seguridad nacional”.

Foto Foto: Anadolu (Anadolu via Getty Images)








viernes, 19 de septiembre de 2025

El macartismo parece una broma comparado con el autoritarismo de Donald Trump y sus legiones de ultras. Adiós a la Primera Enmienda, por Jorge Navarro Cañada.

Donald Trump redobla la apuesta y aprieta el acelerador autoritario y represivo. Si se temía una vuelta al macartismo ahora ya hablamos de combatirlo, huir de él o responder a ello, la expulsión fulminante de Jimmy Kimmel de la cadena ABC tras criticar al trumpismo y la celebración de Trump antes de amenazar a quienes osen criticarle se suman al clima de persecución y acoso a todo aquello que la oleada de extrema Derecha autoritaria en Norteamérica más peligrosa para los propios EEUU campa a sus anchas.

El macartismo arraigó porque la Derecha estadounidense siempre pensó que el progresismo (incluye cualquier avance en derechos y oportunidades para las mujeres) era en sí mismo una amenaza para la forma de vida americana entendida esta como los valores que dan sentido a los EEUU. Tras la irrupción soviética esto para ellos pasó a ser una amenaza existencial, pero la Reacción ya venía como respuesta al New Deal de Franklin D. Roosevelt y había elementos comparables a lo que hoy llamamos “guerras culturales”.

En 1947, el Demócrata Harry S. Truman aprobó el “programa de lealtad” por el que la Administración investigó a más de cinco millones de trabajadores federales para asegurarse que no pertenecían a ninguna organización subversiva. Estaba allanando el camino para lo que vendría a manos de los Republicanos.

En 1953, ya eran miles de profesores y demás personal de universidades, sindicalistas, escritores activistas, funcionarios los que habían perdido su trabajo o estaban en la cárcel. El clima de acoso y persecución a todo “enemigo” de América borraba a una parte de la sociedad norteamericana haciéndola sospechosa.

Incluso la persecución del Inmigrante hoy busca inspiración en esa época, el Departamento de Estado de Marco Rubio para poder deportar a extranjeros considerados una amenaza para la política Exterior echa mano de la legislación de 1952.

Trump aprende e imita, en 1954, el pionero de las encuestas George Gallup: “Incluso si supieran que McCarthy había matado a cinco niños inocentes, probablemente seguirían apoyándolo”.

En esa época la sociedad norteamericana cedió, no había una Sociedad Civil bien construida y desde universidades a sindicatos poderosos como el automóvil, medios como CBS o New York Times, empresas como General Motors o General Electric incluido estudios de Hollywood participaron de la “caza de brujas”, incluso las organizaciones supuestamente dedicadas a la defensa de las libertades intervinieron para proteger a los perseguidos.

¿Hoy pasará lo mismo? En teoría no, los recursos de la Sociedad Civil se supone que están en guardia, pero también hemos visto que la censura está funcionando.

Sin embargo, Donald Trump, a diferencia de la época del macartismo no se considera afectado por la legislación ni por las normas legales, esa puede ser la diferencia entre el declive de McCarthy y cómo lo tuvo que asumir, y cuál puede ser la reacción de Trump, ciertamente la posición de poder no es la misma y el senador sucumbió a la moción de censura del Senado, pero sus ideas siguieron vigentes en demagogos como él.

También hoy tenemos un FBI al nivel del de Hoover que encontraba organizaciones subversivas y motivos de sospecha en casi todo, incluido ser judío o gay. El anuncio de declarar terrorista a “Antifascista”, una organización inexistente e indefinible por ser la suma de grupos que no están ni conectados en muchos casos entre ellos, le permite definir como tal a quien quiera y reprimirlo.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html


Esbozo Bob Staake.



miércoles, 17 de septiembre de 2025

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi. La vuelta de un clásico más actual y necesario que nunca ante el retroceso de la mujer.

En 1991 la Premio Pulitzer Susan Faludi publicaba Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna (en España editado por Anagrama en 1993), un libro que cambiaría la forma de entender el feminismo, precisamente porque era un texto feminista escrito para personas que o no lo eran o podían necesitar desde la experiencia y a través de multitud de datos e investigación la hipocresía que se escondía tras el discurso antifeminista abarcando desde los programas políticos hasta la psicología po­pular, pasando por el lenguaje televisivo, cinematográfico, empresarial, jurídico…

En mi caso fue un texto que llegó siendo un estudiante de Ciencias Políticas al que como mayor aportación supuso el ver de otra forma la ficción, la publicidad, la moda, una lectura diferente de la sociedad hacía de los comportamientos y la posición femenina en ella, el lugar de la mujer en el empleo, en la familia… en realidad suponía un cambio de prisma generado por un libro bien documentado en datos, entrevistas, análisis…

Pues bien, estamos de enhorabuena quienes entonces tuvimos la suerte de abrir los ojos a muchas cuestiones que nos planteaba y además necesitaba una puesta a punto en una edición actualizada (aunque el texto sigue siendo el mismo salvo en la traducción y el prólogo de Mar García Puig).

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo (Ed. Península) en su actualización vuelve a plantear cuestiones esenciales, quizá ahora más que nunca porque los progresos de la mujer están mucho más amenazados que en los años ochenta y su reacción contra década anterior de progresos. Lo que entonces era una “nueva Derecha” hoy se sigue presentando de forma similar y va a imponer una vuelta de la mujer al mundo doméstico, al matrimonio, a la maternidad, la sumisión y la aceptación de una función basada en la obediencia y la natalidad. En todo el mundo, no sólo en Occidente la mujer retrocede y pierde todos los avances logrados en las últimas décadas, hoy camuflados en la obsesión antiwoke y las nuevas emergencias demográficas la Derecha, cada vez más poderosa y agresiva supone una amenaza y emergencia para todo el género femenino.

Comencemos por el prólogo de Mar García Puig porque puede ser muy útil para quien no conozca la obra:
“[…] backlash es un préstamo del inglés que significa una enérgica reacción a un cambio social reciente «Susan Faludi defiende que todos los backlash se acompañan de una crisis de masculinidad. […] El backlash al que asistimos se alimenta de la frustración masculina que halla su caldo de cultivo en la red. Conocemos como manosfera o machoesfera aquellos espacios virtuales que comparten y alimentan un discurso misógino y antifeminista. Es ese lugar donde se reproduce el mismo discurso de la ultraderecha: que el feminismo odia a los hombres, y que, si se sienten desgraciados, es por culpa de los derechos que han adquirido las mujeres. «Según Susan Faludi, «el movimiento feminista tuvo sus momentos culminantes a mediados del siglo XIX, a principios del siglo XX, a comienzos de la década de los cuarenta y en los primeros años de la de los setenta». Pero «en todos los casos la reacción ha salido vencedora».”
La reacción contra los derechos de las mujeres es un tema recurrente en la historia de Estados Unidos, apareciendo cada vez que las mujeres avanzan hacia la igualdad. Pero a diferencia de otros tipos de progreso, los derechos de las mujeres han enfrentado retrocesos de manera constante. No ha sido una evolución lineal hacia la igualdad, ha estado marcado por altibajos.

Y es que si hay un mensaje vehicular de este libro:

“En otras palabras, la reacción antifeminista no se desencadenó porque las mujeres hubieran conseguido plena igualdad con los hombres, sino porque parecía posible que llegaran a conseguirla. Es un golpe anticipado que detiene a las mujeres mucho antes de que lleguen a la meta. (…) En la década de los ochenta, algunas mujeres consiguieron mejoras sustanciales en su situación antes del impacto del backlash, pero hubo muchos millones que se quedaron estancadas.”

La reacción antifeminista considera dos clases de mujeres en potencial crisis nerviosa: las solteras y las que cobran buenos sueldos por su trabajo; Faludi encontró docenas de manuales, revistas, libros… donde se aseguraba y argumentaba que las mujeres solteras padecían cifras récord de depresiones mientras que las profesionales bien retribuidas presas del agotamiento lo hacían de todo tipo de males, desde mareos a ataques cardiacos. En los años ochenta diferentes estudios sobre la incidencia de enfermedades mentales detectaron un aumento de las depresiones entre las mujeres nacidas de 1945 a 1960, la conclusión que le encontraron médicos y periodistas estaba en el feminismo: “Si las mujeres nacidas en aquellos tres lustros, argüían, no hubieran disfrutado de tanta libertad, las solteras estarían casadas y las profesionales se habrían quedado en casita cuidando de sus hijos; en ambos casos, estarían más tranquilas y más sanas de cuerpo y de espíritu.”

La mujer cada vez que se acerca a atisbar el disfrute completo de la dignidad y la justicia humana al nivel del hombre oye que no es el momento todavía, aun peor, en muchos casos acaba aceptándolo.

En el mundo del espectáculo el backlash y sus medios de comunicación, el cine, la publicidad y la industria de la belleza impusieron en aquellos años en contraposición a la mujer franca y directa a la mujer-niña, discreta y reservada, una «dama» neovictoriana de pálido rostro, que no sale de casa, habla con una vocecita aguda, mostrada casi indefectiblemente como algo «escogido» por ella.

Los periodistas no escribían artículos informativos, sino esquemáticos dramas moralizantes en que las mujeres de clase media representaban el papel de cristianas inocentes engañadas por la serpiente feminista. La mujer tenía que pagar arrepintiéndose por sus ambiciones y su egoísmo persiguiendo la igualdad.

También la moda imponía una línea para la “alta feminidad” que debían aceptar las mujeres que trabajaban. Para ello tras una cortina de adulación y fingida admiración para la mujer que aceptaba las reglas del juego, las que no, aparecían en los anuncios publicitarios o reportajes fotográficos como maltratadas o sencillamente despreciadas.

Los reaccionarios no lograron modelar a los Estados Unidos a la familia nuclear idolatradora de papá que intentó propugnar, sin embargo, consiguieron implantar esa imagen en la mente de muchas mujeres, fomentando una inquietante o incluso atormentadora disonancia. El feminismo y las libertades no hicieron desgraciadas a las mujeres, fue el choque entre el deseo de igualdad -impulso, que se resistió a desaparecer a lo largo de toda la década- y el backlash lo que las empujó a darse de bruces con los muros de las inseguridades y autorrecriminaciones que la propia reacción contribuyó a erigir.

Ofrecieron a las mujeres un modelo para alcanzar la felicidad que fracasó; dividieron sus vidas en dos formas de vida incompletas: en el trabajo y en el hogar, y luego intentó presentar la segunda como una existencia plena y satisfactoria. Las que no aceptaron sufrieron las represalias psicológicas y materiales. Quienes aceptaron renunciaron a una existencia contemporánea que nunca pudo satisfacer sus necesidades y deseos básicos.

Recordar que el último libro de Susan Faladi , En el cuarto oscuro, fue escogido entre los diez mejores títulos del año por The New York Times, fue galardonado con el Premio Kirkus en 2016 y quedó finalista del Pulitzer.

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi es importante que siga influyendo y advirtiendo a las mujeres -y también a los hombres- de lo que viene con la nueva oleada ultraderechista que por días va tomando más espacios en la vida social.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html



viernes, 12 de septiembre de 2025

La imaginación de Miguel Tellado; la dialéctica descontrolada del Partido Popular y la versión desacomplejada de Feijóo. Por Jorge Navarro Cañada.

Tras el lamentable asesinato de Charlie Kirk y tras señalar a “la Izquierda radical” de él antes de ninguna prueba y en una reacción presidencial inédita en la historia de EEUU ante un acto de violencia política (que viene precedido del asesinato de senadores Demócratas entre otros hechos de esa naturaleza) Donald Trump llama a la venganza y anuncia “una paliza a los lunáticos de la izquierda radical” dentro de un discurso guerracivilista suyo y el de los suyos (Steve Bannon: “Estamos en guerra (…) habrá oraciones, duelo y banderas a media asta, pero debemos mantener una determinación férrea”).

Acompañando esa retórica la extrema Derecha en todo el mundo Occidental hace eco de ello, en España Santiago Abascal:

“El asesinato de Charlie Kirk está mostrando la manía homicida que domina a gran parte de la izquierda occidental. No solo por el repugnante crimen, sobre todo por la impunidad con que lo justifican. Y es necesario recordar que la izquierda más ultra de occidente gobierna en España.”

Y llegamos al Portavoz en el Congreso de los Diputados del Partido Popular, Miguel Tellado, máxima expresión del ideario de Alberto Núñez Feijóo a falta de oírle a él manifestarlo (para eso lo ha puesto ahí):

“Abro debate: ¿Qué pasaría en España si una persona de ultraderecha asesinara a tiros a un activista de izquierdas? ¿Qué pasaría si un ciudadano español de piel blanca asesinara a una mujer de procedencia extranjera y otro color de piel?”

Más allá de lo obvio, en España ya hemos vivido en Democracia el asesinato de activistas de Izquierda a manos de asesinos de extrema Derecha, por cierto varios de esos crímenes todavía sin resolver por la connivencia y protección que fundadores de lo que hoy es el Partido Popular (no sólo) les otorgaban.
Similares a esos, españoles “de piel blanca” (como debate Tellado) asesinaban a personas de color en discotecas abandonadas o apalizándolos impunemente, esto último lo siguen haciendo incluso llamando a la “caza” de ellos, este verano ha sido buena prueba de ello. Con este mensaje el Secretario General del Partido Popular lo que intenta es blanquear ese tipo de actuaciones, primero por convicción, y segundo porque cree que le beneficia hacerlo en su competición con otros personajes de similar pelaje ideológico como el antes citado Santiago Abascal.

Pero mucho más preocupante que la coyuntura oportunista habitual en el tono más o menos violento de Miguel Tellado esta posición al unísono con el populismo de Derechas más extremo marca la deriva del Partido Popular en esa dirección cuando esta era secundada sólo por sus sectores más reaccionarios del que Isabel Díaz Ayuso era su máximo exponente. Y cabe hacerse la pregunta: ¿tiene vuelta atrás la sintonía con el fenómeno político -el trumpismo- que ha dotado de “legitimidad” como discurso de poder a la extrema Derecha en todo el mundo?

No hay ya lugar a la duda aunque existan elementos de teatralización que puedan introducir matices: Miguel Tellado habla mucho más allá de su posición estrictamente personal y lo hace en nombre de la Ejecutiva del PP, incluso por encima de su posición de Portavoz. Ello tiene lecturas que abarcan la totalidad del escenario político en España que pierde el referente del partido político Conservador heredero de la Derecha europea clásica incluidos sectores mayoritarios décadas atrás como los democratacristianos o los liberal-conservadores.

Y peor aun, el director de orquesta, Donald Trump, no hará más que endurecer su dialéctica si cabe más, y aunque EEUU no va a una guerra civil, sí se precipita a una etapa de violencia política donde está retórica será cada vez más contagiosa y adictiva, no sólo para sus partidarios originales, sino también para sus recién llegados. Miguel Tellado es el elegido para hacer el papel de imitador sin complejos, a diferencia de Alberto Núñez Feijóo que espera recoger frutos de ello. Y también la deriva del Partido Popular invita a pensar que necesitará de las mismas armas de coacción -entre ellas las la palabra- que gasta el presidente norteamericano.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html